Al hablar en el cóctel de agasajo a la prensa especializada,
el Presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), Claudio
Cesario, expresó su visión sobre la oportunidad que tiene el país a futuro y la
necesidad de recrear la confianza mutua entre los distintos actores económicos,
pertenezcan al sector público o privado. El discurso.
Bienvenidos
al agasajo que ABA organiza en reconocimiento a la labor de la prensa
especializada.
Espero
que la ocasión, además del reencuentro entre amigos y colegas, sirva también
para que compartamos la situación actual y nuestra visión de futuro del sistema
financiero.
En
primer término, quiero señalar que es importante felicitar al gobierno nacional
por haber alcanzado con Repsol un preacuerdo por el 51% de las acciones de YPF.
Creo
que es una muy buena señal que permite comenzar a despejar el camino y con
decisión encarar en forma conjunta la solución del resto de la cuestiones
pendientes, que seguramente permitirán al país obtener, en el mediano plazo, el
financiamiento necesario para encarar los importantes proyectos de inversión en
infraestructura, energía, minería y en el resto de los sectores productivos que
permitan generar riqueza y desarrollo a nuestro país.
Dicho
esto, me gustaría referirme a algunas de las cuestiones o mitos que
recurrentemente aparecen y son reflejadas en los medios y que estimo
conveniente aclarar aunque a alguno de ustedes les suene reiterativo por
haberme escuchado tanto.
Primera cuestión, los bancos no quieren
prestar o lo hacen a quien no lo necesita.
Como
saben, si los bancos no prestan los ahorros que reciben de sus clientes no son
rentables y, si no lo son, el final de la historia ya la conocen por haberla
vivido.
Por
otra parte, si miramos la demanda se trate de individuos, Pymes o grandes
empresas, para conseguir un préstamo todos tienen que ser sujeto de crédito, lo
que básicamente significa que puedan en tiempo y forma pagar los intereses y el
capital del mismo. De lo contrario estaríamos faltando a la confianza de
quienes nos entregan sus ahorros.
Las
cifras del sistema resultan por demás elocuentes. Los depósitos del sector
privado hoy alcanzan a $500 mil millones, mientras que los préstamos al sector
privado suman $470 mil millones. Dado que la principal fuente de fondeo son los
depósitos, y que se inmoviliza una parte de los mismos como encajes, se puede
ver que los bancos prestan todos los recursos que tienen disponibles.
Por lo
tanto, para zanjar la cuestión, podemos afirmar que no existe capacidad
prestable ociosa en el sistema y quien es sujeto de crédito, no tiene
inconvenientes a la hora de solicitarlo.
Segunda cuestión, el sistema gana mucha
plata.
Si
bien el resultado del sistema financiero septiembre/septiembre 2013 alcanzó un
resultado de casi $24 mil millones, esta cifra debe entenderse dentro de la
nominalidad de nuestra economía.
Si lo
comparamos con su patrimonio neto que es el capital con el que las
entidades operan y en el cual han invertido
durante años, las ganancias promedio de las entidades son del 26%, una cifra
acorde con el crecimiento nominal de la economía y al decir promedio sistema me
refiero a que algunos ganaron más y otros menos.
La
rentabilidad promedio nominal del sector en los últimos diez ejercicios fue de
11,3%, alcanzando al 11,8% para los bancos privados.
Si esa
rentabilidad del 11,3% promedio se ajustara por el índice de precios del INDEC,
se ubicaría en el 2,3 %
y tendría signo negativo de -1,9% si se
utilizara el índice de precios implícitos en el PBI.
En
suma, para concluir la cuestión, un sistema financiero rentable genera mayor
cantidad de puestos de trabajo, paga sueldos acorde a su productividad, y
además respalda el crecimiento sostenido de la economía.
Tercera cuestión, la importancia de un
sistema sano, sólido y motor del desarrollo del resto de la economía, cuando a
veces por el contrario se afirma que no cumple con su papel dentro de la misma.
