La costanera norte ya no es la misma: cerró sus puertas el restaurante Clo Clo, un clásico de la gastronomía porteña.
Después de tres décadas, el local está vacío, nada queda de sus mesas y sillas para más de 250 comensales. En la puerta principal, se ve la correspondencia tirada desde hace más de un mes. El futuro de este ícono gastronómico es un enigma.
Era uno de los últimos grandes restaurantes que quedaba en pie, ubicado en un predio de siete hectáreas que contaba hasta con una huerta propia con plantas aromáticas, flores y especias que se utilizaban en cada uno de los platos. En 2015, recibió varios galardones internacionales como el International Hotel & Restaurante Quality Award otorgado por el Global Trade Leaders Club en Madrid y el Entrepreneurial Co. & World Business Leader Award, galardón de World Confederation of Business en Houston.
En el último tiempo cerraron varios restaurantes reconocidos como Hermann y LolaUno de los últimos equipos de lujo que integró la cocina lo conformó Jorge Audisio como chef ejecutivo (fue profesor en la escuela Mausi Sebess), quien recuerda una de las famosas anécdotas de Clo Clo. Fue cita obligada de muchas celebridades, desde Luis Miguel hasta Los Reyes de España, pero Jorge Audisio, recordó uno de los momentos imperdibles. "Cuando vino James Brown a cenar, por motus propio nos pidió tocar el piano de cola que había en el salón, obviamente accedimos a que nos brinde ese privilegio y comenzó a tocar, mientras la gente escuchaba su música".
Tres generaciones pasaron por la administración de Clo Clo. El más recordado fue Víctor Losada que falleció en 2013. Luego, su hija Karina quedó a cargo del emprendimiento familiar, junto a Antonio Anselmo Rota. Losada buscó aggiornarlo, tratando de no perder el estilo de este símbolo porteño, pero el mal momento de la gastronomía habría sido clave en la toma de decisión del cierre. BAE Negocios intentó contactar a Losada, pero no atendió ninguno de los requerimientos.
En los últimos meses, la mayoría de su personal fue desvinculado, luego de pasar varios meses en los que cobraban sus sueldos con atrasos, según cuentan los propios mozos que más años pasaron en Clo Clo.
Por ahora, mientras nadie anuncie que reabre, se suma al listado de íconos como Hermann, Arturito y Lola, que no pudieron afrontar la caída de consumo.
bae