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El temor a los operativos y allanamientos en cuevas, financieras y sociedades de bolsa no se acota al microcentro porteño, lugar que suele ser el punto neurálgico del mercado cambiario local.
Cuando Alejandro Vanoli llegó al BCRA y se puso entre ceja y ceja la idea de instaurar su ‘pax cambiaria’, los operativos comenzaron a sucederse con mayor cotidianidad y ver caminar agentes con chalecos de la AFIP o el BCRA por la city porteña dejó de causar sorpresa.
El éxito de la gestión Vanoli puede discutirse, pero los números muestran una baja incuestionable desde el punto cotización del dólar: el blue llegó a caer de los $ 15,95 en los que lo recibió a los $ 12,50 a principios de noviembre y hoy cotiza en una cierta estabilidad a $ 13,50.
El contado con liquidación y el dólar bolsa ya son apenas una sombra de lo que supieron ser, tanto en cuanto a volumen como a cotizaciones, y legos de los picos de casi $ 14 hoy perforan los $ 12.
Pero la novedad de estos días es que los operativos y allanamientos ya no son exclusivos del microcentro y los agentes han comenzado a ‘patear’ las veredas del Conurbano.
“Recién fuí a averiguar los precios pero las persianas estaban bajas, muy raro porque esa ‘cueva’ lloviera o tronara siempre estaba abierta”, comentó un operador que en diálogo con Cronista.com quien alertó que por temor a operativos y allanamientos varias cuevas y financieras de la zona sur del Gran Buenos Aires había optado hoy por bajar sus persianas.
En la jornada de hoy los rumores pegaron fuerte en barrios de la zona de Berazategui, Quilmes, Florencio Varela y Hudson, aunque también algunos rumores de operativos llegaron a zona norte y cueveros de zonas como San Isidro bajaron persianas.
A principios de semana, las cuevas que se cuidaron y prefirieron bajar persianas fueron las de la zona de Palermo.
“Es casi seguro que a las que cerraron hoy les avisaron antes o es el miedo. Esto ya es como la Chicago de Al Capone”, bromeó un operador.
En la era Vanoli los operativos se concretan. Antes de presentar su renuncia, su antecesor Juan Carlos Fábrega había sido acusado por la propia presidenta Cristina Kirchner en uno de sus discursos, por supuestas filtraciones de información secreta que anticipaban los movimientos de los sabuesos.
