Desde que Cristina anunció la expropiación, el valor de Repsol cayó en un 14%, su cotización se derrumbó en 3.005 millones de euros y el Gobierno argentino ya adelantó que no pagará lo que la firma española pretende como indemnización. Debilitada en cuanto a la diversidad de su perfil de actividad, la compañía queda expuesta a una oferta pública de adquisición (OPA) hostil.
La prensa española ya comenzó a analizar la osadía de Cristina Fernández de expropiar el 51% de las acciones de Repsol y las consecuencias que tiene esa decisión en la compañía que ya vale un 14% menos desde el anuncio.
Una columna de opinión publicada este miércoles (18/04) porPilar Rahola en La Vanguardia pone en contexto la decisión de Cristina como un atrevimiento ante una España debilitada económicamente:
“Argentina no se habría atrevido a montar este cirio nacionalizador, sobrecargado de populismo, si no pensara que la España actual es muy débil, y por tanto vulnerable.
Por supuesto, lo de Cristina es de vergüenza supina, si recordamos que otrora el matrimonio sacó su millonaria tajada de la privatización de YPF, que durante estos años han hecho una pésima política energética, y que es una forma de vender humo contra el extranjero, para tapar el incendio de sus errores económicos.
No hay duda de que la larga sombra del chavismo hace tiempo que aterrizó en la Casa Rosada, y que Argentina empieza a ser un país peligroso para las inversiones extranjeras.
Pero la cuestión no es lo que ocurre en Argentina, sino lo que está ocurriendo en España.
Porque de los males de España vienen los malos vientos argentinos”.
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