Por primera vez en años, los analistas han dejado sus objetivos para el índice Stoxx Europe 600 a fin de año sin cambios durante dos meses consecutivos, pronosticando rentabilidades anuales planas.
Incluso con la mejora de los datos económicos, el escepticismo de los inversores ha sido dominante, y el índice de referencia ha frenado su rebote desde el mínimo de febrero.