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LAS TAREAS ESPECIALES DE GUILLERMO MORENO Moreno no es López Rega ni es el Rodrigazo ni 1975 es 2013 pero... pero...

Cada año, la Presidente de la Nación le adjudica a Guillermo Moreno una nueva 'tarea especial'. Por ejemplo, en 2011 fue frenar el dólar 'libre'; en 2012 fue frenar las importaciones para asegurar el saldo comercial; en 2013 es frenar las paritarias 'disciplinando' los precios de las góndolas. (?) Un programa económico en graves dificultades, que se encuentra en una transición entre José Ber Gelbard y Alfredo Gómez Morales.


(Urgente24). Mario Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, se desempeña en el gabinete nacional desde 2003, en forma ininterrumpida. Cuando Néstor Kirchner no le ofreció la presidencia del Banco Central a Eduardo Curia, tal como éste esperaba, y solo le mencionó la Secretaría de Comunicaciones de la Nación, Curia eligió a una persona que por entonces era de su confianza, Mario Guillermo Moreno.
 
La labor del economista al frente de la Secom no fue destacada. De hecho, su único aporte fue un fideicomiso que integró con aportes de las 2 telefónicas más importantes, a cambio de beneficiarlas no desrregulando, para con esos recursos promover la industria electrónica fueguina. De acuerdo a lo que puede evaluarse en 2013, nada sirvió: a la telefonía argentina le falta mucha inversión y Tierra del Fuego nunca devino en un polo de desarrollo electrónico sino que sigue siendo un lugar de ensamble de partes importadas. Moreno es así: promete más de lo que concreta, mucho aspaviento y nueces escasas, pero a Néstor -que era igual- eso le encantaba.
 
A Kirchner le impresionó la supuesta agresividad de Moreno, y decidió utilizarla para advertir a los empresarios sobre la evolución de los precios. Roberto Lavagna acaba de ser expulsado del Palacio de Hacienda luego del desafío abierto de ir a un Coloquio de Idea, pero antes había impulsado supuestos acuerdos -inservibles, por cierto- de precios contra inversiones porque su teoría era que el consumo superaba la capacidad instalada y si había ampliación de capacidad instalada bajaría la inflación. Una tontería heterodoxa que hasta el Presidente comprendió que no funcionaba y decidió aplicarle una adaptación 'a lo Kirchner', citando al supermercadista Alfredo Coto para vapulearlo.
 
Pero Kirchner no podía dedicarse todos los días a zarandear empresarios y comerciantes a causa de la inflación y la ministra de Economía de entonces, Felisa Miceli, carecía de autoridad para ello. Por lo tanto, Moreno recibió las instrucciones iniciales para detener la inflación.
 
Los resultados están a la vista: una inflación del 5% anual ya trepó al 30% anual pese a la exhibición de violencia verbal permanente de parte de Moreno.
 
No obstante, Cristina Fernández de Kirchner carece de otro colaborador equivalente, y de una estrategia alternativa.
 
Moreno era de la confianza de Néstor. Cristina recuerda que en la última visita de su marido a Río Gallegos, cuando Rudy Ulloa organizó el homenaje en la unidad básica Los Muchachos Peronistas, en el barrio del Carmen, Néstor no fue pero envió a Moreno a hablar en su nombre. Néstor murió un par de días después.
 
Cristina confía en Moreno, quien no tiene el ascendiente de José López Rega sobre María Estela Martínez, viuda de Juan Perón, ni practica cultos esotéricos, pero es 'el hombre fuerte' de la Administración.
 
Por lo tanto, así como en 2011 se le exigió a Moreno disciplinar el mercado libre de cambios (?) amenazando a los de las casas de cambio (como si ellos pudieran administrar la paridad, famosa burrada de Moreno); y en 2012 decidió frenar las importaciones para asegurar el saldo comercial favorable (provocando considerables perjuicios a toda la economía argentina pero en algunos rubros como el automotriz resultó preocupante), en 2013 Moreno es el congelador de precios por 60 días.
 
