LA SEMANA EN POCAS PALABRAS
En
la última semana no se conocieron datos económicos duros y la atención
estuvo centrada (además de en la copa mundial de fútbol) en las
reuniones que representantes del gobierno nacional y los holdouts
mantuvieron con Daniel Pollack, el mediador impuesto por el juez Thomas
Griesa para arribar a un acuerdo respecto de la forma de pago de su
sentencia sobre el caso argentino.
En
la reunión del día lunes en NY, desde el gobierno se insistió en la
necesidad de que el juez reponga la medida cautelar levantada por la
cámara de apelaciones, además de que el magistrado deje sentado que un
eventual acuerdo con los holdouts respondería a una orden judicial y no a
una decisión voluntaria de las autoridades argentinas. De ambos
pedidos, los cuales apuntan a eludir la cláusula RUFO (Rights upon
future offers), que impide realizar voluntariamente a tenedores de
títulos en default una mejor oferta que la efectuada a los acreedores
que ingresaron en los canjes de los años 2005 y 2010 antes del 2015, la
opción más plausible es que el juez reponga la cautelar. Si bien esta
opción no elimina los riesgos de litigios residuales, su reposición
permitiría ganar tiempo para negociar y poder realizar los pagos de la
deuda performing que no pudieron llevarse a cabo el pasado 30 de junio,
evitando un inminente default técnico una vez vencido el plazo de gracia
de 30 días, a la vez que se avanza en coordinar una compensación a los
fondos litigantes para el año próximo, procurando sortear la cláusula
RUFO.
Por
otro lado, tras su reunión con Pollack del día miércoles, los abogados
de los holdouts dejaron trascender su predisposición de llegar a un
acuerdo que limite los riesgos legales para el gobierno argentino, en la
medida que para ambas partes la mejor solución sigue siendo una en la
que los fondos cobren lo dispuesto por Griesa, aún con algún rezago o en
bonos, resultando el escenario de un nuevo default el menos conducente
para todas partes involucradas en el proceso.
Ante
estas novedades, y a la espera de la reunión prevista para hoy con los
abogados argentinos, los mercados respondieron positivamente. La mayoría
de los títulos públicos, tanto con legislación local como extranjera,
registraron aumentos en sus cotizaciones, lo que empujó al riesgo país a
593 puntos básicos, su menor nivel desde el año 2011. En tanto, los
seguros contra un default de la deuda argentina (CDS) capturaron una
menor probabilidad de ingresar en cesación de pagos, mientras que el
índice MERVAL tocó un nuevo máximo (nominal) histórico.
En
materia cambiaria, primó la estabilidad en los distintos mercados. El
tipo de cambio oficial se mantuvo casi inalterado, registrándose recién
sobre el final de la semana los primeros indicios de una mayor
flexibilidad (luego que el Banco Central mantuviera virtualmente
congelada la paridad cambiaria ante la incertidumbre desatada tras la
negativa de la Corte Suprema de Estados Unidos de tomar el caso
argentino, a mediados de junio), a la vez que el tipo de cambio paralelo
(blue) operó a la baja, cayendo por debajo de los $12 por dólar. Por
último, en su última licitación de Letras, el BCRA absorbió $5.300
millones, luego de tres semanas en las que no había podido renovar la
totalidad del monto vencido, lo cual podría estar señalando una menor
predisposición de los bancos a estar líquidos, asignando una menor
probabilidad a un escenario disruptivo.
En
síntesis, las últimas novedades en la saga de la deuda apuntan en
dirección a un acuerdo, siendo la reposición de la medida cautelar
(stay) un potencial primer paso en este sentido.