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¿Cómo es el plan Marshall que está preparando la UE?


La apuesta de la Unión Europea por combinar la austeridad con medidas de crecimiento es inequívoca. Los últimos discursos de los líderes europeos repiten esta idea como si de un mantra se tratase. Pero lo más importante es que esta estrategia se va materializando poco a poco.
En los últimos días tanto el comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, han ido dando pistas de por dónde pueden ir sus planes para impulsar el PIB de la región.
De momento, las líneas maestras buscan "potenciar el crecimiento favoreciendo la inversión pública para desencadenar la inversión privada", según palabras del propio Rehn. La cuestión es: ¿cómo se va a llevar a cabo?
Según se ha apuntado desde Bruselas, se están preparando dos vías de inversión. Por un lado, a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y, por otro, a través de unos bonos especiales.
El papel del BEI
Bruselas quiere reforzar la actuación de este organismo y para ello se está preparando una ampliación de 10.000 millones de euros de sus fondos. Este reforzamiento lo tendrían que aportar de forma proporcional los 27 países de la UE. Pero lo más importante es que esos fondos tienen un efecto multiplicador por lo que el resultado final sería una capacidad de inversión de 60.000 millones.
La función de esta entidad es financiar proyectos de inversión en infraestructuras o medio ambiente, entre otros. Y, según Barroso, puede favorecer la creación de empleo en las pymes.
Sin embargo, un reciente informe de Nomura asegura que estas inyecciones sólo tendrán efecto a medio plazo. Pero, al mismo tiempo, opina que "estas medidas podrían ayudar a suavizar la resistencia cada vez mayor en algunos países de la eurozona a la austeridad y las reformas estructurales". Es decir, Bruselas podría estar buscando calmar las tensiones provocadas en muchos países por los recortes con esta apuesta por un gasto productivo. Hay que recordar que los resultados electorales tanto en Francia como en Grecia se han interpretado como un rechazo de la ciudadanía a las políticas de austeridad.
Bonos para proyectos
Por otro lado, Bruselas planea garantizar bonos para proyectos a fin de respaldar inversiones estratégicas en redes de transportes, energía, internet y telecomunicaciones. Concretamente, se utilizarían 230 millones de euros del presupuesto de la UE para movilizar inversiones privadas, por valor de unos 4.500 millones de euros.
Con estos bonos, Bruselas pretende paliar en parte la caída de la inversión pública y privada que se ha producido en los últimos años ante la necesidad de ajustar las cuentas y la escasez de crédito.
La idea es que la UE, a través de una garantía a bonos para proyectos, puede calmar el temor de los grandes inversores —fondos de pensiones, aseguradoras, etc— a comprar estos instrumentos.
Eso sí, según se explica desde la Comisión, "el aval europeo únicamente se concederá a proyectos acordes con Europa 2020, la estrategia de la UE para potenciar el crecimiento económico y el empleo".
Además, la Comisión compartirá los riesgos con el BEI, quien se encargará de estudiar los proyectos y fijar el precio de las garantías o préstamos. Los proyectos tendrán que ser viables económica y técnicamente, además de ofrecer posibilidades de ingresos fuertes y estables.
A continuación, serían empresas privadas quienes ofrecieran los bonos a los inversores, y no la UE o el BEI.
Ambas herramientas podrían estar disponibles a partir de junio
Estas fórmula de inversión no son nuevas y llevan meses madurando en la zona euro. Pero, según ha anunciado, Barroso tanto la ampliación de los fondos del BEI como los 'fondos proyecto' se aprobarán por fin en el Consejo Europeo que se celebrará a finales de junio.
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