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Trump llega a un acuerdo con México sobre la industria del automóvil

La administración Trump movió ficha por fin después de más de un año de inacción en las negociaciones del Nafta, con el anuncio de un acuerdo preliminar con México para revisar las partes más contenciosas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, conocido como Nafta, que ha regulado el comercio en los últimos 24 años.
El preacuerdo se centra en las regulaciones de la industria automovilística y resuelve un punto de fricción entre ambos países, en un esfuerzo para repatriar gran parte de la producción de vehículos estadounidenses que se fabrican en México.
Bajo el nuevo acuerdo, las compañías automovilísticas deberán producir al menos un 75% (desde el 62,5% actual) del valor del vehículo en territorio nacional para evitar tarifas comerciales de importación. Adicionalmente la industria de automóviles deberá consumir más acero, aluminio y partes de fabricación nacional. Asimismo, la industria deberá producir ciertas partes del vehículo con trabajadores con salarios de al menos 16 dólares la hora, algo muy bien recibido en EEUU y Canadá.
Aunque importante en el avance de las negociaciones con México, este acuerdo preliminar, que excluye a Canadá, ausente en este tramo de las negociaciones, son aún migajas en la gran tarea de revisión del Nafta.
Con ello la administración ha inyectado tracción a un tratado en soporte vital durante meses, que algunos daban incluso por muerto, en un movimiento dirigido mayormente al consumo doméstico, con el objetivo de cambiar la conversación hacia una óptica más constructiva de cara a las elecciones de noviembre. Y por otra parte, distanciarse de la plaga de escándalos que en recientes semanas acosan al presidente.
Desde su escritorio en el Despacho Oval, Trump hizo el anuncio oficial junto al presidente de México Enrique Peña Nieto en el teléfono, donde ambos departieron en felicitaciones mutuas y ensalzaron el trabajo de todos, en especial la participación del presidente electo López Obrador.
Peña Nieto, que no dejó de mencionar la necesidad de traer a Canadá de vuelta a la mesa negociadora, no escatimó en elogios para Trump, a quien conminó a firmar un acuerdo de comercio tripartito lo antes posible y sellarlo con tequila.
Muchos de los cambios acordados actualizan el tratado en lo referente a la economía digital y reflejan el crecimiento de internet en el comercio que ha tenido lugar en las ultimas décadas.
Trump señaló que el nuevo tratado llevará otro nombre para alejarse de las connotaciones 'negativas' del Nafta, y añadió que Canadá podría unirse al acuerdo, aserción que sigue la advertencia previa del presidente a Canadá a eliminar las tarifas automovilísticas si quieren un acuerdo comercial.
El acuerdo permanecía estancado en los últimos días tras arduas negociaciones en temas difíciles, que incluyeron compatibilizar las nuevas regulaciones a vehículos con la amenaza de Trump de imponer tarifas comerciales adicionales. Otros temas delicados incluyen las nuevas medidas que abrirían el sector del petróleo y gas mexicano a inversiones extranjeras, provisiones en las que el presidente electo mexicano López Obrador tuvo una importante participación a través de su negociador designado Jesús Seade.
Alivio para la industria
El preacuerdo ha sido recibido con alivio por parte de la industria de ambos países a pesar de que muchos deseaban haber finalizado un acuerdo sobre la revisión del Nafta en su totalidad antes de septiembre. La fecha hubiera granjeado tiempo suficiente para su aprobación por el Congreso y la firma de Enrique Peña Nieto antes de dejar el cargo. Un objetivo claramente imposible dadas las fechas y la ausencia de Canadá con mucho aún por hacer en la ingente tarea de revisar el macro-tratado comercial tripartito.
La participación de Canadá en el acuerdo es imperativa y viene apoyada por el Congreso y la industria de Norteamérica, cuya cadena de suministro industrial depende fuertemente de los tres países, algo que descarta por completo la noción de posibles acuerdos bilaterales.
El acuerdo con México llega también en un momento de guerra comercial internacional en la que gran parte de la industria nacional estadounidense se ha visto afectada por tarifas comerciales internacionales en represalia a las tarifas impuestas por la administración Trump a productos de países extranjeros.
La industria nacional, que depende estrechamente de los tratados comerciales, ha sufrido en su propia piel el resultado de la táctica de confrontación de Trump hacia los dos grandes socios comerciales de Estados Unidos en la región, con la imposición de tarifas sobre el acero y aluminio, y la importación de vehículos.
En general, el impacto de la guerra de tarifas arancelarias en el comercio global ha incrementado los costes de los negocios y ha reducido el acceso de mercados internacionales a gran parte de la industria de manufactura, la agricultura, el comercio y otros ramos de la industria nacional.
Aunque las relaciones de Trump y el primer ministro Trudeau se han distanciado en los últimos meses desde la reunión del G7, la ministra canadiense de Exteriores, Chrystia Freeland, señalo el viernes que Canadá estaría contento de unirse a las negociaciones trilaterales una vez que los temas bilaterales hayan sido resueltos.



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