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A menudo los eventos que pueden sacudir los mercados vienen de lugares inesperados. Todos los ojos han estado en Washington y Rusia. Mientras tanto, Venezuela está entrando en una espiral destructiva, y podría ser el lugar que cree el siguiente terremoto.
Venezuela sufre una crisis humanitaria, política y económica, liderada por lo que la administración estadounidense ha llamado oficialmente un dictador. Trump recientemente sancionó al presidente venezolano (congelando sus activos estadounidenses) y dice que está considerando sanciones petroleras. El noventa y cinco por ciento de los ingresos de exportación de Venezuela provienen del petróleo. El país ya está en default watch (con la probabilidad de incumplimiento en los próximos 12 meses por encima del 60%). Y las sanciones petroleras casi con toda seguridad provocarán un default.
Lo que pasa es que los incumplimientos de deuda soberana tienden a ser contagiosos. Cuando Venezuela, que en un momento fue el país más rico de América del Sur, entra en default eso significa que habrá daños colaterales.
Venezuela tiene las mayores reservas de petróleo del mundo. Con las sanciones por petróleo, vendrían las interrupciones del suministro para el mercado del petróleo, lo que probablemente elevaría sensiblemente el precio del petróleo. Y luego tenemos exposiciones a la deuda soberana venezolana para preocuparnos - que incluiría a otros soberanos, fondos de cobertura, bancos y compañías petroleras.
Todo esto con el VIX (volatilidad implícita en las acciones) en los niveles anteriores a la crisis. Algo para vigilar de cerca.
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