Por
Jorge R. Enríquez
El
próximo domingo votaré al candidato presidencial de Cambiemos,
Mauricio Macri. Tengo muchas razones para hacerlo, pero intentaré
resumirlas en tres:
1) Su
horizonte es el futuro, no el pasado.
Macri sentará
las bases de un desarrollo sostenible con inclusión social, hambre
cero y oportunidades para todos. Al restablecer la confianza y
brindar un marco de seguridad jurídica, las inversiones generarán
crecimiento y creación genuina de empleos.
La meta de sus
iniciativas no será la tapa de los diarios del día siguiente, sino
la solución de los problemas. Como sucede con los estadistas, no
piensa en la próxima elección, sino en la próxima generación.
Esa actitud es
la contracara del populismo, que se agota en un puro presente y
sacrifica en el altar de las necesidades políticas inmediatas la
solidez del porvenir.
Invertir, de la
misma forma que ahorrar en el plano personal o familiar, es la única
manera de alcanzar cambios duraderos, que modifiquen
significativamente la calidad de vida de los ciudadanos.
2) Su
propósito es unir a los argentinos en torno de un proyecto común.
No se trata de
imponer ningún relato ni un pensamiento único. La democracia es la
unidad en la diversidad. El pluralismo nos enriquece.
Cambiemos es la
alternativa al empobrecedor personalismo del gobierno actual, que ha
confundido el Estado con el patrimonio familiar. Cuando se sustituye
el caudillismo por el imperio de la ley, todos se sienten partícipes
de la empresa común.
3) Su
gestión en la Ciudad de Buenos Aires es la garantía de su capacidad
de gobierno.
Las obras de
infraestructura que terminaron con las inundaciones, el Metrobús, el
énfasis en el espacio público, la promoción del sur, el
irrestricto respeto a la independencia judicial, entre otras cosas,
son el mejor aval con que Macri llegará a la presidencia.
Asimismo, Macri
demostró que tiene la grandeza y la habilidad política de construir
consensos parlamentarios, ya que debió gobernar sin tener la mayoría
en la Legislatura porteña.
Esos son solo
algunos de los motivos que me impulsan a votar al candidato de
Cambiemos. Como nunca desde el inicio de la democracia en 1983,
siento que nos hallamos ante una oportunidad histórica. Estuvimos
cerca del abismo. Llega el tiempo de trabajar con esperanza para
hacer de la Argentina ese gran país que puede ser si deponemos por
una vez nuestras absurdas disputas personales. El relato que nos
divide quedará atrás. Escuchemos, casi unas ocho décadas más
tarde, el consejo de Ortega y Gasset: "Argentinos, a las
cosas!".