En
este punto y para no ser yo quien lo afirme, permítanme que les transcriba
parte del discurso del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos el
5 de junio pasado.
“Hay
quienes dicen que cuando a los bancos les va bien sólo les va bien a los
banqueros. Se equivocan. Cuando a la banca le va bien, al país le va bien. La
banca ha sido un factor de estabilidad para nuestra economía, durante la última
crisis internacional y la lenta recuperación posterior. Ha sido también uno de
los sectores que ha sostenido el crecimiento económico en los últimos años y lo
ha financiado sin restricciones. Además es uno de los sectores que genera
empleo ciento por ciento formal y es un pilar de la formalización de la economía. Hay que
entender que una banca fuerte hace a cualquier país más fuerte”.
En
este orden de ideas en el 2012, el sistema aportó $23.000 millones al fisco, un
monto nada despreciable por su importancia y magnitud.
A su
vez, pagó más de $ 20.000 millones en concepto de remuneraciones (sin cargas
sociales), beneficiando a casi 100.000 personas.
Cerrando
el punto, esto significa que los bancos aportan al fisco una suma similar a la
que destina al pago de salarios y a su propia rentabilidad.
Algunas reflexiones sobre el futuro
Para
el sistema, el gran desafío pasa por crear las condiciones necesarias para que
el ahorro de los argentinos se vuelque a los bancos, haciendo crecer su punto
flojo que es su reducido tamaño.
Para
que en el 2020 la relación préstamos al sector privado/PIB sea del 24%, el
sistema necesitaría capitalizar unos $33.000 millones. Y es aquí donde el
componente ahorro juega un papel clave.
Sabemos
que es un tema de confianza. Pero también estamos convencidos que cuando se
pueda superar esta valla se retomará el círculo virtuoso del
“ahorro-crédito-inversión”.
Crecimiento
que debe ser necesariamente complementado con el desarrollo de un mercado de
capitales que financie a largo plazo las necesidades que el país requiere.
Por
eso, como dije, es que en ABA consideramos muy importante el abordaje que el
gobierno está encarando de los diversos temas que hacen al posicionamiento del
país frente al ámbito internacional.
Todo
ello dirigido sin dudas hacia la recuperación de la confianza interna y externa
y a la recreación de las condiciones para seguir creciendo.
Otro
factor que debe considerarse hacia el futuro es la presión impositiva sobre el
conjunto de la economía.
Argentina
tiene en la actualidad la tasa más alta de la región: aumentó del 21 al 37% del
PBI entre 2001 y 2012.
Lo
grave es que por cada punto de aumento que se da en la presión tributaria, el
país deja de crecer 0,2 puntos del PIB.
Esto
combinado con los actuales niveles de inflación, atenta contra la
competitividad general de la economía y el logro de las inversiones que se
necesitan.
Por
otra parte, los “fundamentals” de la economía argentina están vigentes para
seguir creciendo y consolidar lo realizado hasta el presente.
La
mayoría de los sectores económicos muestran signos de crecimiento para el año
que viene.
En
este punto deseo concluir con algunas reflexiones:
·
Resulta
clave alinear fuerzas y trabajar con una visión de largo plazo.
·
Es
necesario recrear la confianza mutua entre los distintos actores económicos,
pertenezcan al sector público o privado.
·
Es
fundamental lograr el compromiso de los dirigentes para encarar una
administración racional de los conflictos, que puedan surgir.
Para
todo esto, es necesario actuar con inteligencia para generar y distribuir la
riqueza de manera adecuada.
ABA,
como siempre lo ha hecho, se compromete a seguir trabajando en esta visión y
reitera la predisposición de sus bancos asociados a colaborar para mejorar cada
vez más las políticas públicas en relación con nuestro sector.
Si
como sociedad pudiéramos lograr una mayor integración y creación de capital social,
estimo se aliviarían los problemas que ocupan la mayoría de nuestras agendas y
energías y el país en su conjunto se vería ampliamente beneficiado.