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Es la política, estúpido: por qué inversores que visitan Argentina dudan del plan económico de Macri

En estas semanas previas al G20, la Argentina vive una temporada alta de visitas de delegaciones de inversores extranjeros que llegan para saber, de primera mano, el funcionamiento del plan de estabilización puesto en marcha por Mauricio Macri. 

Es una ola que seguirá un par de semanas más. Con el festejo del "Thanksgiving" (Día de Acción de Gracias), Wall Street da por terminado el año. Durante diciembre, los bancos reparten los "bonus" entre sus analistas estrellas y llega el momento de festejar.
Las misiones de financistas que llegan a la Argentina tienen, como prioridad, llevarse un mapa de la actualidad política, en medio del plan de ajuste acordado con el FMI.
Ya con la mente puesta en lo que viene, la conclusión de la mayoría de esos operadores -representantes de los fondos de inversión americanos, europeos y chinos más fuertes- es que todavía no es momento para comprar bonos locales. Más bien al contrario, muchos se van con ánimo vendedor.
Cierto es que algunos de esos fondos de inversiones extranjeros vienen de pegarse un porrazo muy fuerte por sus inversiones en el país. La devaluación los tomó por sorpresa, como a la mayoría de los argentinos.
Y ahora, sin la perspectiva de más tensiones cambiarias en el corto plazo y con las elecciones presidenciales a menos de un año, la mirada está focalizada sobre el escenario político. Hay preguntas que se repiten en todas las reuniones: ¿Será Cristina Kirchner candidata? ¿Quién va a ser el Presidente hasta 2023? ¿Podrá pagar la deuda?
A los financistas no les alcanzan las respuestas técnicas. Por eso ampliaron el espectro: ya no sólo se los ve por los pasillos de los Ministerios o del Banco Central. Consiguen audiencias con funcionarios clave del área política del Gobierno y también van a escuchar a los líderes de la oposición. Hasta les piden reuniones a los representantes gremiales con más "rating".

La grieta

Como si se tratara de souvenirs sobre la Argentina, apenas bajan del avión los inversores reciben las últimas encuestas de las consultoras más respetadas. La última semana hubo un par que llamaron la atención:
Una realizada por Aresco -la encuestadora de Julio Aurelio- que da empatada en imagen negativa a Mauricio Macri y a Cristina Kirchner, en 58%. Lo mismo ocurre con la imagen positiva (39% de Macri versus 38% de Cristina).

Al día de hoy, la moneda está en el aire. Y este escenario genera temor entre los financistas.La otra pertenece a Elypsis, fundada por Eduardo Levy Yeyati y actualmente manejada por el exsubsecretario de Programación Económica Luciano Cohan. La misma destaca que, en una hipotética segunda vuelta electoral, Macri le ganaría a CFK por 41,6% contra 41,2%. Un perfecto empate.
Uno de los funcionarios clave de este Gobierno, con despacho en el primer piso de la Casa Rosada, intentó calmar a las delegaciones de Wall Street que recibió: "Mauricio va a ser reelecto en primera vuelta", vaticinó.
Los inversores se sorprendieron por su optimismo. Por pudor, no quisieron preguntar cuál era la fuente de su predicción.
Otro funcionario de primer nivel -con despacho en el Palacio de Hacienda- aportó un elemento adicional tranquilizador a los oídos de los inversionistas: "A (Carlos) Menem lo reelegieron en primera vuelta con el 49,9% de los votos, en plena recesión. Acá puede pasar lo mismo".
En la línea argumentativa oficial, en aquel momento (como en este) existe un programa de gobierno sólido con proyección.
Una lectura que, más allá de la lógica polémica por el paralelismo entre un escenario y otro (en la recesión del ‘95 Menem venía de seis años de mandato en los cuales pudo mostrar más éxitos que fracasos, tantos económicos como políticos), permite avizorar que el Gobierno hará esfuerzos por tener a mano un "relato" para lo que viene.

Miedo al "revisionismo" financiero

No obstante, el común denominador de las últimas visitas de inversores extranjeros tuvo una mayor dosis de factores preocupantes que de elementos para confiar.

