https://mail.google.com/mail/u/0/?ui=2&ik=3ab76eea9c&view=att&th=1648a6d4d6c2fa40&attid=0.1&disp=safe&zw
BYMADATA - Cotizaciones en Tiempo Real | BYMA Bolsas y Mercados Argentinos

La CDU opta por la continuidad del legado de Merkel con la elección de Kramp-Karrenbauer

Annegret Kramp-Karrenbauer ha sido elegida como sucesora de Angela Merkel al frente del centro-derecha alemán. Los 1.001 delegados han elegido a la candidata frente su rival Friedrich Merz. La ganadora debe a partir de ahora dirigir el mayor partido de Alemania y sobre todo tejer la unidad en una formación claramente dividida, según ha quedado patente con el resultado de la votación. La ganadora se sitúa ahora en la primera línea para convertirse en el próximo canciller alemán. Cuando Merkel anunció a final de octubre que dejaba el partido, aseguró también que continuaría como canciller, al frente del Gobierno hasta 2021.
Ha sido necesaria una segunda vuelta. En la primera, Kramp-Karrenbauer logró el 45% de los votos, frente al 39% de Merz y el 15,7% de Spahn. Al no lograr ninguno la mayoría necesaria, los delegados volvieron a votar ya con Jens Spahn, el tercer candidato, fuera de la carrera.

