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S&P sube calificación de Brasil a ‘BBB’ por su creciente capacidad para moderar el impacto del deterioro en el entorno mundial; la tendencia es establ

Resumen
• La administración Rousseff ha mostrado su compromiso para cumplir con sus objetivos fiscales, ampliando así la posibilidad para usar herramientas monetarias que influyan en la economía local;
• Esperamos que el gobierno implemente políticas monetarias y fiscales cautelosas que en combinación con la creciente flexibilidad económica del país, moderen el impacto proveniente de potenciales shocks externos y sostengan sus perspectivas de crecimiento en el largo plazo;
• Por consiguiente, subimos nuestras calificaciones soberanas de largo plazo en moneda extranjera de Brasil a ‘BBB’ de ‘BBB-’ y en moneda local a ‘A-’ de ‘BBB+’. La tendencia es estable.

Acción de Calificación
Nueva York, 17 de noviembre de 2011.- Standard & Poor’s Ratings Services subió sus calificaciones soberanas de largo plazo en moneda extranjera de la República de Brasil a ‘BBB’ de ‘BBB-’, y en moneda local a ‘A-’ de ‘BBB+’. Standard & Poor’s también confirmó sus calificaciones soberanas de corto plazo, en moneda extranjera de ‘A-3’ y en moneda local de ‘A-2’. La tendencia de las calificaciones de largo plazo es estable. Asimismo, Standard & Poor’s cambió su evaluación de riesgo de transferencia y convertibilidad (T&C) de Brasil a ‘A-’ de ‘BBB+’. La calificación soberana de Brasil en escala nacional se mantiene en ‘brAAA’.

Fundamentos
La suba de las calificaciones soberanas de Brasil está respaldada por el creciente historial de la administración actual para implementar políticas macroeconómicas prudentes, incluyendo el sostenimiento de superávits primarios de casi 3% del PBI. Durante el primer año de la administración, los resultados fiscales han sido mejores de lo que originalmente se habían presupuestado, dando así mayor margen de maniobra para implementar una política monetaria más flexible y tener un mayor rol contracíclico para atenuar el impacto negativo de una potencial caída en la demanda externa.

Consideramos que la combinación del compromiso sostenido de Brasil con políticas económicas cautelosas, la diversificación de su economía, y la mejora gradual de su perfil externo, debe moderar el impacto de potenciales shocks externos y respaldar las perspectivas de crecimiento de largo plazo.

En nuestra opinión, la respuesta del gobierno brasileño a las presiones inflacionarias en 2011 envió una señal importante sobre la flexibilidad de sus políticas y el compromiso con la estabilidad económica. El gobierno restringió la política fiscal mediante recortes al presupuesto y a través de la contención del aumento en el gasto de pensiones. Como resultado de ello, se espera que el superávit primario del sector público consolidado para 2011 se sitúe en 3,15% del PBI. Las políticas monetaria y crediticia también se volvieron más restrictivas en respuesta al aumento de la inflación. El Banco Central subió su tasa de interés de referencia en 375 puntos base entre abril de 2010 y julio de 2011. Debido a ello, las perspectivas del crecimiento del PBI para 2011 empezaron a bajar aún antes de que los signos de desaceleración en el crecimiento mundial empezaran a afectar las expectativas económicas en Brasil. Al inicio de agosto de 2011, el Banco Central comenzó a bajar su tasa de interés de referencia y a retirar algunas medidas contracíclica macro-prudenciales que había puesto en marcha previamente, a fin de apoyar la demanda local mientras aumentaba la incertidumbre en torno al crecimiento económico mundial. Sin embargo, no relajó su política fiscal.

Standard & Poor’s espera que el PBI real per cápita crezca 2,1% en 2011 y 2,4% en 2012, siempre y cuando no se presente un deterioro severo inesperado en las condiciones externas. Bajo el actual escenario, se prevé que la deuda neta del gobierno general de Brasil baje solo gradualmente durante los próximos tres años desde el estimado 41% del PBI para el cierre de 2011. Se estima que la cuenta corriente de la balanza de pagos refleje solamente déficits moderados por abajo de 2,5% del PBI en los próximos tres años, con una amplia participación de los flujos netos de inversión directa extranjera (IED). Ello, junto con la acumulación de reservas internacionales, que actualmente se estima cubren 10 meses de los pagos de la cuenta corriente, probablemente sostendrá la posición de liquidez externa de Brasil.

El nivel relativamente bajo de inversión en relación al PBI de Brasil (estimado en 19,4% para 2011) y rigideces microeconómicas que prevalecen en varios sectores de la economía, obstaculizan su capacidad para elevar las tasas de crecimiento económico per cápita significativamente por encima de 3% sin correr el riego de generar desequilibrios macroeconómicos. Dada la limitada flexibilidad fiscal del sector público, aunque en mejora, el aumento de la inversión por parte del sector privado constituye en adelante un desafío clave para Brasil.

Nuestra calificación en moneda local se encuentra dos niveles (notches) por encima de la calificación en moneda extranjera porque, en nuestra opinión, la flexibilidad monetaria y un considerable mercado de deuda en moneda local dan al país una capacidad moderadamente mejor para servir su deuda denominada en reales emitida en el mercado local. Nuestra evaluación de T&C refleja nuestra opinión de que la probabilidad de que el soberano restrinja el acceso a las divisas que necesitan los emisores no soberanos en Brasil para pagar su deuda, es moderadamente menor que la posibilidad de que el soberano incumpla sobre sus obligaciones en moneda extranjera. Aunque el gobierno mantiene algunas restricciones cambiarias, la mayoría de ellas están en la cuenta de capital, y las políticas económicas están orientadas al exterior.

Tendencia
La tendencia estable pondera el compromiso esperado con las políticas económicas prudentes frente a la flexibilidad fiscal relativamente limitada del gobierno en un entorno de tasas de interés todavía altas. Standard & Poor’s espera que la administración mantenga su compromiso con la prudencia fiscal, pese a los desafíos derivados del impacto esperado del fuerte incremento esperado en el salario mínimo en 2012 sobre los gastos de pensiones y las necesidades de inversión pública. Prevemos que la política fiscal siga apoyando la flexibilidad de la política monetaria, dando mayor margen a las autoridades para emplear políticas contracíclicas limitadas en un contexto global crecientemente incierto.

La implementación de una agenda vigorosa de reformas económicas que impulsen la inversión y la tendencia de crecimiento económico del país, daría a Brasil una mayor flexibilidad en sus políticas y reduciría las tasas de interés reales, lo que a su vez conducirían a una mayor calificación soberana. Por el contrario, la incapacidad para contener la inflación en niveles que mantengan la credibilidad de la política de objetivos de inflación del banco central, en combinación con una política fiscal más laxa y el uso de recursos potencialmente mayores para el otorgamiento de crédito de parte de los bancos gubernamentales, podría frenar y eventualmente revertir las mejoras recientes en los pilares macroeconómicos de Brasil y llevar a una baja de calificación.