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El periodista Washington Uranga, que escribió una interesante columna en Página 12 acerca del escenario político a partir de la vuelta al ruedo de Cristina Fernández de Kirchner, dialogó con Gerardo Fernández y Carlos Montero en el programa El Vermucito de Radio Cooperativa AM770.
Uranga sostiene que la apareción pública de Cristina Kirchner el miércoles pasado en la manifestación que acompañó su presentación en los tribunales de Comodoro Py, reinstala el debate político, dándole un giro a la impronta que lo centraba en rencillas menores, llevándolo a la escencia del sistema democrático. Señala que lo que se pone en juego es la cuestión del poder de los ciudadanos que votaron y que luego no son meros espectadores sino que pelean para que esa delegación en los representantes sea monitoreada para que se cumpla con lo que se prometió a la hora de las campañas.
Y luego comenta que el incumplimiento se da por parte de quienes ganaron, pero también de quienes perdieron. Que la excusa que las provincias ponen para votar leyes que no coinciden con los postulados con los que llegaron a sus bancas y gobernaciones, son engañosas. Que los que alegan extorsiones para poder gobernar, no han hecho nada para que el gobierno no pueda extorsionarlos; por ejemplo, unirse para demostrar un poder que amerita al menos alguna negociación y no la aceptación lisa y llana de esas presiones.
Uranga sostiene que la apareción pública de Cristina Kirchner el miércoles pasado en la manifestación que acompañó su presentación en los tribunales de Comodoro Py, reinstala el debate político, dándole un giro a la impronta que lo centraba en rencillas menores, llevándolo a la escencia del sistema democrático. Señala que lo que se pone en juego es la cuestión del poder de los ciudadanos que votaron y que luego no son meros espectadores sino que pelean para que esa delegación en los representantes sea monitoreada para que se cumpla con lo que se prometió a la hora de las campañas.
Y luego comenta que el incumplimiento se da por parte de quienes ganaron, pero también de quienes perdieron. Que la excusa que las provincias ponen para votar leyes que no coinciden con los postulados con los que llegaron a sus bancas y gobernaciones, son engañosas. Que los que alegan extorsiones para poder gobernar, no han hecho nada para que el gobierno no pueda extorsionarlos; por ejemplo, unirse para demostrar un poder que amerita al menos alguna negociación y no la aceptación lisa y llana de esas presiones.
