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Desde este lunes el director Alejandro Guillermo Henke ya no forma parte del Banco de la Nación Argentina (BNA). Había llegado al directorio con el respaldo del anterior presidente Carlos Melconian y del ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Anteriormente había sido gerente General de Banco Central cuando Alfonso Prat Gay era el presidente de la institución. Nunca fue un convencido del gradualismo de Macri.
Con la salida Henke, solo le faltan dos sillas más y con el respaldo que recibió la gestión de Macri en las urnas ayer se siente fortalecido para lograrlo.Su salida es apenas el primer paso de una reestructuración mucho más amplia que planea el presidente del banco más grande del país, Javier González Fraga, que hace tiempo que quiere asegurarse el control del directorio y para ello le hace falta el apoyo de tres directores.
Fraga ya tiene a otros dos directores en la mira. Se trata de dos hombres cercanos al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y son casualmente los dos vicepresidentes: Luis María Ribaya y Enrique Andrés Vaquié.
Con este último, como relató LPO en exclusiva, González Fraga se cruzó por el financiamiento que el proyecto de Ley de Presupuesto de 2018 que obliga al BNA a cambiar la Carta Orgánica de la institución para transferirle sistemáticamente todos los años al Tesoro el 20% de sus utilidades remanentes.
Vaquié, ex super ministro de Mendoza hasta que sus aspiraciones lo hicieron chocar con el gobernador Alfredo Cornejo, acaso exageró su defensa de esas transferencias al Tesoro, dejando en evidencia que su verdadero jefe es Dujovne y no el que figura en el organigrama.
En 2018 la transferencia sería por un porcentaje menor, $20.000 millones.
Ribaya por otro lado es un ex directivo del Banco Galicia que supo ser uno de los hombres de mayor confianza del ex ministro kirchnerista, Julio de Vido, que justo esta semana podría terminar preso por corrupción. Se entiende que Fraga ya no lo quiera en su directorio.
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