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Los tiempos cambian en el servicio doméstico Liliana Viñas, responsable de Personal y Servicios

En los últimos años la  dinámica del trabajo doméstico es diferente al estereotipo,  como consecuencia  del cambio social y cultural. Nos resulta poco frecuente encontrar aquella situación donde las empleadas domésticas eran testigos del crecimiento de los hijos de la familia y  permanecían en su trabajo 10, 15 o 20 años. Hoy la mecánica cambió, la  duración del vínculo (en promedio) es de  1 a 4 años. Los tiempos son mas acelerados y nos encontramos con otras estructuras: familias ensambladas, jóvenes que deciden vivir solos, matrimonios igualitarios, maternidad subrogada, doble morada (dpto. en ciudad y country), etc.
Al mismo tiempo, con los años ha tomado vital importancia el aspecto de la seguridad y confiabilidad para elegir esta persona que comparte la intimidad, cuida nuestros niños y conoce pormenores de horarios de la familia. Por esto es que en las grandes ciudades es muy habitual recurrir a agencias especializadas en empleo doméstico.
La variedad de casos es la de la sociedad: va desde la típica familia con o sin hijos, profesionales que prácticamente no están  durante todo el día, mujeres y hombres de empresa, empleados operativos o gerenciales, jóvenes que trabajan o estudian y viven solos, hombres divorciados que periódicamente viven con sus hijos, personas extranjeras que están en el país  temporariamente por funciones diplomáticas, políticas o comerciales, adultos mayores que  deciden vivir solos, etc.
Las cualidades más buscadas son puntualidad, asistencia, voluntad de trabajo,  el trato respetuoso,  responsabilidad con los niños, discreción y por supuesto confiabilidad. Luego, en tren de hilar más fino, en algunos casos se hace necesaria una desarrollada capacidad de resolución, ya que hay empleadores que organizan el trabajo dando instructivos claros, detallados y precisos, pero también vemos a aquellos que necesitan de parte de la empleada mucha autonomía para decidir el desempeño y la organización del trabajo. Algunas personas quieren que su empleada sea invisible, otros que sea una buena compañía; así como algunos desean que trabaje con mucha rapidez y otros, que sea meticulosa y cuidadosa, sobre todo.
Los temores más comunes entre quienes eligen una empleada son, por supuesto, que falte sin aviso, que llegue tarde frecuentemente,  que sea irrespetuosa, que mienta, y por supuesto, que empiecen a faltar cosas o dinero de la casa.
Cuando se recurre a una agencia de empleo, habitualmente estas suelen ofrecer una garantía que cubre tres meses y un recambio de hasta tres empleadas, y el honorario alcanza un mes de salario. Hacen un reclutamiento, y a las postulantes se les solicita una declaración firmada de sus datos personales (identidad, hábitos de vida, enfermedades etc.), se verifican sus referencias laborales y deben presentar un certificado de antecedentes penales. Se les realiza un test psicotécnico- laboral y se les toman fotos. Si el cliente lo solicita, se hace un informe socio-ambiental de su entorno, vínculos sociales y cuadro laboral de su entorno familiar cercano, con un costo adicional.