Ausencia total de información sobre la aplicación de los recursos de los
contribuyentes (¿o acaso creen que el dinero es de ellos?). Interesante
el post del contador LoCane:
Son $500.000 millones el total de lo autorizado a gastar en todo el año. Pasados ya casi seis meses, preocupa la ausencia de información.
Son $500.000 millones el total de lo autorizado a gastar en todo el año. Pasados ya casi seis meses, preocupa la ausencia de información.
Se desconoce la forma en que van repartiendo los subsidios, cuánto
es el monto que se esta pagando en sueldos, o si se progresó con el plan
de inversión en caminos, viviendas, puentes o lo que sea. Tampoco se
sabe si el gasto se va ejecutando en proporción a los presupuestado o si
se ha disparado prematuramente. No se sabe nada de nada. El gobierno
hace “Silenzio stampa”, como diría el Coco Basile
El sistema funciona así. El gobierno presupuesta lo que piensa
gastar y lo informa al Congreso. Eso está muy bien porque los
legisladores son los representantes del pueblo, que es el que pone la
plata a través de los impuestos. Los legisladores revisan, hacen las
correciones que consideren pertinentes, y autorizan a gastar.
En ese momento comienza lo que se llama Ejecución Presupuestaria.
Cada repartición del gobierno empieza a gastar, se supone, en la forma
en que dijo que iba a gastar.
Como se imaginará el lector, en los tiempos cibernéticos en que
vivimos, cada unidad ejecutora de gastos dispone de un sitio web, donde
puede, sin inconvenientes y con el grado de detalle que uno se imagine,
informar cómo va gastando los recursos que en definitiva no son propios,
sino de la gente que los proveyó con sus impuestos.
Esto, si bien sería deseable, no ocurre. Pero no fue, hasta ahora,
inconveniente para conocer y controlar la forma en que el gobierno va
gastando, porque desde 2003, sin falta, todos los lunes el Ministerio de
Economía lo publicaba, con apreciable grado de detalle.
Lamentablemente, desde que (Hernán) Lorenzino tomó las riendas del
ministerio (es una manera de decir), nada se informa. El ministro, se
sabe, es de pocas palabras. Esto no es pecado, quizá sea una elogiable
virtud, pero lo que no es elogiable, es esa costumbre dejar a la
población sin una información a la que tiene elemental derecho.
Costumbre o meditada decisión del número dos del ministerio (que en
realidad es el número uno) que ya exhibió administrando Aerolíneas
Argentinas, donde gastó y gastó sin balances ni rendiciones de cuentas. Y
que, por el bien de todos, esperamos no repita en YPF. Ni con el
reciente plan de viviendas con hipotecas subsidiadas, a ser ejecutado
con plata del Anses.
urgente24