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Alemania deberá seguir los pasos de los demás países europeos y prohibir con el tiempo los nuevos coches diésel en sus carreteras, dijo la canciller alemana Angela Merkel, reconociendo por primera vez que, tras los escándalos de emisiones, los días del diésel están contados.
Las declaraciones de Merkel en una entrevista con la revista Super Illu llegaron tras la creciente presión sobre los fabricantes de coches este verano por la utilización de dispositivos para esconder de los reguladores las verdaderas emisiones de sus vehículos diésel.
"No quiero nombrar un año específico", dijo Merkel, retomando su campaña electoral tras unas vacaciones de tres semanas. Sin embargo, afirmó que los planes de Reino Unido y Francia de prohibir paulatinamente los coches de combustión para 2040 "eran la estrategia correcta".
El destino del sector automovilístico, que es el mayor exportador de Alemania y proporciona unos 800.000 empleos, se ha convertido en un tema candente para las elecciones del 24 de septiembre, en las que Merkel aspira a un cuarto mandato como canciller, mientras los políticos acusan a los ejecutivos del sector de fracasar en el intento de encontrar una respuesta adecuada al escándalo de emisiones.
Los fabricantes de coches alemanes y el gobierno llegaron a un acuerdo este mes para la actualización del software de los motores de 5,3 millones de coches diésel con el objetivo de disminuir la contaminación y reparar la reputación de la industria, golpeada por el reconocimiento de Volkswagen (DE:VOWG_p) hace dos años de que había engañado en las pruebas de emisiones en EEUU.
Mientras Merkel ha estado de vacaciones en los Alpes Italianos en agosto, los ministros y portavoces del Ejecutivo rechazaron comentar si habría un compromiso para una retirada gradual de los coches diésel.
reuters
