LA SEMANA EN POCAS PALABRAS
En la última semana, se conocieron estadísticas oficiales del nivel de actividad que confirmaron el retroceso de la economía en el mes de febrero, aunque acompañados por diferentes indicadores públicos y privados que capturaron una recuperación en marzo. Ello habría permitido coronar un nuevo avance de la actividad agregada en el primer trimestre de 2017, consolidando la recuperación iniciada en la segunda mitad del año pasado.
En particular, según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) publicado por el INDEC, la actividad agregada registró una caída de 2,2% interanual (i.a.) en febrero (-0,4% en el bimestre), con un retroceso de 1,9% mensual en su medición desestacionalizada. Ahora bien, esta importante merma de febrero habría respondido a un conjunto de elementos, muchos de ellos de carácter transitorio, que en parte se habrían revertido en marzo: 1) una fuerte baja de la construcción, asociada a cuestiones climáticas; 2) una contracción de la industria manufacturera, afectada por las paradas técnicas de verano y las menores exportaciones de autos a Brasil; y 3) un deterioro del consumo, en donde se conjugaron factores, en este caso sí, más persistentes, como los “salarios viejos y precios nuevos” en un importante cúmulo de sectores, con elementos más puntuales como la instrumentación del programa de “precios transparentes”.
En contraste con ello, los primeros datos adelantados del mes de marzo resultaron mucho más alentadores. El Índice General de Actividad de Orlando J. Ferreres (IGA-OJF) registró una suba de 1,2% respecto a un año atrás (en lo que fue su primer variación interanual positiva en 13 meses), acompañada de una mejora en la medición sin estacionalidad (s.e.) de 0,8% con respecto a febrero. Ello dio lugar a un alza de 0,75% durante el primer trimestre del año contra el último cuarto de 2016, completando dos trimestres consecutivos en ascenso y una recuperación de 2,4% desde el piso alcanzado en septiembre.
De acuerdo al IGA, en marzo las bajas registradas en la industria (-0,8% anual) y el comercio (-0,2%), continuaron moderándose frente a las fuertes caídas de 2016 (-3,6% y -4,1%, respectivamente), a la vez que se vieron compensadas por un importante repunte del sector agrícola-ganadero (8,1%) y de la actividad de la construcción (5,2%), dos de los rubros más dinámicos en lo que va de 2017.
En el mismo sentido, el Indicador Sintético de Actividad de la Construcción (ISAC) del INDEC registró en marzo un alza del 10,8% interanual, luego de catorce meses en baja, acumulando una suba de 1,8% en el primer trimestre. Al fuerte crecimiento que venía registrando la demanda de asfalto, que continuó en marzo con una suba del 86% interanual, se sumó ahora una tendencia al alza más definida en otros insumos clave, como el hierro para hormigón (31%) o el cemento (16%), que hablan de una recomposición más general de la actividad de la construcción, ya no sólo centrada en la obra pública sino también privada, en un marco de fuerte repunte de la actividad inmobiliaria. En febrero, los actos de compra-venta de inmuebles en Capital Federal aumentaron un 57% interanual, con un ascendente componente de hipotecas, equivalentes al 23% del total de las operaciones, su mayor ratio en más de una década.
Por otro lado, durante marzo la industria manufacturera continuó en baja con respecto a un año atrás, pero desacelerando su ritmo de caída interanual y recuperándose contra febrero. Tanto para la medición oficial como para las estimaciones privadas, la producción industrial registró la menor contracción de los últimos 12 meses, favorecida por la recuperación de la fabricación de insumos para la construcción y la siderurgia. La estimación oficial (EMI-INDEC) mostró un retroceso de 0,4% interanual, el cual compara con una caída acumulada para el primer trimestre del año de 2,4% y una baja de 4,6% promedio para 2016.
En otro orden de cosas, en la semana también se conocieron los números fiscales del mes de marzo, que apuntalados por los ingresos del blanqueo y el recorte en los subsidios económicos mostraron un descenso del déficit primario del 39% interanual. Gracias a esto, en el primer trimestre del año el déficit primario ascendió a 0,4% del PBI, permitiendo al gobierno sobrecumplir la meta prevista para el período, de 0,6% del Producto. Asimismo, en comparación con el primer trimestre de 2016, el déficit primario experimentó un retroceso nominal del 10% y 31% en términos reales (ajustado por inflación).
Computando los recursos del blanqueo, los ingresos crecieron 41% anual en el trimestre, mientras que el gasto primario se incrementó un 35%, con subas más aceleradas en prestaciones sociales (43%) y gastos de capital (37%). Las restantes partidas del gasto crecieron un 24% (por debajo de la inflación del período), con un virtual freno en los subsidios económicos, que permanecieron constantes en términos nominales. En marzo, esto últimos registraron una variación negativa de 16%, con los subsidios energéticos disminuyendo un 33%.
El cumplimiento de la meta fiscal es una noticia positiva, en la medida que la recomposición de las finanzas públicas será la principal forma de consolidar un escenario de mayor estabilidad macroeconómica, menor inflación y mayor crecimiento.