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Arrancó el post-kirchnerismo: Macri ya se siente presidente y Scioli quiere evitar que se desbande la "tropa K"

Lo  más sorprendente no fue que a las 22 horas Daniel Scioli, con gesto tenso y tono preocupado, saliera a reconocer que habría segunda vuelta y pidiera el voto de los indecisos y los independientes. 

Lo realmente extraño fue que, contrariando la regla clásica de los balotajes, no dedicara su discurso a tratar de "seducir" al tercero mejor colocado.
Más bien, se centró en reforzar el discurso kirchnerista duro y advertir sobre cómo los beneficiarios de los planes sociales se quedarían sin su dinero, si llegaba a ganar Mauricio Macri.

"Si fuera por Macri no tendríamos Asignación Universal por Hijo, ni YPF, ni Aerolíneas Argentinas", dijo un Scioli radicalizado y empeñado en instalar la idea de que se está eligiendo entre "dos visiones muy diferentes del presente y del futuro de la Argentina que están en juego".

Fue el primer síntoma de que algo raro estaba pasando. Concretamente, que la desazón -palpable en el bunker sciolista- no era la de un candidato ganador que en vez de sacar 10 puntos había obtenido nueve y medio. Era evidente que el resultado estaba muy por debajode sus expectativas.
Su discurso no era el de quien le faltaba un "empujoncito" y debía extender la campaña tres semanas para ser presidente. Más bien, el de alguien que se siente derrotado.
Y, cuando finalmente con seis horas de retraso empezaron a conocerse los primeros números, todo quedó más claro: el discurso de Scioli marcaba el fin de una era, un antes y un después. 

El candidato del Frente Para la Victoria hilvanó su alocución apelando a la unidad kirchnerista y peronista, porque vio corporizarse su peor temor: no el de que los independientes votaran a Macri, sino que ocurra una fisura interna en el aparato peronista.

Como todos saben, el peronismo perdona todo menos la derrota. Con esa lógica implacable se había privilegiado su candidatura por sobre la de un "leal" Florencio Randazzo. 

Por cierto, costó un gran esfuerzo de disciplina partidaria lograr que la "tropa K" no desertara en plena campaña.

Ahora, la gran duda es saber cuál será el castigo interno para un candidato que no es delpaladar del kirchnerismo puro y a quien sólo se lo apoyaba por ser la garantía de que "el proyecto" no sería vencido.

Ahora, tras la estruendosa derrota en el bastión de la provincia de Buenos Aires, ¿mantendrá el aparato peronista su apoyo a Scioli? ¿Se someterá el ala izquierda kirchnerista, representada por los intelectuales de Carta Abierta -que fueron a votar "desgarrados y con caras largas"- a una segunda vuelta de disciplina partidaria?
Y la pregunta del millón: la propia Cristina Kirchner y su núcleo íntimo, ¿estarán en estas horas tristes por el revés electoral o ya habrán asimilado el golpe y han comenzado a saborearsu lugar opositor que no arria sus banderas?

A fin de cuentas, muchos kirchneristas de los que "bancaron el proyecto" se sentirían más cómodos como parte de una oposición dirigida por CFK que dando un apoyo desganadohacia un candidato que nunca los representó.

Por eso Scioli no volvió a hablar de resolver los problemas de las economías regionales, ni de cómo va a garantizar un excelente clima de negocios y proveerle a los empresarios todos los dólares que necesitan. Tampoco volvió a tomar distancia de Cristina con la promesa de corregir la injusticia del impopular impuesto a las Ganancias.
La hora de los reproches
Ahora empieza a entenderse con claridad lo que en ese momento estaba sintiendo el candidato del FpV: que antes de empezar a seducir al votante moderado de Massa tenía queevitar el desbande interno. 

Un proceso de "pase de facturas", críticas cruzadas y expresiones de disidencias sería lo último que necesitaría Scioli en este momento. Pero acaso sea difícil de evitar

Con el correr de las horas, cada pequeño gesto empezó a tomar dimensiones de definiciones políticas. Como el hecho de que no hubiera dirigentes ni militantes de La Cámpora en el Luna Park para acompañarlo.

Como que el candidato del FpV, pasadas las 21 horas, no haya transmitido felicitaciónalguna a Aníbal Fernández por su performance en la provincia de Buenos Aires. Como que no hubiera señales sobre la reacción de Cristina Kirchner.

Los periodistas que buscaban reacciones entre los operadores políticos de Scioli y Aníbal se encontraban frente a un ambiente de desazón, que incluía llantos y escenas de desconsuelo.Lejos de un triunfalismo con vistas a la segunda vuelta, prevaleció un clima de vestuario derrotado.

