Aun falta un mes y medio para la próxima audiencia con Thomas Griesa y ni los especialistas saben cuáles son los vericuetos legales de los cuales se valdrán ambas partes para que el juez neoyorkino decida si los bonos emitidos el mes de abril bajo ley Argentina colocados en el exterior con ayuda del Deutsche Bank y el grupo Marathon constituyen deuda externa susceptible de ser embargada o deuda interna a salvo de los fondos buitre. Sin embargo el tema está muy presente en la campaña.
En la opinión de un abogado especialista en el tema, recién cuando se vean las pruebas presentadas por los holdouts podrá verse si su planteo tiene sentido. "Por ahora lo que consiguieron fue una motion to compel, una orden para que los bancos revelen información sobre las adquisiciones de títulos argentinos de las cartera que administran. Y en general los bancos han objetado ese pedido.", señaló la fuente a LPO y explicó que una vez que suceda esto "el juez luego se tomará un par de meses para evaluar las pruebas reunidas". Daniel Scioli afirmó hoy que una negociación con los holdouts por la deuda reestructurada deberá hacerse en condiciones "justas" para el país; pero detrás de esa declaración formal, ya tuvo contactos con representantes de los fondos buitres que se reunieron en Estados Unidos, primero con Mario Blejer y luego con Juan Manuel Urtubey.
Mientras tanto, la negociación directa o indirecta del próximo gobierno con los fondos buitres, puede seguir su curso.
Según el especialista, se puede en esa negociación paralela al juicio, acordar el pago en todos sus términos: intereses, plazos y quitas. La nueva resolución podrá ampliar el poder de fuego de una u otra parte en la negociación, pero no demora el comienzo de las tratativas. Respecto de los plazos de negociación, señaló que son los mercados los que marcan el ritmo. Y estos se están retirando de América Latina y los países emergentes.
Es evidente que si bien las tasas son más altas que en los países desarrollados, aun en la región se consiguen mejores condiciones que las que tiene Argentina. El lunes pasado, sin ir más lejos, Uruguay logró colocar un bono a 2027 a casi el 4,5% anual, la mitad de lo que pagamos actualmente para plazos similares.
El fantasma de la aceleración
Consultado al respecto el economista especialista en finanzas Gabriel Rubinstein afirmó a LPO que lo más relevante es ver, primero, si va a haber una propuesta atractiva de parte de la Argentina para promover una negociación seria y, segundo, si va a haber aceleración de los bonos por parte de grupos inversores como Owl Creek que pueden hacen caer los canjes de 2005 y 2010.
Al respecto el especialista aclaró que no hay consenso en Nueva York sobre si se puede acelerar un bono que ya está reestructurado y siendo pagado. En estos casos dejaría de correr la cláusula pari passu.
De todos modos, ya hay una sentencia firme que obliga a la Argentina a pagar la totalidad de la deuda y esto restringe el margen de maniobra. Por un lado, porque solo la parte beneficiada por el fallo puede presentarle al juez su conformidad con un pago por un monto inferior al sancionado. De momento, “anunciaron la semana pasada estar dispuestos a cobrar en cuotas aunque no están dispuestos a negociar una quita”, explicó Rubinstein.
En ese sentido, la cancha está inclinada y lo único que puede hacer Argentina es negociar las cuotas. “Pagar 9% de tasa de interés en dólares por veinte años es una locura”, asegura el economista, pero “no es muy factible que acepten tasas del 3 o 4% sin respaldos ni garantías” advierte. Seguramente se requiera “de una estrategia de ingeniería financiera con el respaldo de organismos internacionales” para lograr una resolución aceptable de la disputa que "difícilmente se prolongue menos de un mes ni más de doce meses".
La necesidad
Desde Cambiemos, Rogelio Frigerio señaló que si Macri gana las elecciones, esperan poder destrabarlo "lo más rápido posible". No obstante, aclaró que no tienen fechas porque "no depende solo de nosotros". La actitud de la contraparte puede alargar la negociación y "nosotros no podemos aceptar tasas que sean una carga excesiva para los contribuyentes."
La premura por el acceso a los mercados internacionales se explica por la necesidad de recursos para dinamizar y corregir la economía interna. Todos los candidatos quieren masivos recursos para inversión en infraestructura. Y aunque no consigan tantos dólares, necesitan en el corto plazo conseguir financiamiento con el que resolver la escasez de divisas y estabilizar el tipo de cambio. La lógica es circular. Mientras no se estabilice el dólar, subsisten los incentivos para que el complejo agroexportador conserve sus stocks en silo bolsas y se prolongue la caída de reservas del BCRA.
Especialistas en finanzas advierten que mientras haya expectativas de devaluación del tipo de cambio oficial a $11,50, los productores van a seguir viendo una oportunidad de ganancia en posponer la venta de sus granos. Además con los precios con una incipiente recuperación, esperar un poco más para vender parece razonable.
Por su parte, los acopiadores saben de la necesidad del gobierno de estabilizar el tipo de cambio. Si el nuevo gobierno no consigue divisas mediante inversiones extranjeras, más capacidad de negociación tendrán para lograr un levantamiento de las retenciones de granos y oleaginosas, salvo en la soja. La reducción de estas cargas tributarias son los “instrumentos fiscales” de los que hablan todos los candidatos para darle competitividad sistémica a la economía.
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