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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad 28-10-11: Pulseada contra el mercado

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS

Pasadas las elecciones presidenciales, la demanda de dólares del público y empresas continuó firme durante la última semana, manteniendo bajo extrema presión las tasas de interés y las Reservas del Banco Central.

Lejos de ceder, la fuga de dólares se mantuvo en los últimos días en niveles similares a los de las semanas previas, apuntando a sumar en octubre (al igual que en septiembre) un pico de USD 3.700 millones mensuales, el cual arroja la friolera de USD 22.000 millones en los últimos doce meses.

En este marco, las tasas de interés pagadas por los bancos por los plazos fijos mayoristas se mantuvieron por segunda semana consecutiva en el 20% anual, a la vez que el Banco Central debió desprenderse de más de USD 150 millones diarios para mantener el dólar estable. Como resultado, las Reservas Internacionales habrían caído a cerca de USD 47.500 millones, el menor nivel del último año y medio, acumulando una contracción de casi USD 5.000 millones desde inicios de 2011.

Procurando desactivar la presión cambiaria, el Banco Central anunció una serie de medidas que apuntan (simultáneamente) a ampliar la oferta y reducir la demanda de dólares, al resultar claramente insuficientes las subas de tasas y las operaciones en los mercados de futuros encaradas antes de las elecciones.

Estas medidas incluyeron: 1) la obligación de las compañías mineras y petroleras de liquidar localmente la totalidad de las divisas generadas por sus exportaciones, quitándoles el tratamiento preferencial que ostentaban hasta ahora; 2) la repatriación de fondos que las compañías aseguradoras tienen en el exterior; 3) la obligatoriedad de los no residentes a ingresar al mercado de cambios los dólares destinados a la compra de activos locales (incluyendo empresas, aportes de capital o inmuebles); 4) un mayor control sobre la operatoria en los mercados cambiarios paralelos, fundamentalmente bajo la operatoria del denominado “contado con liquidación”; y 5) la presencia de personal policial y de la AFIP en las casas de cambio, apuntando principalmente a los “coleros” que compran dólares al precio oficial ($/USD 4,26), para luego a revenderlo a terceros en el mercado informal, por encima de $/USD 4,40.

Esta batería de controles llegó en momentos en los que la demanda de dólares se mantenía firme en la plaza oficial, a la vez que aumentaba en la paralela. Descontado el triunfo del oficialismo en las elecciones presidenciales, la fuga de dólares de las últimas semanas respondía a las medidas o señales que el gobierno pudiera dar después del 23 de octubre, incluyendo aquí los riesgos de la introducción de mayores controles que atacaron las consecuencias (y no las causas) subyacentes en la incesante fuga de capitales (léase: un incipiente atraso cambiario derivado de una inflación superior al 20%, con un tipo de cambio semi fijo). En este escenario, para muchos, las acciones oficiales de los últimos días fueron (en buena medida) una profecía auto cumplida.

En el fondo, el gobierno estaría insistiendo en su estrategia de mantener un dólar “anestesiado”, con el fin de postergar lo máximo posible un alza en las tasas de interés que pudiera traducirse en un enfriamiento de la economía. La pregunta clave es si, con estas medidas, el BCRA logrará ganar la pulseada o simplemente comprar tiempo al costo de ampliar las presiones cambiarias futuras.