Y el dato de la noche, naturalmente, fue la sorprendente victoria de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, el bastión por excelencia del aparato peronista, que no cambiabade color partidario desde la victoria de Antonio Cafiero en 1987.

El hecho de haber perdido en zonas que parecían bastiones inexpugnables como Morón, Lanús, Quilmes, y Tres de Febrero o en grandes ciudades de la provincia, como La Plata, Mar del Plata y Bahía Blanca, dieron la pauta de la profundidad de la crisis.

Ahora vendrán los análisis políticos más finos, pero una primera lectura al mapa electoral permite suponer que esas derrotas no sólo se explican por la fuerte presencia de Massa, sino que, además, hubo un alto componente de "voto castigo".

La resistencia a la controversial figura de Aníbal Fernández, sumada a las críticas sufridas por Scioli durante la catástrofe de las inundaciones también jugaron su rol. 
Y, como gran novedad política, pusieron en duda el mito del "Scioli incombustible", capaz de sobrevivir a cualquier revés sin pagar nunca un costo político.

Vidal, la figura de la jornada, no sólo lucía exultante sino también hasta sorprendida. Subatacazo la catapulta directamente al segundo sillón más importante del país y ya la transforman en la nueva estrella de la política argentina.

El contraste entre el búnker de Cambiemos y el del FpV no podía ser más marcado. Desde los cánticos de los militantes hasta el tono del discurso de Macri, todo dejó traslucir un ánimo triunfalista.

diferencia de Scioli, que estaba preocupado por polarizar el panorama entre "los dos proyectos", Macri se mostró componedor y con guiños hacia el resto de los sectores de la oposición.
Massa y un apoyo que cotiza altoPero, más allá de Scioli y Macri, en los balotajes siempre hay un protagonista másimportante. El candidato que sale tercero es el hombre de la noche, porque es consciente de que puede jugar un rol de "árbitro" en la segunda vuelta.

Massa se presentó como alguien dispuesto a ponerle un alto precio a su apoyo político. El candidato de UNA tuvo una performance mejor a la esperada. No sufrió, como se presumía en la previa, una erosión en su caudal de votos, en medio de un proceso de polarización.

Por el contrario, los "más de cinco millones de sufragios" de los que se ufanó muestran que supo consolidar un espacio de peronismo opositor.

Al dar su discurso, si bien mantuvo el tono crítico hacia el gobierno kirchnerista, no llegó a adelantar de manera explícita un apoyo a Macri, que es lo que se presume hará en las próximas horas.

"Intendentes, legisladores y cada uno de los que integran nuestra fuerza nos vamos a juntarpara armar un documento que muestre a los argentinos que hay una forma distinta de hacer política", dijo, como aviso de que espera una negociación.

En todo caso, a la hora de identificar ganadores de la jornada, es insoslayable la figura deJaime Durán Barba. El gurú ecuatoriano pareció finalmente estar en lo cierto al haberseopuesto a una alianza con Massa. 

Las cosas salieron tal como él las había predicho: el tigrense no le robó votos opositores a Macri sino, más bien, le retaceó apoyo peronista a Scioli.

En el listado de los perdedores, además de Aníbal y de Scioli, hay que anotar a losencuestadores y a los politólogos, que apuntaban una victoria casi inexorable del oficialismo.

Tratando de ajustarse al post kirchnerismoLos resultados del domingo dejaron en evidencia algo más profundo que un error estadístico: parecen marcar un cambio cultural en el panorama político argentino.

Hay un clima distinto, marcado por la única gran certeza de la noche: empezó el post-kirchnerismo. Y ahora la competencia pasará por interpretar los valores de la nueva etapa.

Hasta el festejo de Alicia y Máximo Kirchner en Santa Cruz parecieron acompañar el tono de la jornada. Los discursos tuvieron un contenido localista y hasta familiar, que sorprendió por tratarse de dos figuras icónicas del universo K y con proyección nacional. Sin embargo, no hubo prácticamente alusiones a Scioli ni a la segunda vuelta.

El candidato oficialista, en definitiva, fue el más votado pero el gran derrotado de la noche. Su sueño presidencial no terminó, pero quedó seriamente averiado

Parecía que su característica ambigüedad le permitiría captar votos por izquierda y por derecha y hoy se encuentra con que teme sufrir fugas tanto desde el kirchnerismo como desde el peronismo tradicional.

Las próximas horas serán fundamentales para definir el futuro del país. Habrá que prestar atención a algunos gestos clave. 

Por ejemplo, si Cristina ratifica un alineamiento con Scioli o si apenas da un apoyo tibio y de compromiso. Y si Massa se saca la foto junto a Macri para oficializar un frente opositor

Macri festeja y Scioli sufre. El post-kirchnerismo ya empezó.

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