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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad 22-6-12: "Un segundo trimestre peor al esperado"


LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Las jornadas de alta tensión política vividas durante la última semana hicieron pasar casi inadvertida la divulgación de los primeros números rojos acerca de la marcha de la economía, los cuales anticiparon para el segundo trimestre el escenario recesivo que muchos observadores preveían para la segunda mitad del año.
De acuerdo al Índice General de Actividad de Ferreres (IGA-OJF), la economía cayó en mayo un 1,2% interanual (a/a), en lo que fue su primera baja desde la crisis del año 2009. Asimismo, en lo que va del segundo trimestre (abril-mayo), la actividad agregada acumula una contracción de 0,8% con respecto al trimestre previo, lo que equivale a una velocidad de caída anualizada del 3%. Con estos números, el panorama luce negro, ya que el arrastre estadístico para el 2012 es cercano a cero, es decir, aún si la economía se estabilizara en los niveles de mayo, el crecimiento del año sería nulo (escenario estanflacionario que representa -a todas luces- el telón de fondo de la creciente tensión social y política).
A nivel de sectores, el enfriamiento resulta generalizado, habiéndose apagado varios de los “motores” que impulsaron el ciclo expansivo previo. Según la medición de Ferreres, cerca de 2/3 de los bloques económicos presentaron caídas con respecto a un año atrás, destacándose las mermas de la producción agropecuaria (-18,8%), fruto de la sequía, y de la construcción (-3,1%), afectada por el cepo al dólar.
A lo anterior se sumó una floja performance de la industria (-1,5% a/a), afectada por el desplome de la producción automotriz (-24% anual), en un contexto en el que la caída de las ventas externas no alcanzó a ser compensada por el aumento de las ventas internas de vehículos, las cuales hoy actúan como refugio para parte de la población que no puede acceder al dólar. Ni este efecto colateral del cepo cambiario salvó a la industria local, que anunció las primeras suspensiones de personal, anticipando un factor adicional de conflictividad laboral para el segundo semestre, ya no por las paritarias o discusiones impositivas, sino por la estabilidad de los puestos de trabajo.
Por otro lado, el superávit comercial mostró un retroceso en mayo (-11% anual), pese a la caída de las importaciones (-5%). Ello se debió a una nueva contracción de las exportaciones (-7% a/a), donde se sintió con fuerza el proyectado golpe de la sequía sobre las ventas de soja y derivados, además del sorpresivo retroceso de las exportaciones industriales (-12%). En este último caso, se conjugaron el derrumbe de las exportaciones de metales preciosos derivado de un incumplible acortamiento de los plazos para liquidar las exportaciones mineras (-71% a/a), además de una endeble demanda externa del resto de los productos industriales (-7%).
En cuanto a las importaciones, la caída más importante volvió a observarse en las compras de bienes de capital (-35% en volumen), asociada a la contracción de la inversión privada. Le siguieron, en importancia, las bajas en las importaciones de bienes intermedios (-6%), bienes de consumo (-9%), piezas y accesorios de bienes de capital (-9%) y vehículos automotores (-19%).
En este nuevo retroceso de las compras externas volvió a conjugarse el enfriamiento de la actividad agregada, con las trabas oficiales al ingreso de mercadería importada, las cuales comenzaron a generar tensiones, ya no sólo en la industria, sino también en el comercio, una de las pocas actividades en alza en lo que va de 2012 (los reclamos de los comerciantes de Once de esta semana son las primeras reacciones contrarias a la actual política comercial y cambiaria).