El país necesita alcanzar el equilibrio fiscal, como hicieron Ucrania y Uruguay al renegociar sus compromisos. Pero a la vez, habrá presión a aumentar el déficit por objetivo de reactivar la economía.
Faltan 16 días para que asuma Alberto Fernández y uno de los desafíos que se le presentarán al futuro presidente es hacer frente a la deuda pública. Los antecedentes de reestructuración que afrontaron Ucrania y Uruguay suelen considerarse como casos testigo que podrían replicarse en Argentina. El IARAF realizó un informe en el que analizó las reformas que se llevaron a cabo y los resultados en ambos casos.
“El próximo gobierno debe enfrentar una situación de elevada complejidad económica. Por un lado, la imperiosa necesidad de reactivar la economía genera presión a aumentar el déficit fiscal, mientras que la experiencia de Ucrania y Uruguay marcan que la reestructuración de la deuda derivó en la generación de importantes superávit primarios. Este conflicto de objetivos es claro”, señala el informe.
El Tesoro argentino posee un total de u$s324.000 millones de Deuda Pública Bruta, de los cuales el 20% vence en el año 2020 y el 62% en los próximos cuatro años. En el año 2020 Argentina deberá enfrentar vencimientos de deuda por concepto de capital e intereses por más de u$s63.800 millones (aproximadamente 15% del PBI). Estos vencimientos están compuestos por u$s 14.800 millones de intereses y u$s 49.000 millones de capital.
“Argentina debe tomar decisiones rápidas en materia de deuda para no cortar los pagos ya comprometidos y no perder aún más confianza”, señaló el IARAF en su informe. Al encontrarse argentina en un programa stand by con el FMI, es probable que haya en el futuro negociaciones para pasar a un Programa de Facilidades Extendidas (EFF), “que permitiría extender el pago de la deuda en un plazo de 4 a 10 años”. Dicho programa, requiere reformas estructurales para asegurar la sostenibilidad de la deuda.
En el caso de Ucrania, firmó un acuerdo stand by con el FMI por u$s 17.000 millones en abril de 2014. “En marzo de 2015 pasó a un programa de EFF con un desembolso inmediato de u$s5.000 millones. Esta conversión extendió el cronograma de pagos de la deuda de 4 años a 10 años”, señaló el informe. “Para llevar a cabo el acuerdo, Ucrania se comprometió a ejecutar reformas estructurales de modo que pudiese honrar su deuda”, agregó.
“La deuda pública como porcentaje del PBI se estabilizó y luego disminuyó desde el 80% al 57%. Esto fue posible dado el superávit primario de 1,5-2% del PBI que se generó cada año. El PBI, que había caído 6,6% en 2014 y 9,8% en el año inicial, comenzó a recuperarse al año siguiente, alcanzando un crecimiento del 2,7% promedio en los cuatro años posteriores a la reestructuración. La inflación, que había tenido picos de 25% y 43% en 2014 y 2015 respectivamente, se estabilizó en un valor promedio del 11% para los cuatro años siguientes”, remarcó.
En el caso uruguayo, el país recibió a fines del primer trimestre de 2002 u$s769 millones de ayuda financiera por parte del FMI en el marco del primer acuerdo stand by a 24 meses, que fue aumentado en u$s 1.500 millones en la segunda parte del año.
Una reestructuración que implicara un alargamiento de plazos fue la manera de superar los problemas que el país atravesaba. “El objetivo no era reducir el stock de deuda, sino aliviar el calendario de vencimientos para recuperar el grado de inversor cumplidor y evitar la desconfianza. La maniobra tuvo buenos resultados”, analizó el informe.
En 2004, tras una renegociación con el FMI, el acuerdo con el organismo se centró en la obtención por parte del Estado uruguayo de un superávit primario de 3,5% del PBI ese mismo año, 3,7% en 2006 y 4% en 2007, lo cual garantizaba el pago de los intereses de deuda y, unido al crecimiento proyectado del PBI, llevaría la proporción de la deuda a menos de las 3/5 partes de su ratio inicial. “En el área fiscal, el Gobierno envió al Congreso un presupuesto para 5 años con proyecciones de ingresos y las metas de déficit consistentes con los objetivos del programa fiscal. En cuanto a la dinámica económica, se alcanzó el crecimiento proyectado del producto de 4% para 2006 y a partir de ahí se ha mantenido una tendencia positiva. En los últimos años el crecimiento promedio anual fue del orden del 4,5%”, concluyó el informe.
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