Cuando en 2007 la petrolera estatal brasileña
Petróleo Brasileiro SA
PETR4.BR -4.17%
anunció el mayor hallazgo de su historia, el entonces presidente del país,
Luiz Inácio Lula da Silva,
bromeó que eso comprobaba que Dios era brasileño.
Las
nuevas cifras de producción están haciendo que muchos ejecutivos
empiecen a pensar que el ex mandatario tenía razón. La producción de los
yacimientos presal superó los 500.000 barriles de petróleo al día, casi
el triple frente a 2012 y ahora equivale a casi una cuarta parte de la
producción total de Petrobras, que asciende a dos millones de barriles
diarios.
Se trata de un incremento
vertiginoso para Petrobras y se produce en una de las zonas más
difíciles del mundo para extraer crudo. Los depósitos se ubican a unos
320 kilómetros del litoral sudeste de Brasil enterrados en el fondo
marino, debajo de una densa capa de sal.
"En
términos de productividad y de la rapidez con que Petrobras ha pasado
de cero barriles al día a 500.000 barriles diarios, no tiene
precedentes", dice Ruaraidh Montgomery, analista de la firma de estudios
petroleros Wood Mackenzie.
Los avances
en los yacimientos presal son muy necesarios para compensar el declive
en la producción en los campos ya maduros de la empresa. El año pasado,
la producción total de Petrobras descendió a 1,93 millones de barriles
equivalentes de petróleo al día, frente a 1,98 millones en 2012. Este
año, conforme los yacimientos presal producen más crudo, la producción
general ha subido. En junio, se ubicó en 2,008 millones de barriles por
día.
La empresa con sede en Rio de Janeiro tiene programado dar a conocer hoy sus resultados del segundo trimestre.
Brasil
quiere aprovechar el auge presal para convertirse en uno de los cinco
mayores productores de crudo para 2020, cuando prevé generar unos cuatro
millones de barriles diarios. Para conquistar esa meta tan ambiciosa,
sin embargo, Petrobras tiene que superar obstáculos tanto en el plano
financiero como en el técnico.
La
rentabilidad de la empresa es exprimida por el gobierno, que la obliga a
vender gasolina importada por debajo del costo para combatir la
inflación. También ha asumido grandes deudas para financiar actividades
de exploración y desarrollo y se ha convertido en la petrolera grande
más endeudada del mundo. La compañía proyecta gastar US$102.000 millones
en el área presal para 2018, a lo que hay que añadir decenas de miles
de millones para desarrollar estas reservas por completo.

Por si esto fuera poco, Petrobras
tiene que hacerlo todo por su cuenta. Las estrictas normas para
compartir la producción impuestas por el gobierno exigen que la empresa
sea el único operador en todos los proyectos presal y tenga una
participación mínima de 30%. Tales condiciones han desalentado el
ingreso de la mayoría de las grandes petroleras, que han optado por
dirigir sus recursos hacia otros países. En la primera, y hasta el
momento única, licitación de los yacimientos presal hubo sólo una oferta
de un consorcio liderado por la propia Petrobras.
La
situación de los codiciados yacimientos presal en Brasil está en las
antípodas de lo ocurrido con el auge de los combustibles de esquisto en
Estados Unidos, donde el gobierno ha abierto las puertas de par en par a
todos los interesados. A cambio, ha recibido regalías más bajas, pero
ha fomentado un auge de hidrocarburos y pasado a tener una mejor
seguridad en el frente energético.
De
todos modos, no cabe duda que los hallazgos presal han reconfigurado el
mapa de la energía brasileña. Ahora hay más plataformas que operan en
aguas profundas, buques de aprovisionamiento, producción flotante y
unidades de almacenamiento en Brasil que en cualquier parte del mundo.
Se
estima que las dos principales cuencas tendrían unos 50.000 millones de
barriles de petróleo recuperables. El mayor yacimiento, bautizado Lula
por el ex presidente, cuenta con reservas estimadas de 8.000 millones de
barriles de petróleo, unas ocho veces más que el mayor campo marino del
Golfo de México.
Para acceder al
petróleo, sin embargo, Petrobras ha invertido miles de millones de
dólares en investigación, tecnología de punta de imágenes
tridimensionales, la renovación de sus buques y la compra de
helicópteros más grandes para trasladar a los empleados y a los equipos a
las plataformas.
También tuvo que
recurrir a nuevas técnicas de perforación para acceder a los campos, que
pueden estar a unos 6.000 metros por debajo del lecho marino. La capa
de sal, que está en constante movimiento, llega a tener un grosor de
casi 2.000 metros.
Los agujeros
perforados en la sal pueden volverse a cerrar por su cuenta, de modo que
se necesita un tipo especial de barro para mantenerlos abiertos.
Asimismo, cuando se trabaja a tales profundidades, la temperatura varía
del frío extremo al calor. El gas en los yacimientos presal es
especialmente corrosivo, por lo que hay que usar tubería de acero
especial.
"Producir en estas
condiciones es algo que no ha hecho nadie", observa Edmundo Marques,
director general de exploración de Ouro Preto Óleo e Gás, una petrolera
independiente de Rio de Janeiro, y ex ejecutivo de Petrobras.
El
próximo desafío de Petrobras reside en sus actuales yacimientos
petrolíferos maduros, cuya producción cae rápidamente. Eso ejerce
presión para que la empresa mantenga su racha ganadora en los
yacimientos presal para cumplir sus metas de producción. "Es una
carrera, conforme los viejos gigantes están en declive", señala Bob
Fryklund, estratega jefe de exploración y producción de la consultora
IHS.
Una portavoz de Petrobras indicó
que la tasa de declive en los campos maduros de la petrolera es menor a
los parámetros internacionales para esta clase de yacimientos.
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