De nuevo las caídas se imponen en las bolsas europeas, aunque en menor cuantía de lo que se pensaba esta mañana, contagiadas por los descensos en Wall Street y en los mercados asiáticos. ¿Motivos? Pues la enésima amenaza comercial de los EE.UU. (ahora Trump quiere salir de la OMC), y la renovada crisis política en Alemania tras el amago de dimisión del ministro del interior (del CSU partido en coalición de gobierno con Merkel), tras sus críticas por la cuestión migratoria.
“Cuando el momento de mercado es negativo cualquier excusa es buena para vender. Estoy seguro que hace unos meses, cuando Wall Street hacía máximos tras máximos, ni las tensiones comerciales, ni las incertidumbres políticas en Europa, ni el movimiento volátil en los mercados emergentes, motivarían la venta de posiciones en bolsa. En estos momentos sí. Es una cuestión de psicología”, nos comentaba un operador de renta variable a media tarde.
En este cierre de mercado vamos a publicar un resumen de una interesante reflexión que ha realizado Juan Carlos Ureta, presidente ejecutivo de Renta 4, sobre el primer semestre en los mercados, y sobre sus expectativas para el próximo. Veamos:
Aunque la semana que ha puesto término al primer semestre se haya saldado con caídas casi generalizadas es realmente destacable lo bien que han aguantado las Bolsas en esta primera parte del año ante un entorno crecientemente enrarecido. Enrarecido por diversas situaciones políticas (Corea, Italia...), por la normalización monetaria iniciada por la Fed, y por la guerra comercial abierta por EE.UU. Un entorno que en febrero amagó con desestabilizar las Bolsas y que provocó una subida rápida del dólar en mayo con efectos muy negativos para algunas economías emergentes como Argentina y Turquía. Un entorno en el que los tipos de interés se han tensionado al alza de forma clara en EE.UU. (el Tesoro americano debe ya pagar más del 2,5% para tomar dinero prestado a dos años), sobre todo en los plazos cortos.
(…) El buen comportamiento de las Bolsas americanas contrasta con el no tan bueno de las europeas y del Nikkei. Una de las razones de ese comportamiento diferencial positivo de las Bolsas americanas ha sido la evolución del dólar, que a pesar de su subida en mayo se ha mantenido en niveles razonablemente bajos respecto a las restantes monedas, y otra razón importante ha sido el comportamiento de las tecnológicas, sobre todo de las llamadas FAANG que han continuado liderando las subidas de las Bolsas americanas, igual que ya lo hicieron en el 2017.
Sería raro que las divisas no pasen a formar parte de la guerra comercial.
Sin embargo, esos dos motores empiezan a flaquear. Las tecnológicas llevan ya varias semanas rezagadas respecto a las restantes compañías y el dólar ha dado señales de fortaleza a partir de mayo (…). Si el BCE y los restantes Bancos Centrales siguen prudentes a la hora de endurecer las condiciones monetarias, lo normal es que el dólar siga subiendo, sobre todo si la economía americana continúa con su dinamismo.
Y es precisamente la fortaleza del dólar lo que más llama la atención en el contexto de la guerra comercial. El arma tradicional que se usa en las guerras comerciales es debilitar la moneda propia para favorecer las exportaciones penalizar las importaciones, y por eso es comprensible que Trump no esté muy cómodo con un dólar apreciándose. O lo que es lo mismo, no esté muy cómodo con una Fed subiendo tipos y quitando liquidez. Sobre todo al comprobar que la moneda de su mayor rival comercial, el yuan chino, ha caído casi un 10% frente al dólar tras recortar en nueve de las últimas once sesiones y se aproxima ya peligrosamente a los 7 yuanes por cada dólar que tanto inquietaron a los mercados en agosto de 2015.
La divisa no es el único problema que genera la política agresiva de la Fed, también está su impacto sobre la Bolsa como ya se vio en los primeros días de febrero y como podría volver a verse en cualquier momento. Los inversores americanos han retirado la última semana más de veinticuatro mil millones de dólares de ETFs y Fondos de inversión en acciones para llevarlos a bonos del Tesoro americano, y es un movimiento que puede seguir, a pesar de la relativa calma de la sesión del viernes pasado, de cierre trimestral y semestral. Además el aplanamiento de la curva de tipos de interés empieza a ser preocupante. El viernes pasado el bono del Tesoro americano a dos años, que refleja los movimientos de la Fed, cerró a un tipo del 2,55% mientras el bono a diez años, que refleja las perspectivas más a largo plazo de la economía, cerró en el 2,86%. Se ha estrechado el diferencial, lo que tradicionalmente se ha interpretado como un indicador anticipado de recesión económica.
La guerra de aranceles no es, por tanto, el único frente que los inversores tienen abierto, aunque sea el que más atención "mediática" atrae. En la zona euro la situación de Italia va a seguir dando mucha guerra y en lo que a inmigración se refiere, está por ver que el acuerdo alcanzado "in extremis" la madrugada del jueves entre Alemania y algunos de sus socios europeos para reconducir la acogida de migrantes vaya a permitir a Merkel continuar con su liderazgo en la zona euro. Sin ese liderazgo y con Draghi en su recta final, la política europea entrará de nuevo en eso que hace unos años en Bruselas llamaban "muddling through", que es algo así como avanzar lentamente por un terreno muy embarrado. En Asia la devaluación progresiva del yuan, si continúa, puede crear bastantes problemas al ser China el gran mercado al que todos venden o quieren vender. El impacto deflacionista es bastante obvio.
Como decíamos, todos estos problemas y algunos otros han sido solventados muy dignamente por las Bolsas americanas en el primer semestre. En otras Bolsas el impacto ha sido mayor, sobre todo en el Shanghai Composite, que entraba en territorio bajista (bear market, es decir caída superior al 20% desde los máximos) el martes pasado, y que acumula una caída del 13,9% en lo que va de año, pero lo cierto es que en general y a excepción de algunas Bolsas emergentes como la ya citada de Shanghái, las caídas anuales acumuladas no son grandes. El Dax y el Ibex son las que más caen entre las grandes y sus descensos desde el uno de enero no llegan al 5%.
Pero ahora toca pensar en el segundo semestre y en nuestra opinión sería raro que las divisas no pasen a formar parte de la guerra comercial en algún momento de los próximos meses, lo que implicará previsiblemente mayores niveles de volatilidad.
(…) Con tantas señales de alerta encendidas puede aparecer un poco extraño apostar por una relativa calma en las Bolsas, pero realmente es por lo que apostaríamos para esta semana inaugural del segundo semestre, pese a que desde luego lo que cabe esperar, a medida que avance el año, es un ajuste de valoraciones en las Bolsas americanas, tal vez acompañado de movimientos bruscos en las divisas.
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