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CNV: desplazan a La Cámpora y logra poner un pie Melconián

En la Comisión Nacional de Valores pasan cosas de película: el nuevo presidente, Marcos Ayerra, recibió un mail anónimo desde una casilla de correo creada ad hoc denostando a los nuevos designados y enalteciendo a otros históricos que se consideraban merecedores de las gerencias que no tuvieron. "Fue una bomba que causó mucho malestar. A los tres días circuló el mail impreso entre todo el personal. Se desató una especie de guerra entre funcionarios históricos por los puestos vacantes y las nuevas designaciones", revelan puertas adentro.

En rigor, la carta decía que las nuevas designaciones eran por amiguismo con Patricia Boedo, quien había sido freezada en la gestión anterior y ahora ascendió a directora del organismo. "Todos los cambios de nombres parecen haberse dado bajo la influencia de Boedo, la única del directorio que conoce al personal. Si estuviste cerca de Boedo, en algún momento ligás algo. Para mi es mérito nuestro: la mostramos como una mártir de los K", dicen en los pasillos ceneveísticos.

Los de la línea que fueron relegados protestan que los ascensos a gerentes y subgerentes fueron de gente que, a su juicio, no tenían el mérito suficiente para hacerlo, aunque admiten que en todos los casos se trata de empleados históricos de la Comisión, ya que no pusieron a nadie nuevo.

"La carta anónima parecía escrita por más de un empleado, y ponderaba a otros dinosaurios del organismo que no fueron favorecidos. Igual, los freezados de hoy pueden ser los gerentes del mañana, ya que estamos viendo como el regreso de los muertos vivos", exagera una de las tantas gargantas profundas que informó a este diario, bajo la condición del anonimato.

La nueva gerente general a cargo de Oferta Pública (coordina las gerencias de Emisoras y de Análisis Estratégico) es María Silvia Martella, quien hace 24 años que está en el organismo y es cercana a Carlos Melconián (es la esposa de su socio, Rodolfo Santángelo), por eso había quienes la veían como potencial vicepresidenta o que formara parte del directorio. Todos estos años desde que dejó el directorio (2006) siguió siendo parte del staff de CNV y conoce el organismo. Había quedado de una estructura colgada como staff de directorio, pero Vanoli la había freezado, dándole tareas acotadas. "Ademas de tener el contacto de Melco, tiene la condición fundamental para ser promovida hoy: había sido freezada por los K", cuentan desde adentro.
En tanto, el gerente de Administración, Augusto Vignau, que había sido separado por Hecker pero ascendió con Vanoli, es el nuevo gerente general de Agentes y Mercados.

En la tercera gerencia general, la de Asuntos Jurídicos, fue promovido un abogado histórico que está cerca del retiro, Cipriano Rodríguez. Pero cuentan que todavía está Soledad Castro, ex gerente general de Mercados, dando órdenes como si nada: pasa que el decreto que le otorga su nuevo cargo como directora en la UIF por CNV no se emitió todavía. Entonces todos dan órdenes (los viejos y los nuevos) y la línea no sabe a quién hacerle caso.

El gerente de Prevención de Lavado de Dinero, el camporista Juan Carlos Otero, fue reemplazado por Mariano Renteria, un abogado de carrera. Emilio Ferre, otro freezado por el directorio anterior, volvió como gerente de Desarrollo, en lugar de Matias Arevalo.

Ariel Batan, subgerente de Sumarios, desplazado por el directorio anterior, ascendió a gerente de Legales, mientras Cristina Tonini, gerenta de Investigaciones, pasó a gerenta de Emisoras. Andrea Slipak, subgerenta de Investigaciones, trepó a gerenta del área. En tanto, Ana Muiña, subgerenta de Agentes y Mercados, pasó a ser la gerenta del sector.

La que sobrevivió es la camporista María Geandet, aunque le quitaron su puesto de gerenta de Agentes y Mercados, pero la pusieron como subgerenta del área. En las sociedades de bolsa la recuerdan porque, en las inspecciones a los agentes, era quien revisaba las carteras de las mujeres. "Ese grado de camporismo en sangre tiene", dicen quienes no la quieren.

"En cuanto al tratamiento de los camporistas y vanolistas están siendo muy tibios: pareciera ser que no quieren ser acusados de caza de brujas, pero tienen entre sus filas a gente que hasta hace poco reportaba directamente a Kicillof y Vanoli", señalan las fuentes.