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Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

LA SEMANA EN POCAS PALABRAS
Los términos del intercambio alcanzaron un nuevo récord histórico a comienzos del año 2011. Según datos divulgados esta semana por el INDEC, en el primer trimestre los precios de exportación crecieron un 17,6% interanual, prácticamente duplicando el ritmo de aumento de los precios de los productos importados (9,4%). Como resultado, los términos del intercambio (los cuales miden la relación entre los precios de exportación e importación) verificaron un alza de 7,4% a/a y quebraron los picos verificados en otros momentos de “oro” para los precios agrícolas, tales como los alcanzados a comienzos del siglo XX y en 1948 y 1973, durante la primera y tercera presidencia de Juan Domingo Perón.
Para tener una idea de magnitudes, con el actual ciclo alcista de los commodities, los términos del intercambio mantuvieron desde el año 2002 un persistente aumento que los sitúa hoy no sólo 53% por encima de la década del noventa (durante la Convertibilidad), sino 27% arriba del promedio de la propia década de los 2000. En este sentido, desde el año 2002 los precios de exportación acumulan un crecimiento de 95% en dólares, mientras que los precios de importación hicieron lo propio en un 33%.
Esta nueva mejora en los términos del intercambio da cuenta de en un contexto externo sumamente favorable. En el arranque de 2011, las cotizaciones de los principales productos de exportación de Argentina verificaron un destacado ascenso en los mercados internacionales, fenómeno que dio lugar a subas de 24% a/a en los precios de exportación de los productos primarios y de 27% a/a en las de manufacturas de origen agropecuario (MOA), dos rubros responsables de ¾ partes del crecimiento de las ventas externas en el primer trimestre. Este aumento de los precios de exportación se conjugó con un alza moderada en los precios de las manufacturas importadas, en un marco de baja inflación en los principales mercados proveedores, varios de los cuales aún se encuentran dejando atrás los efectos de la última crisis internacional.
Este fenomenal efecto precio es el que ha permitido hasta ahora sostener un abultado superávit comercial, dilatando la aparición de “cuellos de botella” en el sector externo. En un ejercicio estático, cuando se excluye el efecto precios y se miden las cantidades exportadas e importadas, el balance comercial ya comenzó a ser deficitario en 2008, volviendo a serlo en 2010 y los primeros meses de 2011. Según se desprende de los datos del INDEC, el superávit comercial del primer trimestre de este año (de casi USD 1.800 millones) habría sido negativo en USD 2.700 millones medido a los precios del año 2001, más que duplicando el déficit ajustado por precios de un año atrás. Para tener una noción de la relevancia del efecto precio, vale la pena recordar que desde el año 2002 a la fecha la ganancia por términos del intercambio en el saldo comercial de mercancías asciende a la fr! iolera de USD 70.000 millones (alrededor de USD 16.000 millones en el año 2010).
En un contexto en el que la demanda interna crece por encima de la capacidad de producción, se genera una combinación de inflación y aumento de importaciones que tornan al superávit comercial crecientemente dependiente de las oscilaciones de los precios internacionales de las materias primas. Este fenómeno se amplifica en un contexto en el que, ante cualquier turbulencia externa, el Banco Central debe salir a garantizar la estabilidad de la cotización del dólar para no acelerar la fuga de capitales. Ello impide dejar flotar al peso para amortiguar el impacto de una corrección en los precios de los commodities, tal como sucedió en las últimas semanas.
La situación interna se torna, de este modo, dependiente de un favorable frente externo para que el “modelo” cierre, habida cuenta de la relevancia de los agro-dólares para sostener el superávit comercial y garantizar cierta tranquilidad en el mercado cambiario, además de apuntalar el crecimiento económico y pagar las cuentas fiscales.