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No te comas el verso

La estrategia de “Invertir y esperar” no es tan redituable como parece.

Diariamente suelo navegar por Twitter para ver cuáles son las visiones de los principales analistas de mercado acerca del futuro de las acciones y los bonos en todo el mundo.

En estos tiempos de mercados turbulentos, me resulta particularmente útil conocer los análisis de los gurúes financieros desde distintos enfoques, para tener una idea más amplia y precisa acerca de lo que puede pasar, y tomar mejores decisiones de inversión.

El martes quería saber si los analistas pronosticaban la recuperación de las acciones o si, por el contrario, el mercado iba a seguir bajando y dejando muchas cuentas al rojo vivo.

Scrolleando desde mi celular, me topé con el siguiente gráfico que me llamó poderosamente la atención:



Allí podemos ver la evolución del principal índice accionario de los Estados Unidos, el S&P 500, en los últimos 90 años.

A primera vista, es impresionante la escalada que se pegaron las acciones en todo ese tiempo. Desde niveles cercanos a los 25 puntos, el índice llegó hasta los 2.940 puntos para luego descender hasta los 2755, nivel en el que se corta el gráfico. Punta a punta, las acciones despegaron un 10.920 por ciento. 

Pero no todo lo que brilla es oro.

Si hacemos el cálculo para ver a qué ritmo promedio subieron las acciones en ese tiempo, vemos que aumentaron apenas un 5,36 por ciento por año.

¡Muy poco!

Sinceramente me quedé boquiabierto después de hacer los números. Esperaba que la cifra fuera mucho mayor y que justificara semejante escalada.

Si no me creés, te invito a que hagas el cálculo.

Por obra y magia del interés compuesto, tu abuelo podría haber invertido 25 dólares en 1928 al 5,36 por ciento anual y hoy tendrías 2755 dólares(previo a la baja de esta semana).

El gráfico era presentado como la evidencia que corrobora que el dinero en la Bolsa se hace invirtiendo a largo plazo, desestimando la operatoria del trading por la cantidad de dinero que se va en comisiones por todas las operaciones, y la presunta baja efectividad de las estrategias de trading.

Los rendimientos de los sistemas de trading son muy variados. No existe el sistema perfecto que sea 100% efectivo. Hay sistemas con buenos y malos porcentajes de aciertos. También existen sistemas que aciertan en pocas ocasiones, pero son útiles para generar dinero ya que acotan las pérdidas en las operaciones malas y obtienen grandes rendimientos en las operaciones positivas.

En promedio, un sistema de trading conservador puede dejarnos entre un 3 y un 4 por ciento por mes en dólares. Por año ganaríamos entre un 42 y un 60 por ciento en moneda dura. Es decir que, aun sin asumir grandes riesgos, con un sistema de trading podemos llegar a ganar entre 8 y 12 veces más que invirtiendo en acciones y esperando un tiempo prolongado a que suban de precio.
Supuestos que lo tumban
El gráfico supone que quien invirtió hace 90 años armó su cartera de acciones según la composición del S&P. En esa época no era posible comprar índices o ETFs que replicaran el movimiento del S&P. Sólo podías comprar acciones. Algunas de las empresas que existían en aquel entonces quebraron, y se sumaron otras, vinculadas a las nuevas tecnologías y formas de producción.

Con lo cual, la idea de “invertir y esperar” también asume que realizás una pequeña cantidad de operaciones para seguir los cambios del índice, incorporando las nuevas compañías y desprendiéndote de las que desaparecen.

Invertir a largo plazo también supone que no vas a vender parte de tu paquete accionario para hacer uso de ese dinero. Ni siquiera durante las peores crisis económicas, cuando más difícil se vuelve generarlo y cuando el miedo a perder lo conseguido taladra tu cabeza.

¿Salir a atacar o esperar?
En finanzas solemos llamar gestión pasiva a la estrategia que replica un índice, y gestión activa a aquella estrategia que busca sacar un rendimiento mayor al índice de referencia, aprovechando los momentos, comprando las acciones infravaloradas y vendiendo las sobrevaloradas.

Las ventajas de la estrategia pasiva son los menores costos en comisiones, tiempo y trabajo empleados; no requieren tener el timing justo para saber cuándo comprar y vender, ni saber leer hacia dónde va el mercado. Y son muy efectivas en mercados que están saliendo de crisis y cuentan con promisorias perspectivas.

En cambio, al aprovechar los momentos del mercado, la estrategia activa permite obtener mejores rendimientos, una mayor liquidez y un mejor uso del capital. Se adapta más rápidamente a la realidad cambiante. Y, con los stop orders, asume menores riesgos de que una baja borre las ganancias acumuladas.

Desde Contraeconomía, tenemos un servicio llamado Argentina Contra-Relojque busca aprovechar los momentos del mercado local. Basado en un sistema computarizado que procesa miles de datos del mercado, recomienda operaciones de trading en acciones y cedears. Y sugiere la inversión en bonos y acciones extranjeras para cubrirte de las crisis argentinas.



Hasta la semana que viene,

Bruno Perinelli

Para CONTRAECONOMÍA