Daniel Scioli parece haber encontrado por fin la forma de coordinar sus movimientos políticos con el entorno presidencial. Su nexo con Cristina es ahora La Cámpora (con Eduardo Wado de Pedro al frente). Este grupo se prepara para coordinar el armado de la campaña electoral y de las listas de candidatos. Ya instalado casi definitivamente como el candidato oficial, Scioli y sus nuevos aliados trabajan ahora en un objetivo central: superar a Sergio Massa en las PASO de agosto próximo, lo que facilitaría las chances del gobernador para ganar la primera vuelta y llegar en mejores condiciones al ballotage.
Un punto crítico de la ofensiva K es la construcción de un acuerdo de unidad en el PJ santafesino. Santa Fe es una de las siete provincias que hasta ahora desdoblarán las elecciones locales de las nacionales. El acuerdo ubicaría a María Eugenia Bielsa como candidata a gobernadora -las encuestas la muestran en alza- en tanto que Carlos Reutemann renovaría su banca de senador nacional y su esposa Verónica Ghio encabezaría la lista para diputados nacionales. Eufórico, un operador kirchnerista aseguraba ayer que el diputado nacional Oscar Cachi Martínez, principal operador de Massa en la provincia, también entraría en el acuerdo de unidad. Esta operación, para una elección provincial que se realizará en septiembre, apuntaría a dejarlo al tigrense sin estructura política propia para la elección presidencial de octubre. El operador presidencial Juan Carlos Mazzón estaría dedicado a cerrar este esquema.
El optimismo cristinista, en este caso sobre el presunto debilitamiento de Massa, se extendería también a Jujuy y Tucumán, en donde aquél avanzó en acuerdos con Gerardo Morales y José Cano respectivamente. Se trata de dos provincias que también tendrán elecciones locales desdobladas. En medios radicales empezó una fuerte discusión sobre el alcance de estos pactos en marcha. Según una interpretación, primero el Frente Renovador apoyaría a los radicales para que desalojen de la gobernación a Eduardo Fellner y José Alperovich y luego éstos votarían al tigrense. Según la interpretación opuesta, el grueso de la dirigencia radical en las presidenciales se alineará con el candidato presidencial que surja de la interna de UNEN, dejándolo a Massa sin su apoyo. De ser así, éste no contaría, en el momento decisivo, con el caudal de votos radicales.
En el caso de Córdoba, otra provincia que marcha hacia el desdoblamiento, el juego es complejo. José Manuel de la Sota primero anunció que integraba un espacio político común junto a Massa y Adolfo Rodríguez Saá. Pero luego giró hacia la presentación de su propia candidatura presidencial, aliado a Gerónimo “Momo” Venegas y también a Hugo Moyano. Este sector, que en las encuestas va muy por detrás de Scioli y Massa, jugaría un rol oscilante hasta último momento. Fuentes de La Cámpora aseguran que De La Sota finalmente acordará con Scioli, siguiendo un esquema de unidad del PJ, de algún modo parecido al que se intenta en Santa Fe.
Los problemas de Macri
La nueva estrategia K se concentra en Massa, a partir de la convicción de que Mauricio Macri no tiene ya tiempo suficiente para superar las debilidades de su armado territorial en casi todo el país, lo que no puede solucionar con la elección de candidatos famosos como Ramón Díaz en La Rioja o el ex futbolista Julio Cruz como candidato a intendente de Lomas de Zamora. En síntesis, que las expectativas de Macri por llegar a la segunda vuelta se centrarían en un vuelco masivo de la clase media independiente hacia su figura, algo que quedaría fuera de control de los aparatos políticos. Por último, en las oficinas de la Presidencia Provisional del Senado, allegados a su titular Gerardo Zamora ya hacen planes para el año que viene, porque el ex gobernador santiagueño les habría confiado a sus íntimos que CFK le anticipó que él será el candidato a vicepresidente. La idea sería, como es obvio, tratar de captar los votos radicales que estarían más cercanos al gobierno. Una operación básicamente parecida a la que lo llevó a Julio Cobos a ser compañero de fórmula de CFK en el 2007. La diferencia es que ahora los números del gobierno son muy inferiores a los de entonces y que UNEN, al menos potencialmente, estaría en condiciones de intentar disputar la segunda vuelta.