"Los vencimientos sin impagables. Nos acabamos de endeudar por casi u$s60.000 millones a tres años de plazo. Y tenemos compromisos en dólares de mediano plazo, con devengamiento de intereses", alertó.
El dato más sensible lo puso sobre la mesa uno de los economistas referentes de la oposición. En su exposición dijo directamente que, en caso de ganar el peronismo las elecciones del año que viene, habrá una revisión integral de la deuda.
La advertencia provocó escozor entre los asistentes. No porque desconocieran el peso de la deuda argentina. Al contrario, quienes bajan del avión en Ezeiza tienen los números al día.
Para ellos, la novedad fue que un referente del justicialismo "no K" planteara en vivo y en directo una segura reestructuración de ladeuda a partir de 2020. "Hay que ser realistas, no podemos caer de nuevo en default. Tenemos que pensar en una solución amigable con el mercado", argumentó.
Los inversores no salían del asombro. Tanto, que varios de ellos se atrevieron a sugerir que les había parecido más "conservador" el discurso del líder gremialista que acababan de escuchar en la reunión del día anterior.
Ese sindicalista -después de repasar la pérdida de poder adquisitivo que los asalariados absorberán este año- planteó dos cosas: que no espera un desborde social en diciembre y que el sector sindical se prepara para un 2019 con reclamos de aumentos por encima del 30%.
A los inversores les pareció lógico ese escenario, en el marco de un fuerte quebranto de los ingresos reales post devaluación.
Llamativo, los hombres y mujeres de Wall Street sintieron más afinidad con ese discurso, al que notaron más realista que el desplegado por algunos consultores económicos de la City, que pintaron un escenario más optimista (que el del sindicalista) para el año que viene.
Otro economista -ex funcionario durante el menemismo- pronosticó que la actividad económica volvería a despegar para antes de los comicios presidenciales. Y que esa mejora sería advertida por los votantes ya que incluiría un repunte del consumo. Se trata de un esquema que, por ahora, descarta el propio Fondo Monetario. Los técnicos del organismos prevén una caída de 4% en el nivel de compras para el próximo ejercicio.

Uno de ellos le preguntó a su interlocutor: "¿Cómo usted y el Gobierno pueden predecir cómo vendrá el crecimiento de acá a seis u ocho meses si cuando consultamos qué pasará con la tasa de interés en el corto plazo nadie puede preverla con exactitud?”El escenario trazado por el consultor es parecido al que los inversores escucharon de los funcionarios del equipo económico.
El financista de Wall Street había puesto el dedo en la llaga y no tuvo una respuesta más convincente.
Desde el equipo económico se barajó un esquema muy similar al que los funcionarios hacen en público: un crecimiento que se empezaría a notar hacia el segundo trimestre de 2019, de la mano de la mejor cosecha y después de un primer trimestre con un turismo interno mucho más activo por el salto del dólar.
"El salario real tocará un piso entre enero y febrero, y a partir de allí notaremos una reacción por la sensible desaceleración de la inflación y la llegada de salarios mejorados", comentaron en el Banco Central. "La economía nos dará sorpresas", añadieron.
Una vez en el ascensor de salida del edificio, uno de los visitantes se atrevió a dar una mirada crítica: "Parece que en el Gobierno hay una construcción lógica pero con poca sustancia técnica". Compartió esta apreciación con los otros colegas.
Para los inversores, al discurso oficial le falta ponderar un hecho insoslayable: las elecciones 2019 con Cristina Kirchner en el escenario y con chances de volver al poder. Al menos, ese es el panorama al día de hoy.
Si este marco se extendiera hacia el inicio de 2019, muy probablemente tendrá impacto negativo sobre el mercado financiero argentino. "¿Qué pasará con el tipo de cambio si esto sigue así? Tiene más chances de moverse que de mantenerse quieto", sostiene uno de los analistas.
Así transcurren las delegaciones de inversores de Wall Street. Con más ganas de esperar para ver qué ocurre en el plano político que a tomar mayores riesgos apostando por Argentina.



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