Es mentira que el gobierno esté preocupado por la problemática de la inseguridad.
Es mentira que el gobierno invierte en esta materia.
Es mentira que el gobierno observa de manera constante y uniforme los índices de criminalidad.
Es mentira que los funcionarios le temen a la acción de la Justicia, por actos en sus funciones.
Es mentira que los funcionarios desprecian a la impunidad.
Es mentira que los funcionarios policiales trabajan en sintonía con el Poder Judicial.
Es mentira que los jueces investigan al poder político sin reparos de ningún tipo.
Es verdad que los jueces y fiscales miran con atención escenario político antes de actuar, en especial los jueces federales.
Es verdad que los jueces reciben presiones políticas, hacen y reciben favores.
Es verdad que muchos jueces tienen causas en sus juzgados esperando el cambio de gobierno para decidir la suerte de las mismas.
Nunca la Justicia ha sido totalmente independiente de la suerte política del gobierno de turno, pero ahora están más ligados y unidos que nunca.