La teoría de la Presidente de la Nación es que si los precios quedan congelados durante los 2 meses que consume el proceso de convenciones colectivas de trabajo, el Ministerio de Trabajo podrá conseguir que los acuerdos sean anuales y por debajo del 20%, tal como pretende la Administración aunque luego el inefable ministro Hernán Lorenzino lo desmiente.
 
Así, Guillermo Moreno y Carlos Tomada, protagonistas del fracasado Partido Justicialista porteño, tienen que impedir el desborde paritario que supone, para la Presidente de la Nación, todo acuerdo de 25% o más que reclama el ex aliado Hugo Moyano. Para ello, tendrán que quitarle argumentos a los sindicatos, presionando a los supermercadistas porque se los considera formadores de precios. En definitiva, toda la Administración Cristina, por completo, negó el'Rodrigazo' que mencionó su amigo, José Ignacio de Mendiguren, presidente de la Unión Industrial Argentina, pero decidió un plan contigente al respecto.
 
Deberá recordarse que cuando Cristina Fernández de Kirchner estaba en la campaña proselitista 2007, los por entonces dueños de Aerolíneas Argentinas le ofertaron -siguiendo el esquema de Lavagna de 2005- inversión en la nueva flota Airbus de la empresa a cambio de un acuerdo de no conflictividad sindical por 5 años, que Cristina y Alberto Fernández aceptaron, pero Néstor Kirchner, Julio De Vido y Ricardo Jaime rechazaron y boicotearon apelando a los sindicatos presentes en la empresa.
 
Sin embargo, a Cristina le fascinó la propuesta porque la inflación ya era un tema y ella carecía de algún discurso al respecto -deberá recordarse que para el kirchnerismo, la inflación nunca existió-. Junto a quien era por entonces su estrecho colaborador, Alberto Fernández, comenzó a prometer un acuerdo de precios y salarios para el año 2008, si ganaba.
 
Ella ganó pero olvidó bien pronto su promesa, en parte porque mientras Néstor Kirchner vivía, Cristina no existía en las decisiones (y Néstor resolvía la relación inflación/paritarias negociando con Hugo Moyano, quien fijaba el tope a partir del acuerdo anual del Sindicato de Choferes de Camiones). Y cuando Kirchner murió, ella se empeñó en modificar todo lo menos posible porque esa actitud es una porción de su monumento funerario a su ex marido.
Hoy día, cualquier acuerdo de precios y salarios es imposible, porque el Estado Nacional es promotor de inflación, de la que se beneficia en términos impositivos, y no está dispuesto a modificar su política de emisión a destajo para sostener el gasto público clientelar, con el argumento de que así sostiene la actividad económica, tema clave para un sistema impositivo diseñado sobre la base de gravar el consumo.
 
Además, Moyano es hoy día un enemigo, y Cristina perdió la batalla en la Confederación General del Trabajo y la Central de Trabajadores Argentinos. Ni Antonio Caló ni Hugo Yasky tienen una influencia relevante en los debates salariales.
 
Entonces, el kit de amenazas, reproches y exabruptos de Guillermo Moreno es el plan contingente de Cristina, la última estrategia inflacionaria.
 
Precios y salarios
 
Moreno impulsó que las principales cadenas de supermercados de todo el país congelarán por 2 meses, a pedido del Ejecutivo Nacional, los precios de todos los productos que ofrecen. 
 
La medida no tiene un carácter escrito -es una orden verbal, similar a la que el ladriprogresismo le reprocha a los militares cuando ordenaron la represión de 1976- sino que es sólo de palabra, aunque la Secretaría de Comercio Interior promete aplicar sanciones si las firmas violan lo convenido. 
 
Coto, Carrefour, Jumbo, Disco, Walmart, Hipermercado Libertad, Vea, La Anónima y La Cooperativa Obrera de Bahía Blanca son las empresas que adhirieron. 
 
Además, podrían sumarse los supermercados chinos y las cadenas de venta de electrodomésticos, entre otros. 
 
