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2015: El kirchnerismo apuesta todo a la fragmentación opositora

Días atrás, el encuestador kirchnerista Artemio López sostuvo que el Frente para la Victoria, si se votara hoy, estaría a sólo 7 puntos de ganar la presidencia. En efecto, el artículo 98 de la Constitución Nacional señala: “Cuando la fórmula que resultare más votada en la primera vuelta hubiere obtenido el cuarenta por ciento por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor de diez puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos, sus integrantes serán proclamados como Presidente y vicepresidente de la Nación.” Con su 33% actual, el FPV está en esa situación, pero la verdad a medias de López pasa por el siguiente punto: el FpV, al menos en teoría, podría, utilizando el gigantesco aparato clientelístico del Estado, llegar a los 40 puntos en una elección presidencial, en la cual los votos se concentran. Pero nada dice el encuestador de la segunda parte del artículo. El gobierno necesita, además, para que no haya ballotage, una diferencia del 10 por ciento de los votos sobre la segunda fórmula más votada. Este condicionamiento va conduciendo a la Casa Rosada a aplicar, hasta las últimas consecuencias, la estrategia de la fragmentación opositora, que ya usó con éxito en el 2007 y el 2011.
El principal riesgo para el oficialismo es hoy por hoy una alianza entre Mauricio Macri y Sergio Massa. Por su potencialidad, este acuerdo podría tener una brecha con el FpV mucho menor a 10 puntos y hasta podría superarlo. A favor de que Macri no pacte con el massismo funciona una red de intereses que gerencian, entre otros, el empresario de la construcción Nicolás Caputo. Pero la voz cantante de esta postura es el consultor Jaime Durán Barba, abanderado de la causa de que Macri no debe quedar enredado en las escaramuzas del peronismo, porque entonces el PRO dejaría de ser la nueva política y la esperanza del cambio. En el 2011, esta postura fue ampliamente ganadora. El ecuatoriano dijo que la alianza con Eduardo Duhalde podría ser el fin del PRO y los 6,95 puntos que obtuvo aquél en las presidenciales le dieron la razón.
En cuanto al tigrense, los operadores de la Casa Rosada no dejan de repicar que, si se aliara con Macri, pasaría a ser parte de un eje de centro derecha y esto lo alejaría del grueso del voto peronista, colonizado por el progresismo durante diez años.
La centro izquierda
En su indispensable plan de fragmentación, el gobierno también está atento a que finalmente Hermes Binner, el dirigente de centro izquierda mejor ranqueado, termine rompiendo lanzas con la UCR para lanzarse para presidente con Margarita Stolbizer como compañera de fórmula. El menú de la fragmentación del voto opositor tiene múltiples variables, por ejemplo, que Julio Cobos encabece una fórmula que exprese el radicalismo de centro derecha y distintos partidos provinciales.
Por último, el espectacular crecimiento electoral del Partido Obrero puede jugar un rol importante en dividir el voto opositor en el 2015 y facilitar que el gobierno saque 10 puntos de ventaja. Con sus 5 puntos, la fuerza que lidera Altamira obviamente le resta votos a radicales y socialistas. No hace falta decir que la oposición debería reaccionar y generar un esquema de acuerdos para que no haya más de 2 o a lo sumo 3 fórmulas presidenciales opositoras. Pero los antecedentes en el 2007 y el 2011 fueron pésimos en este sentido. Y ahora, con la irrupción de Massa, el panorama es cada vez más diversificado. Esto sin hablar de que Elisa Carrió podría darle un golpe mortal al acuerdo radical-socialista presentándose por su cuenta para presidente. El clásico aforismo de Mao Tse Tung de que florezcan mil flores está pasando a ser la clave de la esperanza K.

seprin