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Santander y BBVA se ven obligados a triplicar el diferencial para colocar deuda

La publicación de los test de resistencia otorga a la banca una oportunidad de volver a financiarse en el mercado tras meses de sequía, aunque para ello va a tener que rascarse el bolsillo más de lo que le gustaría. BBVA y Santander, primeros espadas del sector, han vendido deuda esta semana con un diferencial que triplica al de enero o abril, tanto en bonos senior como en cédulas hipotecarias.
Los bancos respiraron aliviados el pasado viernes una vez que se conocieron los resultados de los exámenes de esfuerzo, conocidos como test de estrés. Este desnudo ante los inversores despejó muchas dudas respecto a las posiciones de las entidades en deuda soberana, además de clarificar que la gran mayoría de entidades sobrevivirían a una situación macroeconómica extrema. Un mayor conocimiento de las entrañas de los bancos, es decir, de sus balances, es algo que el mercado consideraba necesario para volver a prestarles dinero. Esta máxima se ha demostrado cierta en los últimos días, ya que entidades como BBVA, Santander o Bankinter han podido colocar su deuda, ya sean bonos senior –deuda respaldada por el propio banco- o cédulas hipotecarias –respaldadas por hipotecas-. Santander ha abierto esta mañana los libros para vender unos 1.000 millones de euros en bonos senior con un vencimiento de cuatro años y un diferencial de 160 puntos básicos (pb) sobre el midswap. “El diferencial está quizá un poco primado, pero está bien”, comentan desde el departamento de renta fija de una firma española. “Es una buena estrategia, por lo que pueda pasar”. Emilio Botín ha aprovechado así la nueva oportunidad, aunque seguro que al presidente de Santander le hubiese gustado distribuir la deuda un poco más barata. En enero, el mayor banco español vendió 2.000 millones en bonos senior con una vida de tres años y un diferencial de 45 pb sobre Euribor. En abril, vendió 1.000 millones en bonos a dos años a Euríbor más 55 pb. Esto pone sobre el tapete que la situación, pese a haber mejorado en los últimos días, sigue siendo preocupante. Los problemas de deuda de la mayoría de naciones occidentales y el temor a una recaída de las economías -tal y como advirtió ayer Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal- aún persisten. De hecho, son muchas las voces que advierten que los altos costes de financiación ya son estructurales. BBVA colocó ayer 1.250 millones de euros en bonos senior con vencimiento a cinco años y un diferencial de 170 puntos sobre el midswap. Una operación que para Ángel Cano, consejero delegado, pone de manifiesto la fortaleza del segundo banco español, aunque no por ello deja de ser muy cara si se compara con los 85 pb que pagó en abril por una emisión de 1.000 millones, también en deuda senior a cinco años. La entidad que preside Francisco González también se congratuló la semana pasada de abrir el mercado de cédulas hipotecarias con una emisión de 2.000 millones con un diferencial de 195 pb sobre la referencia. En enero, BBVA vendió otros 2.000 millones a siete años –frente a los tres de la última operación- a un precio de 55 pb sobre el midswap. Es decir, casi cuatro veces más barata. El caso de Bankinter es más extremo, ya que ha pagado mucho más cara su última emisión de cédulas que una de bonos senior en enero, cuando se entiende que las primeras son mucho más seguras (suelen tener la máxima calificación) que lo segundos. La entidad cotizada pagó 240 pb de diferencial por 400 millones en cédulas, por los 95 pb de la deuda de enero. Ambas emisiones tienen un vencimiento de tres años.

¿Y EL RESTO?

Cara, sí, pero al menos Santander, BBVA o Bankinter han podido salir al mercado en busca de recursos para financiar el activo. Los dos primeros, de hecho, están en las primeras posiciones de los test de esfuerzo que se han practicado a la banca europea, y Bankinter es una entidad cotizada. Pero, ¿qué hará el resto? Un operador de renta fija avisa que la situación solo se habrá normalizado cuando entidades más modestas puedan acceder a la financiación mayorista a un precio razonable, algo que de momento parece lejano. De hecho, apenas los bancos cotizados y La Caixa pudieron vender bonos o cédulas en el mercado en las oportunidades que se concedieron en enero y abril. Hasta que eso ocurra, las entidades más modestas seguirán acudiendo al Banco Central Europeo (BCE) para obtener liquidez, aunque la institución que preside Jean Claude Trichet será mucho menos generosa tras suprimir las subastas a un tipo del 1% a un año y sin límite de peticiones. Además, el banco central va a elevar el recorte de valor (haircut) de los activos que exige y acepta como garantías para prestar dinero. n lo que concierne a la financiación minorista, la previsión es que siga siendo tan cara como en la actualidad, con depósitos que superan rentabilidades del 4% cuando el Euribor a tres meses está en el 0,899%. Este esfuerzo supone para un buen grupo de entidades una importante merma del margen de interés, justo en un momento en el que hay que destinar una buena cantidad de recursos a provisionar los créditos morosos.


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