Tras el ataque con misiles de Irán el martes, se intensifican las especulaciones sobre la posibilidad de que Israel ataque las instalaciones nucleares iraníes, una estrategia que ha contemplado durante mucho tiempo. El programa nuclear de Irán abarca varios emplazamientos, de los cuales solo algunos están construidos bajo tierra para resistir posibles ataques aéreos.
Estados Unidos y el organismo de vigilancia nuclear de la ONU habían evaluado previamente que Irán detuvo un programa secreto de armas nucleares en 2003, algo que Irán niega. La República Islámica había acordado limitar sus actividades nucleares en un acuerdo de 2015, que se vino abajo después de que Estados Unidos se retirara en 2018. Desde entonces, Irán ha ampliado sus esfuerzos de enriquecimiento de uranio, reduciendo significativamente el tiempo necesario para producir suficiente uranio de grado militar para una bomba.
Actualmente, Irán enriquece uranio hasta un 60% de pureza fisible en dos instalaciones, acercándose al 90% requerido para grado militar. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sugiere que Irán tiene casi suficiente uranio enriquecido para cuatro bombas, si decidiera enriquecerlo más.
Uno de los sitios principales, Natanz, fue revelado en 2002 por un grupo de oposición exiliado, desatando una continua controversia internacional. La Planta de Enriquecimiento de Combustible (FEP) subterránea en Natanz puede albergar 50.000 centrífugas, con unas 14.000 instaladas, de las cuales 11.000 están operativas. A pesar de estar bajo tierra, la FEP ha sufrido daños, incluyendo una explosión en abril de 2021, que Irán atribuyó a un ataque israelí.
La Planta Piloto de Enriquecimiento de Combustible (PFEP), situada en la superficie en Natanz, enriquece uranio al 60% de pureza con unos cientos de centrífugas. Por otro lado, la instalación de Fordow, excavada en una montaña cerca de Qom, es probablemente más segura contra bombardeos. El acuerdo de 2015 prohibía el enriquecimiento en Fordow, pero ahora hay más de 1.000 centrífugas activas allí, incluyendo máquinas avanzadas IR-6.
Isfahan, la segunda ciudad más grande de Irán, alberga un importante centro de tecnología nuclear que incluye una instalación de conversión de uranio y equipos para la producción de metal de uranio, un componente clave para las armas nucleares. El OIEA identificó nuevas máquinas para fabricar partes de centrífugas en Isfahan en 2022.
El reactor de investigación de agua pesada de Khondab, inicialmente llamado Arak, genera preocupación por su capacidad de producción de plutonio. Aunque el acuerdo de 2015 detuvo su construcción, Irán planea activar el reactor para 2026.
Otras instalaciones incluyen un reactor de investigación en Teherán y la planta de energía nuclear de Bushehr, que utiliza combustible proporcionado por Rusia, reduciendo los riesgos de proliferación ya que el combustible gastado se devuelve a Rusia.
Reuters contribuyó a este artículo.
Este artículo ha sido generado y traducido con el apoyo de AI y revisado por un editor. Para más información, consulte nuestros T&C.