Los servicios ferroviarios griegos quedaron interrumpidos y los hospitales funcionaban con personal de emergencia ante una nueva huelga en protesta por los planes gubernamentales de despedir a miles de empleados del sector público. Atenas debe reformar y reducir su servicios públicos para recibir más fondos del rescate de los prestamistas internacionales, pero el último plan de reducción de puestos de trabajo ha generado indignación entre los griegos que afrontan un índice del desempleo de casi el 27 por ciento.