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Seamos oportunistas del gol

El ejercicio de buscar y ejecutar oportunidades de arbitraje es similar al rol que desempeñan los clásicos delanteros de área. En esta nota te cuento en qué consiste esta operatoria.
Si sos amante del fútbol como yo, habrás visto que hay ciertos jugadores que están siempre al acecho de las oportunidades de gol.

Con un instinto de cacería innato, estos goleadores saben dónde ubicarse en el área rival y cómo moverse en cada jugada para agigantar las chances de que la pelota les caiga a sus pies y marquen goles con tan solo dar simples pases a la red.

Ejemplos de estos goleadores abundan en la historia del fútbol mundial.

El artillero alemán Gerd Müller se especializó en meter goles de rebote o por estar bien ubicado en el área contraria en los mundiales de 1970 y 1974. También podemos nombrar a los delanteros italianos Paolo Rossi y Salvatore Schillacci, botines de oro en los campeonatos del Mundo jugados en España e Italia.

Más cercano en el tiempo, Martín Palermo supo convertir más de 300 goles en su carrera. Muchos de ellos fueron dentro del área, empujando la pelota, cabeceando centros, o capitalizando los rebotes que daban los arqueros contrarios.

De vez en cuando y sin quererlo, los mercados financieros suelen “tirarnos centros” para que “convirtamos goles” con el arco libre haciendo un mínimo esfuerzo.

A veces los mercados tardan en procesar toda la información disponibleque altera la demanda y la oferta de los bienes, y por ende, los precios. Algunos bienes, por momentos, cotizan por debajo del precio de equilibrio al que llegan una vez que incorporan toda la información disponible.

Estas diferencias de precios que se dan en pequeños lapsos de tiempo nos representan oportunidades de inversión en las cuales podemos obtener ganancias sin que corramos ningún riesgo. A esta operatoria se la denomina arbitraje financiero.

Paso a contarte de qué se trata. 
Una ventana se nos abre
El arbitraje financiero es una estrategia que consiste en aprovechar el desvío del precio de un activo respecto de su precio de equilibrio para obtener una ganancia libre de riesgo. Son pequeñas ventanas que los mercados dejan efímeramente abiertas por su incapacidad de procesar en forma instantánea la información que altera los precios.

Estas ventanas se pueden encontrar en los mercados de bonos, acciones, divisas, commodities y derivados.

Realizamos una o más operaciones usando uno o varios activos. En poco tiempo los precios se ajustan y hacemos las operaciones opuestas para cerrar las posiciones. De esta manera, sacamos provecho de la incapacidad del mercado de procesar instantáneamente la información y obtenemos una ganancia libre de riesgo en poco tiempo.

A continuación te doy un ejemplo para que te resulte más claro.

Pase a la red
Hace dos semanas, en plena rutina laboral, entré a la web del Rofex para ver cómo habían abierto los futuros del dólar un día después de que el tipo de cambio había subido de $ 28,10 a $ 28,60. Para sorpresa de pocos a esta altura, todos los contratos estaban subiendo arriba de un cuatro por ciento. Y el dólar mayorista había pasado de $ 28,10 a $ 29,30 en escasos veinte minutos.

De curioso, quise ver a qué precio el banco en el que opero me vendía dólares después de ver las escaladas en el mercado mayorista y los contratos de futuro. Para mi asombro, podía comprar dólares a $ 28,65.

Sí, a un precio por debajo del que se negociaba en el mercado mayorista, cuando normalmente el dólar de venta minorista suele estar por arriba. Aparentemente el banco seguía ofreciendo los dólares al precio del día anterior. Esto es, sin incorporar la fuerte suba que se estaba dando tanto en el mercado mayorista como en el de futuros.

Sin dudarlo un instante, destiné gran parte del saldo que tenía en mi cuenta a la compra de dólares a $ 28,60 a través del homebanking. Y en unos instantes se acreditaron los dólares en mi cuenta.

Media hora después volví a entrar al homebanking. Pero esta vez para ver a qué precio podía vender los dólares que había comprado unos minutos atrás. Me los tomaban a $ 28,80. Si quería comprar más moneda norteamericana tenía que pagar $ 29,80 la unidad. Es decir que en ese momento el banco ya había corregido el precio de la divisa norteamericana con la fuerte suba que estaba teniendo el dólar.

Como necesitaba pagar unas facturas que tenía pendientes, pasé los dólares a pesos y cerré la operación con una ganancia del 0,7 por ciento en escasos 30 minutos. Aproveché la oportunidad que, sin quererlo, me ofreció el banco durante unos pocos minutos, para sacar un rédito económico sin asumir riesgos.

Otro ejemplo de operaciones de arbitraje se da comúnmente en el mercado de bonos. Por momentos puede suceder que el mercado valúe dos tìtulos a distintos precios –por ende a distintos rendimientos- pese a tener características parecidas (mismos emisor, moneda y ley respaldatoria, y similar riesgo). En ese caso, para ejecutar el arbitraje debemos vender el bono con rendimiento más bajo para comprar el de mayor rendimiento. Esperamos que el reacomodamiento natural de los precios de los bonos nos dé una ganancia de capital, ya sea por una suba del título que compramos y/o por una caída del bono que vendimos.

El ejercicio de buscar y ejecutar oportunidades de arbitraje es similar al rol que desempeñan los clásicos delanteros de área. Estamos a la expectativa de que nos lleguen las mayores oportunidades para anotar. Y elegimos dónde posicionarnos para mejorar nuestras chances. Indagamos en el mercado de acciones, de bonos, de divisas, de commodities y de derivados, esperando que el mercado nos sirva la pelota en nuestros pies frente al arco y sólo nos quede empujarla a la red.

Hasta la semana que viene,

Bruno Perinelli

Para CONTRAECONOMÍA