Mauricio Macri se reunió por primera vez con Donald Trump, que lo recibió en la Casa Blanca en el momento más crítico de su gestión y, al menos en la presentación conjunta, eludió una respuesta sobre la crisis de los limones, uno de los temas que tensiona la relación bilateral.
Luego, ambos luego se dirigieron al Salón de Recepción Diplomática, antes de trasladarse al Salón Oval para la reunión privada, que en rigor fue poco más que para la foto.Macri ingresó a la Casa Blanca a las 11.23 de Washington, acompañado de Juliana Awada. El presidente de los Estados Unidos los recibió junto a su esposa Melania en el Pórtico del Ala Sur de la Casa Blanca, donde Macri hizo el trayecto de poco más de cien metros a bordo de una de las limusinas negras presidenciales, mientras subía por un sendero escoltado por marines con banderas de los estados y las fuerzas de Estados Unidos. No hubo salva de cañones, pero tampoco fue una entrada sin brillo.
En el trayecto al Salón Oval, caminaron por la famosa galería inmortalizada en series y fotos de presidentes norteamericanos, la misma donde posaba Obama a contraluz, reeditando la iconografía que inauguró Kennedy y copiaron en todo el mundo -hasta Macri-. Una aclaración: Todo en la Casa Blanca es más chico de lo que parece en las películas. Se trata después de todo de una casa de estilo colonial de más de 200 años.
Trump permitió que ingrese la prensa y sentado junto a Macri contestó algunas preguntas, salvo la que con insistencia le hacía una colega norteamericano sobre si sigue apoyando a Michael Flynn, su destituido consejero de seguridad, cada vez mas comprometido con las investigaciones de los lazos de Rusia a su campaña.
Macri por el contrario estuvo mucho menos expansivo y asistió al intercambio casi como un espectador, hasta que al final cuando empujaban a los periodistas afuera, hizo una breve referencia a la amistad con Trump y los Estados Unidos.
Por otro lado, impacta la desorganización que impera en la Casa Blanca, donde los periodistas eran arriados a uno y otro salón por dos colaboradoras que no parecían muy al tanto de lo que ocurría. Fuentes con acceso habitual a la Casa Blanca confirmaron que no sólo falta nombrar a más de 50 funcionarios políticos, sino también a cientos o acaso miles de empleados jerárquicos, que mueven la inmensa burocracia del gobierno federal.
El magnate, al que se lo ve saludable y más joven de lo que aparenta por televisión, elogio a Macri y dijo que "va a ser un gran presidente y por eso lo apoyé", en lo que acaso haya sido un elegante pase de factura por el apoyo de Macri a Hillary.
"Es un amigo de hace años", insistió. "¿Quién iba a pensar que iba a suceder esto, para los dos?", bromeó. "Conozco a Mauricio desde hace muchos años, y sé el tipo de persona que es, es una gran persona y es un gran líder, va a hacer un trabajo fantástico para la Argentina", agregó, acaso pasando por alto que Macri esta cerca de alcanzar la mitad de su mandato.
Lo que dio el pie para que le pregunten si ya que son tan amigos, porque no habilitaba el ingreso de limones argentinos a Estados Unidos. "Es un tema que vamos a estudiar, créanme, los limones pueden ser un gran negocio", dijo pícaro el presidente norteamericano, para agregar: "Si Macri me ayuda con Corea del Norte yo lo ayudo con los limones". En rigor dijo si me habla, pero el sentido de la frase fue en el término de colaboración.
Al pasar, Trump también se refirió al tema Venezuela ante la insistencia de los periodistas. "Venezuela es un lío. Estoy muy triste. Lo que ha pasado es una tristeza", dijo en referencia a la represión y muerte de manifestantes opositores. Y cuando con insistencia le preguntaron que iba a hacer, más allá de sentir tristeza, prefirió no contestar, esbozando su típica sonrisa sin dientes, a mitad de camino de fastidio y actitud sobradora.

Luego de ese breve intercambio, se trasladaron a Cabinet Room donde se alinearon los dos gabinetes para compartir un almuerzo. El espacio es tan compacto que queda poco más lugar que para la mesa.
Ese almuerzo fue acaso la mejor señal para Macri, el magnate sentó en la mesa a todos los hombres importantes de su gabinete, menos el estratega Stephen Bannon, bestia negra de su administración que en estos días esta en un segundo plano, pero mantiene el ascendiente sobre la base electoral más radical que llevó a Trump a la presidencia.
En una de las cabeceras se ubicó el yerno de Trump, Jared Kushner, hoy el hombre mas cercano al Presidente en la Casa Blanca y enemigo de Bannon. Estaba también el jefe de Gabinete, Reince Priebus, a quien se lo vio un poco apocado, acaso porque internamente lo responsabilizan por la sucesión de fracasos políticos de la administración Trump y la cada vez más conflictiva relación con el partido republicano que no logró encarrilar, como se esperaba por ser parte del establishment de esa fuerza.
Antes de comenzar el almuerzo, se permitió que otra vez ingrese la prensa para escuchar el discurso de Trump -leído- en el que volvió a elogiar a Macri, que esta vez sí habló y lamentó que se hayan producido "desencuentros inentendibles en el pasado" y subrayó: "Apostamos a una relación inteligente, de mutuo beneficio; tenemos mucho para construir juntos".
Luego de su discurso -también muy protocolar, con los habituales lugares comunes sobre la trayectoria hermana de ambas naciones-, Macri no pudo con su genio e hizo un chiste acerca de la conocida historia de los partidos de golf que jugaba con Trump en los 80, cuando se peleaban por los negocios inmobiliarios en Manhattan. "Teníamos desafíos muy duros, no sé si seguirá siendo un jugador tan competitivo como era porque ahora este trabajo que tenemos deja poco tiempo, y el golf consume mucho tiempo", bromeó.
Casi al mismo tiempo, los gobiernos de ambos países emitieron una declaración conjunta en el que se afirmó que "Trump expresó su beneplácito por el creciente papel de liderazgo de la Argentina en el escenario mundial y por las reformas políticas y económicas recientemente implementadas por el Gobierno de la Argentina, que han mejorado el clima de inversiones, comercio y desarrollo económico de largo plazo".
Además, se informó que Macri y Trump "instruyeron a sus Gabinetes para que tracen de manera expeditiva un camino hacia la resolución de cuestiones agrícolas bilaterales de acuerdo con principios científicos y estándares internacionales", una referencia indirecta al tema limones y acaso el mucho más im portante del cierre a la importación de biocombustibles, principal exportación argentina a Estados Unidos que ya roza los 1200 millones de dólares por año.
Por último, se informó que Argentina será admitida en el Programa Global Entry de Pasajeros Confiables, lo que facilitará la entrada de argentinos a Estados Unidos. Finalmente, Trump entregó una amplia partida de documentos desclasificados relacionados con los abusos en materia de derechos humanos durante la dictadura militar.
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