La firma, recientemente nacionalizada, dijo en una nota al regulador bursátil que propondrá a una junta de accionistas el 13 de septiembre la ampliación de su programa de obligaciones negociables a 3.000 millones de dólares desde 1.000 millones de dólares.
La empresa adelantó que necesitará 7.000 millones de dólares por año para aumentar un 26 por ciento su producción de crudo y gas para el 2017.
Gran parte de esos fondos se destinarán al desarrollo del campo Vaca Muerta, que podría albergar una de las mayores reservas de hidrocarburos no convencionales del mundo.
Analistas han dicho que los controles de precios energéticos oficiales y el mal clima de negocios en el país debido al intervencionismo del Gobierno sobre la economía desalientan a que las grandes petroleras internacionales se asocien con YPF.
La compañía argentina recompró a inicios de julio pasado su bono global 2028 con cupón del 10 por ciento, el único título que le quedaba emitido en el extranjero.
El Gobierno argentino no se ha fondeado en los mercados internacionales de capitales desde su cesación del pagos en el 2001/2002, lo que ha dificultado las emisiones de deuda externa de las compañías privadas del país sudamericano.
La administación de la presidente peronista, Cristina Fernández, cubre mayormente sus necesidades de financiamiento utilizando reservas del Banco Central y recursos del fondo estatal de pensiones, la Anses.
Fuentes del mercado bancario argentino dijeron que la Anses también podría suscribir bonos de YPF.
En mayo, la petrolera venezolana PDVSA colocó títulos de largo plazo por 3.000 millones de dólares con un cupón del 9,75 por ciento entre el Banco Central y otros bancos estatales.
reuters