La medida busca dar una señal en el comienzo de las negociaciones paritarias, aunque según los actores de la cadena no tendría impacto en la reducción de la inflación anual. En la medida en que impulse las ventas de las grandes cadenas, puede aumentar la concentración del mercado.
 
La primera señal negativa que han recibido Moreno y Tomada respecto de los objetivos de su plan provino de la Confederación de Asociaciones Sindicales de las Industrias Alimenticias (CASIA), que ratificó su decisión de inciar sus negociaciones en marzo para renovar las escalas salariales a partir abril, con una suba del 30%. Antes, Moreno y Tomada boicotearon el acuerdo de La Bancaria con las entidades gremiales empresarias del sector, porque era 25%
 
En el caso de la Alimentación, la cifra fue redefinida luego de que se conociera que la suba del mínimo no imponible de Ganancias será del 20%. Además, de acuerdo a la Confederación, la canasta básica de alimentos y servicios es de $ 8.000 para una familia tipo, 5 veces superior a la que mide el INdEC.
 
La Confederación estimó que la inflación acumulada durante 2012 fue del 24,1%, aunque en el caso de los alimentos trepó hasta el 27,56%. Y decidió presionar.
      
El asunto promete ponerse 'espeso' porque Cristina les negó a los sindicalistas un ajuste del monto mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias en su 4ta. categoría, y ahora pretende que consideren como válido el acuerdo no escrito de precios congelados por 60 días, una acción que no garantiza que dentro de 180 los supermercadistas recuperen lo que consideren que han perdido en los 60 días de la congelación.
 
Por lo tanto, los sindicalistas coincidieron en rechazar que el acuerdo de Moreno con los supermercados resulte útil para contener las demandas salariales e insistieron en que el piso de los reclamos sindicales sigue en el 25%. 
 
“¿Y si el día después que se cierra la paritaria aumentan todos los precios?, insisten los sindicalistas.
 
Además, todos los argentinos conocen cómo terminan los controles de precios: en un fracaso.
 
Varios de los jefes sindicales vigentes conocieron de cerca aquellos días de 1975, cuando en una puja paritaria terminó de explotar los controles vigentes desde 1973. La economía tiene profundos desajustes en 2013, que la Presidente de la Nación se empeña en desconocer, tal como sucedía con María Estela Martínez en 1975.
 
"Mire Ud. el quilombo que arma esta gente con tal de mantener la recaudación impositiva sobre los salarios", expresó un sindicalista veterano acerca de la estrategia de Cristina.
 
Moyano ya alertó sobre un escenario “complicado” para la ronda de paritarias porque, según dijo, la inflación “está medio descontrolada”, por lo que –sostuvo– el piso de los planteos salariales será del 30%. 
El dirigente gastronómico y titular de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, coincidió con Moyano al considerar que el piso para discutir los próximos aumentos salariales deberá ser del 30% y reclamó, además, la inclusión en los convenios de una cláusula que permita reabrir las paritarias cada 6 meses. 
 
En la CGT oficialista comienza a producirse una ruptura: los llamados 'Gordos' no quieren continuar a las órdenes de Antonio Caló, y todo el debate que viene resolverá la puja de poder interno, algo que tampoco conviene a Cristina, Moreno & Tomada.
 
En poco más de 1 mes, Moyano le recomendó a los gremios 3 pisos salariales diferentes para iniciar las paritarias. 
 
El 02/01 aconsejó entre 27% y 30%. 
 
El 17/01, cuando se conoció el plan 20/20 del Gobierno para subir el mínimo de Ganancias 20% a cambio de cerrar incrementos salariales de 20%, dijo que 25% sería un piso apropiado. 
 
El 02/02, tras considerar que la suba del impuesto fue "insuficiente", volvió a recomendar 30%.
 
El 04/02, en diálogo con Radio Mitre (Grupo Clarín), Moyano aseguró que en las paritarias del Sindicato de Choferes de Camiones (Sichoca) que empiezan en junio próximo "vamos a tratar de mantener el poder adquisitivo del salario", con un piso del 30% de aumento como están haciendo otros sectores sindicales.
 
El choque es inevitable.