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En antropólogo e investigador del Conicet Alejandro Grimson, en su columna habitual en Radio del Plata, se refirió a la situación que está atravesando el gobierno de Dilma en Brasil y la situación del contexto latinoamericano en relación a los gobiernos populares.
La idea de la intervención de Grimson es poner en perspectiva lo que se vió en Brasil el día domingo, cuando se votó en la cámara de diputados el juicio político a Dilma Roussef, donde se invocaba a la familia, Dios y Brasil. Y destaca que no se habló de crímenes ni corrupción porque los que sí están acusados son la gran mayoría de los diputados que hoy piden el impeachment de la presidenta.
Esta situación está enmarcada en una etapa que recorre los últimos años, de gobiernos que asumieron en latinoamérica y gobernaron con programas progresistas, populares o populistas. Y desde el derrocamiento del gobierno de Lugo en Paraguay, se suceden acontecimientos que tienden a debilitar estos procesos.
Si bien Grimson marca los errores que cometió Dilma al aplicar ajustes que son más de un programa neoliberal, también destaca que allí es el propio vicepresidente el que conspira para derrocarla, dejando a los entreveros de la serie House of Cards como un juego de niños. Y señala además, que una vez que la distribución se hizo más complicada por el contexto internacional, se hizo más difícil para estos gobiernos hacer un cambio de agenda que les permita mantenerse con mayores márgenes de aceptación popular.
La idea de la intervención de Grimson es poner en perspectiva lo que se vió en Brasil el día domingo, cuando se votó en la cámara de diputados el juicio político a Dilma Roussef, donde se invocaba a la familia, Dios y Brasil. Y destaca que no se habló de crímenes ni corrupción porque los que sí están acusados son la gran mayoría de los diputados que hoy piden el impeachment de la presidenta.
Esta situación está enmarcada en una etapa que recorre los últimos años, de gobiernos que asumieron en latinoamérica y gobernaron con programas progresistas, populares o populistas. Y desde el derrocamiento del gobierno de Lugo en Paraguay, se suceden acontecimientos que tienden a debilitar estos procesos.
Si bien Grimson marca los errores que cometió Dilma al aplicar ajustes que son más de un programa neoliberal, también destaca que allí es el propio vicepresidente el que conspira para derrocarla, dejando a los entreveros de la serie House of Cards como un juego de niños. Y señala además, que una vez que la distribución se hizo más complicada por el contexto internacional, se hizo más difícil para estos gobiernos hacer un cambio de agenda que les permita mantenerse con mayores márgenes de aceptación popular.
