Con resultados mixtos, las condiciones financieras se
mantuvieron estables en enero
→ El Índice de Condiciones Financieras (ICF) cayó marginalmente en enero pasando de -
59.7 a -60.0 y así empeoró por séptimo mes consecutivo. En junio de 2021 el índice
estaba negativo, pero marcó -18.8, es decir que se deterioró en más de 40 puntos desde
entonces. En esta ocasión las condiciones financieras locales empeoraron moderadamente y la
pequeña mejora de las condiciones externas no alcanzó a compensar. El panorama para febrero no
es positivo ya que en lo que va del mes aumentó la volatilidad de commodities y acciones en el
mundo y en la Argentina subió el riesgo país y hubo una discreta caída de depósitos en dólares. La
suba de las tasas cortas y largas en Estados Unidos también es una amenaza para la salud
financiera.
→ El subíndice de condiciones locales se ubicó en -91.7 puntos, su séptima caída
consecutiva, una pérdida de 1.3 puntos. En junio estaba en -57.4, de manera que el
retroceso en estos meses fue severo. De las 10 variables que lo componen hubo mejora en
cuatro de ellas y caídas en 6. Las que mejoraron fueron el riesgo de legislación medido por la
diferencia de rendimientos entre bonos ley de Nueva York y ley argentina, la liquidez bancaria, la
expectativa de inflación núcleo y la depreciación esperada. Entre las que más empeoraron se
destacan el riesgo país y la tasa de interés dado que el Banco Central subió dos puntos la tasa de
política y 3 puntos el mínimo a pagar por plazos fijos institucionales, lo que se refleja en la tasa
Badlar, la que cuenta para el índice. Tratando de mirar febrero es altamente probable que se venga
otra caída.
→ El subíndice de condiciones externas subió 1 punto y cerró enero en 31.7 puntos,
volviendo al nivel de septiembre 2021. La mayoría de los componentes tuvieron
variaciones muy moderadas. En total cinco mejoraron, cuatro empeoraron y uno quedó
igual. Entre las mejoras se destacó el componente que mide a las monedas emergentes. Entre las
cosas que empeoraron, lo peor estuvo en las acciones de los Estados Unidos y los bonos americanos
medidos por la diferencia de rendimiento entre los títulos a 10 años y 3 meses. Como viene la
mano, da la sensación de que en febrero este subíndice también tendrá un traspié dado el aumento
de volatilidad de las acciones.
El índice de condiciones financieras locales lleva 40 meses operando en zona de stress
financiero. La última vez que el ICF local estuvo en terreno positivo fue en agosto de 2018 y
tanto por el panorama local como la situación internacional no parece que pueda salir de
zona de stress (valor negativo en la suma de ambos subíndices) por varios meses. De todas
maneras, la situación está órdenes de magnitud mejor que cuando comenzó la pandemia. En abril de
2020 el índice estaba en -262.6 puntos. A nivel internacional hay 8 de los 10 componentes que se
encuentran en zona de confort (positivos) y sólo 2 muy moderadamente estresados. Estos son la
volatilidad del mercado de acciones y los bonos que está en -0.1, es decir que se podría decir que es un
stress exclusivamente contable. Pero la situación es algo endeble. Hay al menos 4 componentes que con
cualquier viento en contra se pueden pasar al equipo del stress.
En el índice local, la situación es inversa. Hay sólo dos componentes que no se encuentran
estresados. Ellos son liquidez de largo plazo medida como depósitos menos préstamos y el spread de
legislación. En el primer caso, esa liquidez no siempre es buena noticia. La falta de demanda de crédito
y el aumento del financiamiento al gobierno bajo la forma de bonos hace mejorar al índice, pero no deja
mucho para festejar. Entre los componentes en terreno negativo, hay 5 que necesitan mucho viento a
favor durante mucho tiempo para llegar a zona de confort. La brecha cambiaria, la expectativa de
devaluación y el riesgo país son los 3 más comprometidos. La pregunta del millón es si la firma del
acuerdo con el Fondo Monetario que se espera para marzo podrá ser el factor que ayude a reducir el
riesgo país y la brecha cambiaria. La tasa de interés tiene todo para empeorar. Sin embargo, el índice
Merval podría reaccionar frente a un plan de estabilización ya que está en stress moderado.
Para el corto plazo, la salud de este índice va a estar dada en función de cómo reaccionen los diferentes
mercados a la creciente tensión geopolítica (Rusia-Ucrania), los movimientos de la Fed y otros bancos
centrales. A nivel local, no sólo se trata del acuerdo con el FMI sino del clima político que le dé señales
al mercado sobre la probabilidad de cumplimiento razonable del acuerdo. Los detalles que se conocerán
en algunas semanas serán clave.
