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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad


LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Tres nubarrones asoman en el frente externo. Por un lado, las autoridades brasileñas, conscientes de la desaceleración económica, relajaron su política monetaria, reduciendo las tasas de interés y dejando que el real se deprecie aceleradamente. En tanto, en China, se observó un freno en los flujos de comercio (exportaciones e importaciones) que ponen en duda la solidez económica y dejan entrever los desafíos que allí enfrenta el modelo de crecimiento basado en inversiones ligadas a exportaciones. Por último, la creciente incertidumbre política y económica en Grecia profundiza un foco de tensión que puede definir el futuro de la Eurozona y, tal vez, de la economía global en 2012.
En Brasil, la principal novedad está dada por un agresivo deslizamiento cambiario. En línea con un escalonado descenso de la tasa de interés de referencia, en el país vecino se quebró la barrera psicológica de los 2 reales por dólar, acumulando el tipo de cambio un salto de 18% desde febrero y de 22% en el último año.
Este cambio en la política monetaria brasileña se da en un contexto en el que la economía pasó de crecer 7,5% en 2010 a 2,7% en 2011, acumulando un alza de sólo 1% interanual en el primer trimestre de 2012. Desde mediados del año pasado, cuando la desaceleración se hizo más palpable, las autoridades respondieron con una progresiva reducción de la tasa de interés de referencia, hasta el 9% actual, proyectando el mercado que la senda bajista continúe, ubicando a la tasa SELIC en un 8% a fin de 2012.
Un real depreciado no es una buena noticia para Argentina, aunque sus efectos contractivos podrían verse diluidos si ello logra reactivar la alicaída economía del país vecino. El problema es el “timing”, en la medida que el salto del real en Brasil se da en un contexto de creciente tensión cambiaria en Argentina. En otras palabras, la depreciación del real golpea la competitividad de la anémica industria argentina, reforzando la sensación de que el dólar aquí “está barato”.
En otro frente relevante para Argentina, la última información disponible enciende luces amarillas en China. En abril, el saldo comercial chino se triplicó con respecto al mes anterior, fruto de una brusca desaceleración de las importaciones (que crecieron sólo 0,3% a/a), combinada con un freno en las ventas externas, dato que podría estar anticipando un enfriamiento del gigante asiático.
En los últimos años, la expansión de China descansó en sus exportaciones (particularmente a países desarrollados) y en una exorbitante inversión interna (que alcanzó el 50% del PBI en 2011). En adelante, para sostener el crecimiento, se necesita que el consumo adquiera un mayor protagonismo, en un marco de demanda externa menos robusta y una inversión que difícilmente se mantenga en los niveles actuales.
Por último (pero no por ello menos importante), Grecia continúa generando tensiones en Europa. Con un nuevo default en puerta, en los últimos días se reavivó la crisis de confianza, se aceleró la corrida bancaria y un abandono traumático del euro por parte de Grecia es una posibilidad cada vez más cercana, acumulando los depósitos del sistema financiero una caída del 30% (cualquier similitud con la crisis argentina de fin de siglo, no es pura coincidencia).
Pero el mayor riesgo para Europa (y para la economía global) está dado por el posible contagio hacia otros mercados, particularmente España e Italia. La mera posibilidad de reintroducir una moneda nacional ha fomentado una corrida bancaria en Grecia, que amenaza con propagarse a otras economías europeas. Sin embargo, más que dar certezas sobre el camino a seguir frente a un panorama complicado, las autoridades del viejo continente exponen su desacuerdo, lo que profundiza el nerviosismo en los mercados. La moneda está en el aire, el tiempo corre y un final turbulento en Europa está cada vez más cerca.