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Quizás no sea la hora del reloj inteligente


Mientras el Apple Watch anuncia su llegada con gran ostentación, el columnista Christopher Mims argumenta que a los consumidores les conviene esperarse para comprar un reloj inteligente. Foto: Apple
El Apple Watch que inundará nuestras vidas con su publicidad esta semana, antes de su lanzamiento, probablemente sea muchas cosas: un éxito de ventas según los estándares de relojes inteligentes, una evolución en la identidad de Apple, y una línea divisoria en la historia de los dispositivos de vestir.
Pero no será, hablando estrictamente, el futuro.
Eso no es una descalificación de Apple Inc., AAPL -0.05% ni de cualquiera de los otros fabricantes de relojes inteligentes, cuyos aparatos tienen las mismas limitaciones de diseño y tecnología. Significa, sin embargo, que cualquiera que no se defina a sí mismo como alguien que adopta las primeras versiones de productos tecnológicos nuevos quizás prefiera evitar la categoría de aparatos para vestir, al menos por unos años más.
Esa es mi conclusión luego de hablar con muchas de las personas que serán responsables del futuro inmediato de los relojes inteligentes y otros aparatos para vestir. Si tuviera que resumirlo en un sólo concepto, sería así: aún entre los aparatos móviles, los relojes inteligentes son una categoría que evolucionará a un ritmo muy rápido en los próximos dos a cinco años.
“En este momento hay una innovación tremenda en (tecnología para pantallas de relojes inteligentes)”, dice David Singleton, director de ingeniería para Android Wear, el software de Google Inc. GOOGL +0.55% para relojes inteligentes. “La tecnología del año próximo será un enorme cambio frente a la del año pasado. Y si me preguntaran cuál será la dominante en cinco años, no lo podría responder”, agrega.
No se trata sólo las tecnologías para pantallas, de las que hay al menos media docena en varios modelos de relojes inteligentes. Las capacidades de los procesadores de los teléfonos inteligentes también varían enormemente de un modelo a otro, así como los tipos de sensores y radios que incluyen.
Todos estos componentes han sido tomados de los teléfonos inteligentes. De hecho, los relojes inteligentes modernos son esencialmente respuestas a la pregunta: “¿Qué partes de un teléfono inteligente tiene sentido poner en la muñeca de una persona?”.
Debido a que la miniaturización de esos componentes avanza a toda máquina, cada modelo de reloj inteligente presenta un argumento distinto sobre la misión de un reloj inteligente.
Un Apple Watch. Eric Risberg/Associated Press
Una forma en que será resuelto este debate es que los consumidores elijan los relojes con las funciones que más necesitan. Otro desenlace, sin embargo, es que esas funciones se vuelvan estándar conforme los relojes inteligentes absorben las capacidades de otro aparato con el que la gente ya ha demostrado afinidad: los teléfonos inteligentes.
“Sin dudas creemos que se convertirá en tendencia que los aparatos de vestir se vuelvan más independientes”, dice Singleton. Eso significa, por ejemplo, que los relojes inteligentes puedan conectarse a redes celulares por su cuenta, algo que ahora pueden hacer muy pocos modelos.
Los relojes inteligentes actuales son compañeros de los teléfonos inteligentes. Los usos del Apple Watch son limitados sin un iPhone dentro de su rango de Bluetooth, y sucede lo mismo con los relojes inteligentes que funcionan con Android Wear.
Un puñado de diseñadores de relojes inteligentes está adelantándose a esta tendencia. El Duo, un diseño radical de Neptune, una empresa nueva con sede en Montreal, es un reloj que busca hacer todo lo que puede hacer un típico reloj inteligente con Android, y más. El Duo coloca un microprocesador similar al de un smartphone en algo que es más un brazalete inteligente que un reloj inteligente: más batería y otros componentes que están incluidos en una pulsera rígida adosada al reloj.
Suena difícil de manejar, pero luego de probar un prototipo llegué a la conclusión de que muchas personas podrían probar el Duo si Neptuno puede cumplir su mayor promesa, que es convertir al reloj inteligente en el centro de la vida informática del usuario.
El Duo usa una nueva tecnología llamada WiGig para controlar de forma inalámbrica cualquier pantalla compatible, ya sea de la forma y el tamaño de un teléfono, tableta o cualquier otra cosa. Esas pantallas no tienen procesadores propios; simplemente muestran lo que les envía el Duo, y responden a cualquier toque u otro estímulo, todo en tiempo real. Es una interpretación literal del hecho de que un reloj inteligente, un stmartphone y una tableta son todos ventanas de distinto tamaño para las mismas aplicaciones y servicios.
Hay motivos excelentes por los que Apple, Google y otros aún no impulsan que los relojes inteligentes sean computadoras móviles completas como el Duo, y no son sólo técnicos. El video, los medios sociales y otras actividades populares en teléfonos inteligentes, que han crecido en tamaño y capacidad en los últimos años, “son experiencias que no pueden ser experimentadas efectivamente sobre la muñeca”, dice Eric Migicovsky, presidente ejecutivo de Pebble, un pionero en el campo de los relojes inteligentes.
Incluso si los relojes inteligentes pueden superar algunas de esas limitaciones de interfaz impuestas por su tamaño —a través de, por ejemplo, un control por voz— aún hay una diversidad abrumadora de subtipos de tecnologías de smartphone que contiene cada uno. Todas estas tecnologías son accesibles y hasta cierto punto útiles, pero no pueden estar presentes todas juntas a la vez en el mismo aparato. Al menos, no todavía.
Precisamente por eso creo que al consumidor promedio le conviene esperar a que se consolide el segmento antes de comprometerse con un aparato de vestir. Es casi seguro que los relojes inteligentes de Apple, Google, fabricantes de relojes tradicionales o empresas nuevas serán tan distintos en unos años —con nuevas tecnologías de pantallas, procesadores de smartphones de gran calidad y conexiones independientes a redes celulares— como para que los modelos actuales parezcan primitivos. En una evolución análoga a la de la mejora gradual de los teléfonos inteligentes, pero en otro nivel.
O, dicho de otro modo, ¿quién puede decir que el momento iPhone de los aparatos de vestir, ese punto en el que adoptan un significado completamente distinto en nuestras vidas, será generado por Apple?

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