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“Una Franja, Una Ruta”, el ambicioso megaproyecto chino de liderazgo internacional

Por Rodolfo Pousá, presidente de la Agencia Télam

El presidente Xi Jinping tomó el precedente histórico de la “Ruta de la Seda”, que le dio un milenio de esplendor a su país, para proponer a su pueblo volver a recuperar aquel  liderazgo internacional que ejerció a partir del siglo II AC en una etapa de integración comercial, cultural y política que vinculó Asia con Occidente y que ahora, bajo la denominación de “Una Franja, Una Ruta”, el mandatario chino quiere reinstalar.

El objetivo no será fácil, admiten los funcionarios del gigante asiático. En Asia, Europa y Africa, unos sesenta países están involucrados en la primera fase de “Una Franja, Una Ruta” que tiene como eje central inversiones en el desarrollo de infraestructuras, con impactos previstos en la expansión industrial y beneficios en el terreno social de los países asociados.

Sin embargo, la dimensión de este megaproyecto muestra sus dificultades para analizarlo íntegramente cuando se comienza a tratar de tener cifras concretas de la inversión necesaria. Según datos del gobierno chino, desde 2013 hasta el presente las inversiones rondaron los U$S 50.000 millones, cifra que discrepa con las que China Global Investment Tracker eleva a U$S 95.000 millones y que el Center for American Progress ubica en U$S 250.000 millones.

Han transcurrido ya tres años desde el comienzo del megaproyecto,  que todavía está en etapa de desarrollo, sobre el que existen discrepancias entre la opinión pública china y la prensa extranjera. La duda es respecto al verdadero objetivo del gobierno de Xi Ping, que, a través del “People’s Daily”, ha organizado ciclos anuales de foros con los que busca lograr que los medios internacionales colaboren en la promoción de los beneficios de “Una Franja, Una Ruta”.

La efectuada este año en Dunhuang, en la provincia de Gansu, a 2.000 kilometros de Beijing, dejó en claro este objetivo, pero también reveló con claridad que China busca ocupar un espacio de fuerte liderazgo en el escenario internacional, cuando Zheng Bijian, director del Instituto Chino de Innovación y Desarrollo Estratégico, afirmó que el gobierno de Xi continuará con la globalización que inició Estados Unidos hace cuarenta años.

Hubo, sin embargo, en el 2017 Media Cooperation Forum on Belt and Road, una voz, la de José Vera, presidente de la agencia EFE,  que llamó a la reflexión de los organizadores del foro al señalarles que la misión del periodismo no es la de propaganda sino la de mostrar ante la opinión pública los hechos en su verdadera dimensión, particularmente cuando se percibe que el megaproyecto “Una Franja, Una Ruta” lleva implícito un objetivo del gobierno chino de fuerte posicionamiento de liderazgo geopolítico en el escenario internacional.

En Beijing, una metrópolis que combina su pasado con una acelerada modernización arquitectónica y en la que las más lujosas marcas internacionales son moneda corriente, las referencias a Mao han quedado sólo como históricamente circunstanciales, la imagen tradicional del Partido Comunista, la hoz y el martillo, es prácticamente inexistente y crece una juventud occidentalizada en la que avanza, como una marea, la necesidad de aprender inglés para integrarse al mundo.

Precisamente en el histórico Salón del Pueblo de Beijing, fue el viceprimer ministro Zhang Gaoli, quien dejó en claro hacia dónde se dirige el gobierno de Xi Ping: fue terminante al afirmar que China apoya la globalización, la apertura de los mercados, y el rechazo a las políticas proteccionistas.

Fue todavía un paso más al admitir que deben reducir la superproducción industrial a cambio de  mejorar la calidad y, en un anuncio trascendente, sostuvo que se va a promocionar la radicación de empresas extranjeras de innovación tecnológica, a las que se les va a garantizar la protección de la propiedad intelectual de los productos y servicios de su creación.

Sólo un dato final para mostrar por dónde camina China: hoy tiene 609 multimillonarios en dólares frente a los 552 en los Estados Unidos, donde resuena la frase que hace seis años disparó el entonces presidente Barack Obama, “América enfrentará un nuevo momento Sputnik frente al crecimiento de China”, con lo que recordó la derrota de la Casa Blanca cuando Rusia ingresó primero en la carrera espacial.