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¿Cuántas posibilidades existen de hallar petróleo en las Islas Malvinas?

Es muy poco probable que se pueda llevar a cabo la exploración sin la cooperación de Cristina Fernández de Kirchner. Editorial del periódico británico The Guardian. En diplomacia, no sólo se trata de lo que se dice sino también de lo que, adrede, se deja sin decir. Esto describe ciertamente el apoyo por cierto displicente –si es que ese es el término correcto- de los Estados Unidos sobre los argumentos británicos para continuar con la soberanía sobre las Islas Malvinas. América tiene asuntos más importantes que atender en la región que el poco atractivo y ventoso archipiélago (de 2.200 habitantes) reclamado por Argentina. El hecho de que todos hayan salido a apoyar a Argentina durante la última disputa diplomática alrededor de la exploración petrolera en las Islas pesa más en Washington estos días que el apoyo incondicional a Gran Bretaña al momento del conflicto en 1982, como lo hizo Ronald Reagan. Mientras que la posición neutral norteamericana no es nueva, es su cariz lo que ha defraudado a Londres, no menos que la insistencia en que se trata de un tema poscolonial (no debería sorprender teniendo en cuenta la historia familiar del Presidente Obama). Lo que pone a Gran Bretaña en un aprieto. Diplomáticos y políticos pueden rasgarse las vestiduras por el derecho de autodeterminación de un par de miles de isleños quienes están decididos a permanecer británicos, pero inexorablemente se están trasladando al lado incorrecto tanto de la historia como del argumento internacional, en la medida que el recuerdo de la guerra se vuelve más borroso.
La realidad es que la indiferencia de la reacción norteamericana a la insistencia británica sobre la naturaleza especial de la relación transatlántica – no es la primera vez desde que Obama asumió el poder (piense en Gordon Brown, piense en desaire) – es probablemente más significativo que el daño inferido a las relaciones entre Argentina y Gran Bretaña, las que inevitablemente se tornan más reacias cada vez que se involucra a las Islas Malvinas En efecto, a pesar de la presente disputa – la que ha alimentado algunas especulaciones ridículas por parte de algunos medios británicos respecto de la posibilidad de ganar otra guerra – la presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner ha dejado muy en claro que su gobierno no tiene ninguna intención de participar de la operación o de reabastecer la plataforma de exploración británica recién arribada. También vale la pena recordar que para Kirchner las Islas Malvinas son políticamente importantes en términos domésticos. Su retórica – en marcado contraste con la política de “seducción” perseguida por Carlos Menem en los 90 – es una política que unifica a sus ciudadanos. Pero mientras que una reciente encuesta llevada a cabo en Argentina ha sugerido que la posesión de las Islas es “importante” para alrededor del 80% de la población, sólo un 3% cree que vale la pena ir a la guerra por este territorio. Igualmente importante es el punto de vista que sostiene la mayoría de los analistas de la industria petrolera: que es muy improbable que se pueda llevar a cabo cualquier tarea de explotación si no se cuenta con la cooperación argentina. Todo conduce a la gran cuestión de cuán seria puede ser la exploración en cualquier caso. La última vez que compañías petroleras rondaron esas aguas, hace aproximadamente doce años, el precio del crudo era ínfimo en comparación y la evidencia de que existiera petróleo en la zona no era suficiente como para persuadir a alguien de ponerse a explorar en una frontera petrolera tan complicada. Pero con el precio del petróleo alcanzando casi los U$S70 por barril hay mucho más incentivo para volver a visitar las dos cuencas submarinas ubicadas al norte y al sur de las Islas que habían mostrado alguna evidencia de contener petróleo. Por cierto, la comunidad de geofísicos y analistas del petróleo se mantiene dividida respecto del potencial del área en cuestión para producir petróleo suficiente para comercializar, siendo que las mejores estimaciones sobre cualquiera de las cuencas que serían desarrolladas giran entre un 20 y un 30%. Si existe una posibilidad de explosión por este asunto, parecería más probable que se vieran afectadas las empresas británicas que operan en Argentina y quisieran involucrarse en la exploración. El viernes pasado se supo que una firma minera australiana, BHP, que posee 14 licencias para explorar en las Malvinas con colaboración de Falkland Oil and Gas, había sido advertida de que podría ser pasible de sanciones en Argentina si sigue adelante con la búsqueda de petróleo y gas. Por Peter Beaumont, editor de asuntos internacionales- The Observer,
Adaptado al español por NUESTROMAR- Original, The Guardian.