Tres candidatos se postulaban para suceder Merkel al frente del partido.
 Kramp-Karrenbauer, apodada AKK, la candidata continuista del legado de la canciller; Merz, representante de la ruptura y de la vuelta a los valores conservadores tradicionales del partido; y con menos posibilidades, Spahn, ministro de Sanidad y defensor también de un giro a la derecha. Estaban llamados a votar 1.001 delegados, representantes del partido en todo el país. El 34,3% de ellos son mujeres, según las encuestas, más favorables a la candidatura de AKK.La Unión demócrata cristiana (CDU) gobierna en coalición con la socialdemocracia y que se enfrenta como el resto de partidos tradicionales de Europa a una considerable pérdida de votos, debido en parte al auge del populismo de extrema derecha.
En la CDU convive un intenso deseo de cambio y renovación con la esperanza de que la nueva figura sea capaz de unir a un partido fracturado principalmente por la crisis migratoria que comenzó en 2015 y que ha resultado en la llegada de un millón y medio de demandantes de asilo a Alemania. Parte del partido acusa a Merkel de haber perdido el control de las fronteras del país.
Explicaba bien el dilema minutos poco antes de la votación a este diario Fritz Güntzler, diputado y uno de los delegados llamados a decidir. “AKK es una opción más estratégica y Merz una más emocional. Es el mesías que promete resucitar a la vieja CDU. Él atrae a los soldados; ella a los oficiales”, piensa Güntzler. Mientras habla, a su alrededor muchos delegados van marcando la papeleta con su voto.
Quieren los militantes y delegados de la CDU sobre todo, que el nuevo presidente sea capaz de frenar la sangría de votos en el partido. El 41,5% que la CDU logró en 2015 parece ahora una ensoñación. Las encuestas de intención de voto indican que de celebrarse hoy las elecciones, obtendría un 27,5% de los votos.
El problema es que renovación y cohesión no son ambiciones necesariamente compatibles a la vista de los candidatos. Si Merz o incluso Spahn representan más o menos lo nuevo, son a la vez figuras que polarizan mucho y difícilmente podrían ejercer de puente en el partido. AKK, por el contrario, es la figura de consenso, capaz de arropar a las distintas corrientes que cohabitan en la CDU, pero a la vez simboliza el aparato más tradicional del partido y hasta cierto punto, la continuidad de la era Merkel.
AKK pronunció un discurso muy aplaudido en el pidió coraje al partido para afrontar las turbulencias de un mundo que se enfrenta a cambios profundos. “No es suficiente con atacar al rival político. Tenemos que tener nuestras propias ideas”. Habló de las elecciones Europeas y de cómo la CDU debe ser capaz de crear una Europa “resistente a eurocrisis y con intereses de seguridad comunes”. Habló de la digitalización, de educación y de los servicios públicos. Fue un discurso factual pero en el que también llamó a acabar con las divisiones en el partido. “Para mí hay solo una Unión”.
Después le tocó el turno a Merz, también muy aplaudido y en el que consideró el éxito de la extrema derecha “insoportable”. El candidato hizo hincapié en la necesidad de conectar con los votantes y en garantizar la seguridad de la gente “que no se siente segura saliendo a la calle y que ha perdido la confianza en que vayamos a ser capaces de solucionar sus problemas”. Y dijo que los ciudadanos esperan que “el Estado tenga el control de sus fronteras”, en clara alusión a la política migratoria de Angela Merkel. Merz llamó también a marcar diferencias con el SPD, el partido socialdemócrata con el que los conservadores gobiernan en coalición. “Este congreso tiene que marcar un nuevo comienzo”, pidió.
En la gran sala del palacio de Hamburgo se respiraba esta mañana un ambiente efervescente. Desde 1971 no había habido una elección semejante y desde primera hora de la mañana los delegados fueron tomando asiento. “Esto es muy emocionante. Hacía años que no teníamos esta oportunidad. Este puede ser un congreso histórico”, dice Sabine Verheyen, mientras toma asiento. Representa a Renania del Norte-Westfalia, la delegación más numerosa y cree que lo importante es “votar a alguien que pueda organizar y unir al partido, alguien que sea capaz de trabajar con Merkel en la actual gran coalición de gobierno. Este país necesita estabilidad”. Esa persona es para ella AKK. “No es una mini Merkelcomo dicen, en muchos aspectos es más conservadora que ella”, sostiene.
Andre Kuper, jefe de filas del grupo en Renania del Norte y también delegado, reconoce que “hay un resentimiento muy fuerte en el partido contra Merkel por haberse alejado de los valores tradicionales conservadores”. Cree que Merz es capaz de recuperar votos para el partido, pero también piensa que su riqueza –es un candidato millonario, con dos aviones en propiedad- le aleja del ciudadano medio.
Otros, como Kristi Waldhem, de Hannover, ha decidido esperar a escuchar a los candidatos en Hamburgo. “Queremos a alguien cuya propuesta no sea luchar contra Merkel, sino aportar contenidos y un perfil para el partido”, explica.
Kramp-Karrenbauer es la política designada por Angela Merkel para sucederla al frente del partido. En febrero fue nombrada secretaria general de la CDU en un primer salto a la política nacional. AKK tiene una dilatada experiencia en el Gobierno regional del Sarre, un pequeño Estado al oeste del país, donde ha sido ministra de Interior regional y jefa del Gobierno de Sarre. Su elección implicaría una transición ordenada, con Merkel al frente de la cancillería.
Merz es el hijo pródigo que vuelve al partido después de diez años en el sector privado. Representa a quienes desean que el partido vuelva a sus raíces, porque cree que la socialdemocratización de Merkel les ha llevado a un descalabro en las urnas. Dice que quiere dar un perfil más definido al partido, distinguirlo de otras formaciones, es decir, de la socialdemocracia (SPD) con la que la CDU gobierna en gran coalición. Promete recuperar también los votos migrados a la extrema derecha. Pero aglutina también el descontento con la gestión de Merkel en los últimos años. Es el candidato de la venganza, rival histórico de la canciller, que lo relegó en 2002, cuando era jefe del grupo parlamentario.
En la recta final de la carrera sucesoria se ha hablado mucho cómo recuperar a los votantes que se han pasado a la extrema derecha y el discurso de los aspirantes se ha contagiado de los temas con los que triunfan los extremistas, principalmente la inmigración. Es cierto que en las generales de 2017, un millón de votantes de la CDU migraron a la extrema derecha, pero también es verdad que esa es una cifra algo menor de la suma de los votos que el centroderecha recibió de antiguos votantes de la socialdemocracia y Los Verdes (1.120.000). Es decir, el viraje al centro de Merkel sumó más que restó.


elpais