Si el Presidente Macri no toma el toro por las astas el colapso
inevitablemente esta próximo, debe olvidar la reelección, debe
analizar a que se comprometió y que cumplió de lo prometido,
entonces advertirá que solo se diferencia en lo económico del
gobierno anterior en las formas, hoy tenemos buenos modales, se
declaman buenas intenciones, y no tenemos más cadena oficial, pero
ahí termina la diferencia.
¿Por qué decimos y afirmamos esto? Vivimos el comienzo del fin, la
inflación duplica lo proyectado, los brotes verdes se helaron, el
aluvión de inversiones extranjeras solo quedaron en la imaginación
del presidente, la deuda externa crece descontroladamente, la
reforma del sistema tributario duerme el sueño de los justos, el
estado en lugar de ser administrado eficientemente continuo
expandiéndose, los ministerios y secretarias de estado se
multiplicaron y en algunos casos solo para ubicar amigos, continuamos
esperando contar con una legislación laboral acorde a los tiempos,
los conflictos laborales y sociales se multiplican, la pobreza crece,
las economías regionales agonizan, las quiebras de Pymes se
acrecientan, de los jubilados solo se espera que mueran.
Pero para colmar y acelerar la crisis el Banco
Central por terquedad, quizás por eventuales intereses subyacentes
o equivocada evaluación de cómo se comportan los mercados
financieros mantuvo artificialmente un atraso cambiario, si a ello
sumamos las equivocadas mediadas económicas instrumentadas desde
Hacienda para administrar a un estado descontrolado en el gasto,
provocaron que ese estado para financiarse acudiera a las Lebac
pagando tasas de interés totalmente disparatadas, desequilibrando y
estrangulando a toda la economía en su conjunto.
¿Cómo llegamos a esta situación? No haber explicitado que
encontraron ni que planes tenían en el supuesto que los tenían,
actuaron y actúan con soberbia, testarudez, insensibilidad y
creen que solos todo lo pueden. Arrastramos un error conceptual
cuando creemos que si una administración es corrupta las
privatizaciones resuelvan el problema, no advertimos que en muchos
casos es acrecentarla. Caemos nuevamente en el error de creer que el
auxilio del FMI nos facilitara la solución, olvidamos los conceptos
expresados por el premio Nobel a la Economía en el 2001 Joseph
Stiglitz cuando ante la crisis que enfrentábamos decía “La
experiencia Argentina se lee así: Esto es lo que le pasa a los
mejores alumnos del FMI. El desastre no se produce por no escuchar al
FMI, sino precisamente por escucharlo”, pero también decía “A
veces el programa del FMI dejó al país tan pobre como antes, pero
más endeudado y con una elite dirigente más opulenta”.
¿Ahora bien que hacemos? Algo que desde siempre venimos pregonando,
solo mencionaremos algunas variables de aquellas que mayor incidencia
tienen en el desenvolvimiento de la economía. Debemos:
reestructurar todo el sistema tributario, ordenar la administración
publica, nacional, provincial y municipal, modificar la legislación
laboral, dotar al sistema judicial de mayores recursos para mejorar y
agilizar su funcionamiento, explicitar como se negocian y el alcance
de los contratos de explotación de Vaca Muerta, cargar el esfuerzo
sobre aquellos que mejores espaldas tienen es decir quienes más
tienen deben soportar en mayor proporción el peso del ajuste, bajar
el IVA de los artículos de primera necesidad y para algunos
alimentos directamente quitarlo, gravar el turismo al exterior,
gravar en mayor grado autos, motos, naves, aviones y artículos
suntuarios importados, gravar las exportaciones mineras, al igual que
la importación de alimentos y productos que se producen en el país,
bloquear la importación de productos de países donde la mano de
obra se paga miserablemente y que por otra parte en muchos casos son
de muy baja calidad, defender y promover a nuestras economías
regionales, cuidar, preservar y ayudar a las Pymes que en definitivas
son las mayores proveedoras de puestos de trabajo.
El Presidente Macri debe evaluar en su justa medida las
circunstancias en que nos hallamos, la gravedad de lo que acontece,
que los limites de paciencia y tolerancia están llegando a su fin,
en razón de ello con grandeza y sabiduría debe tomar en cuenta,
aceptar y concretar conceptos de quien lo antecedió en la
Presidencia de la República el Presidente Perón cuando decía “A
esto lo arreglamos entre todos, o no lo arregla nadie”.
Diego Lo Tártaro Presidente de IADER.