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Negociadores de la Unión Europea acordaron el jueves una reforma del mercado de derechos de emisión de dióxido de carbono (CO2), en un momento en el que el bloque desea mostrar su posición de liderazgo en las conversaciones climáticas que celebrará la ONU en Bonn.
El acuerdo se alcanzó a primera hora del jueves después de meses de persistentes conversaciones entre las naciones de la UE, el Parlamento Europeo y el Ejecutivo de la UE para finalizar las reformas al Régimen de Comercio de Derechos de Emisión (ETS, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea para después de 2020.
El ETS establece un nivel de emisiones totales de gases de efecto invernadero, y después asigna un determinado número a cada foco de emisión, contabilizado mediante derechos. De esta manera, si una empresa sobrepasa el límite impuesto de emisiones, deberá comprar más derechos a otras empresas que deseen vender los suyos porque han emitido menos de lo establecido en su cuota.
Este sistema es la herramienta principal de la UE para reducir los gases de efecto invernadero y cumplir sus objetivos climáticos al regular las emisiones en unas 12.000 instalaciones industriales y energéticas. Sin embargo, el ETS ha sufrido por un exceso de permisos, lo que añadido una mayor urgencia política al impulso de la reforma.
Las negociaciones se habían estancado en torno a los usos de un nuevo fondo de tecnología limpia, y algunos diputados europeos y estados miembros exigieron que las instalaciones con emisiones de más de 450 gramos de dióxido de carbono por kilovatio/hora no puedan recibir fondos. Esta medida dejaría fuera a las centrales eléctricas de carbón.
A última hora del jueves, los negociadores acordaron provisionalmente las restricciones al llamado Fondo de Modernización con la excepción de proyectos de calefacción urbana sostenible en Bulgaria y Rumanía, dijeron fuentes de la UE.
El bloque de 28 naciones ha estado presionando para lograr un acuerdo esta semana con el fin de mostrar el liderazgo climático durante las conversaciones que mantendrá la ONU este mes parar encontrar formas de implementar el acuerdo de París 2015, un pacto que contribuyó a firmar y que está diseñado con el objetivo de frenar los peores efectos del calentamiento global.
Los resultados del compromiso entre los legisladores de la UE aún deben ser formalmente respaldados por los Estados miembros y el Parlamento Europeo.
Polonia, muy dependiente de la energía del carbón, había luchado duramente contra la restricción sobre cómo se podía utilizar el Fondo de Modernización y probablemente todavía mantenga reservas sobre el acuerdo.
El pacto provisional pretende alcanzar un equilibrio delicado que busca ser ambicioso con respecto al clima y, al mismo tiempo, ofrece protección para las industrias que consumen mucha energía y corren el riesgo de trasladarse al extranjero para evitar la legislación climática.
Las dos instituciones de la UE acordaron duplicar la tasa a la cual la Reserva de Estabilidad del Mercado (MSR, por sus siglas en inglés) absorbe los excesos, como una medida a corto plazo para impulsar los precios. En 2023 entrará en vigor un nuevo mecanismo para limitar la validez de las concesiones en la MSR.
El tope global en el volumen total de emisiones, conocido como el factor de reducción lineal (LRF), se reducirá anualmente en un 2,2 por ciento.
Fuentes de la UE dijeron que los negociadores también acordaron fijar en el 57 por ciento la cuota de créditos de dióxido de carbono que van a subasta.
En una decisión destinada a defender a la industria contra una reducción de los permisos gratuitos de emisión de CO2 si se aplica un límite a las asignaciones globales conocido como factor de corrección intersectorial (CSCF), el acuerdo permite una reducción condicional de la cuota de subasta en un 3 por ciento.
reuters