La economía argentina siempre creció en forma sostenida cuando las condiciones
financieras se mantuvieron en zona de confort durante un lapso prolongado. El 2020 no fue la
excepción: con viento de frente internacional en buena parte del año y condiciones negativas locales por
todo el año, el PBI cayó 9.9%. En el 2021 el rebote del piso habría alcanzado el 10% y dejaría un
arrastre superior al 3.5% para 2022. Sin embargo, la Argentina no puede aprovechar esa bonanza del
lado financiero porque no tiene abierto el mercado de capitales internacional. De todas maneras, la
correlación entre variación del ICF y variación del EMAE sigue siendo bastante razonable, es decir que es
un predictor respetable del nivel de actividad. El gran riesgo para la Argentina es que una vez que se
ponga más atractiva para los mercados del mundo, con un programa del FMI que reduzca la
incertidumbre, las condiciones globales no sean tan auspiciosas. De todas maneras en las últimas
semanas el mundo le dio dos noticias buenas a la Argentina: una suba fuerte de precios de soja
frente a la sequía en el sur de Brasil y en paralelo una importante fortaleza de la moneda brasileña que
mejora, ceteris paribus, el tipo de cambio real multilateral.
Preguntas Frecuentes
¿Qué mide el índice? El Índice de Condiciones Financieras (ICF) tiene como objetivo resumir el estado de las
condiciones financieras que prevalecen en la economía argentina, a efectos de contar con un indicador de fácil
lectura que identifique el modo en que las condiciones financieras influyen sobre los niveles de actividad financiera
y económica. En forma muy simplificada, el ICF busca reflejar la disponibilidad y el costo del financiamiento para el
Gobierno, las provincias, las empresas y las familias argentinas. Si bien no pretende ser un indicador líder de
actividad ni reproducir el comportamiento de ninguna variable económica ni financiera, el ICF captura
adecuadamente el modo en que las condiciones financieras impactan sobre los niveles de actividad financiera y
económica. El ICF se diferencia de otros índices muy conocidos y utilizados, ya que, por ejemplo, no pretende
evaluar el estado de la política monetaria, si bien la considera como una variable relevante, no constituye una
medida del denominado “riesgo país”, ni tampoco un indicador del estado de las “condiciones crediticias” que mida
la disposición de los bancos a otorgar crédito.
¿Qué metodología emplea? El ICF se construye a partir del análisis de componentes principales de un conjunto
de variables seleccionadas, en línea con la metodología del Financial Stress Index (FSI) de la FED de St. Louis
(STL-FSI) o de la FED de Kansas City (KC-FSI). El análisis de componentes principales es un método estadístico de
extracción de los factores responsables de explicar los movimientos conjuntos de un grupo de variables. Este
método permite reducir la dimensionalidad del conjunto de datos, reteniendo aquellas características del conjunto
que más contribuyen a su varianza, en forma tal que los primeros componentes contienen los aspectos "más
importantes" de esa información. Intuitivamente, esta técnica permite hallar las causas de la variabilidad de un
conjunto de datos y ordenarlas por importancia. Mediante la extracción del primer componente principal, aquel que
más explica al movimiento conjunto o captura la mayor varianza, se elabora un índice que tiene una interpretación
económica y es representativa del estado de las condiciones financieras. En síntesis, el ICF hace entonces que un
enorme conjunto de series económicas y financieras “hable por sí mismo”. No se elabora a partir de una encuesta
ni depende del “juicio experto”. Tampoco se construye a partir de un “modelo” ni de una estimación.
¿Cómo se lee el índice y sus subíndices? Valores más bajos o negativos del ICF reflejan un mayor
comovimiento del conjunto de variables seleccionadas y, por ende, indican un deterioro en las condiciones
financieras prevalecientes. Por lo tanto, a menores valores del índice, mayor es el nivel de estrés financiero. El ICF
es la suma de dos subíndices, elaborados cada uno mediante la metodología descripta. Por un lado, el subíndice de
condiciones locales captura las condiciones financieras que enfrenta la economía argentina en el plano local,
mediante diez variables muy utilizadas. Por el otro, el subíndice de condiciones externas captura las condiciones
financieras que prevalecen en el plano internacional, mediante también diez variables muy utilizadas.
¿Cuál es la fuente de las variables? El ICF utiliza variables y datos financieros y económicos de dominio
público y que se encuentran disponibles con frecuencia habitualmente diaria o mensual.
¿Cuándo se publica el ICF? El índice se publica mensualmente la primera semana de cada mes y reporta las
condiciones financieras prevalecientes a lo largo del mes anterior a la fecha de publicación.