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¿Será el franco suizo una alternativa frente al dólar americano?

Desde que el dólar norteamericano comenzó a debilitarse, tanto en su cotización frente a otras divisas como en su atributo de seguridad, muchos ahorristas e inversores comenzaron a preguntarse que moneda alternativa existirían para depositar su confianza.
Y, dentro del universo acotado de posibilidades, el franco suizo logró reunir una cantidad considerable de adeptos.

Por lo tanto, para quienes estuvieran considerando dicho curso de acción, convendría tener en cuenta algunos aspectos sobre el particular.

Una mirada de corto plazo.

La moneda helvética ya trajo un largo camino de apreciación frente al dólar estadounidense durante el último año.
De esa manera, mientras en setiembre del año 2010 la cotización USD/CHF se ubicó en aproximadamente 1,05, la actual paridad es de 0,75.
Para decirlo en otras palabras si una persona once meses atrás concurrió a un banco a cambiar su dinero recibió por cada dólar la cantidad de 1,05 unidades de moneda suiza, pero hoy la misma transacción le reportaría solamente setenta y cinco centavos de esta última divisa.

Porque el franco se encareció cerca del 30% respecto del dólar. Y, si bien es imposible asegurar cual será la evolución futura de esa relación cambiaria, existe consenso para afirmar que el franco está hoy lejos de ser una moneda “barata”.
Y una situación parecida ocurre en relación al euro ya que, últimamente, el Chf se encareció 39% frente al signo monetario de la Unión Europea.
Por lo tanto el inversor que sueña con “comprar hoy y vender mañana” se encuentra con un producto cuya cotización se elevó considerablemente en el último tiempo, entonces entraría a un precio “caro” y vería limitadas las expectativas de recibir jugosas ganancias en lo inmediato.

Además, conviene decirlo, las autoridades económicas suizas se encuentran abocadas a poner límite a la revalorización descrita y, a tal fin, hasta considerarían la- aun remota- posibilidad de “pegar” la evolución del precio de su signo monetario a la de la moneda euro.

Por supuesto eso implicaría para los suizos romper con una tradición de su independencia histórica y ceder a las decisiones del BCE parte del control de su política cambiaria nacional.

Sin embargo , y aunque sería difícil que se llegue tan lejos como resignar soberanía, algo va a suceder para contener al “súper franco” cuyo alza ya impactó con fuerza en el aumento de los precios internos del pequeño país europeo.

Por ese motivo se encarece el costo de los salarios en una economía cuyo PBI se conforma en un 73% de servicios, y en la cual actualmente se debe pagar para cenar en un restaurante de calidad intermedia de Ginebra el equivalente a 43 euros por persona.

Y quienes optaren por un, mas modesto, Big Mac pagarían por el un 120% más que en Nueva York o 100% más que en Buenos Aires.

Por todo lo expuesto sería de esperar que el crecimiento de la cotización del franco frente a otras monedas se frene o, más aún, sufra un resbalón.

Un cambio oportuno

A los ahorristas e inversores que miren el largo plazo también les convendría analizar una mudanza en su portafolio de inversiones (o colchón, según sea el caso) y que, por lo tanto, al menos el 35% de los ahorros se encuentren en otra moneda distinta del dólar.

¿Serviría el franco suizo a estos efectos? ¿Sería esta la divisa que reemplazaría al dólar de EEUU?

Para responder a estos interrogantes sería útil recordar que en la última crisis del dólar los grandes inversores para proteger su dinero compraron en gran medida… ¡más bonos en dólares¡
Así que, por el momento, no parece que existiera un aspirante sólido para disputar el cetro que hoy ostenta el billete verde.

Por otra parte quien destrone al “greenback” deberá reunir algunas condiciones:
• Contar con volúmenes de emisión de moneda, respaldados por el tamaño de su economía, en cantidad suficiente como para que puedan obtenerla todas las personas que la deseen, y convertirse así en medio de pago para bienes y servicios como en herramienta de atesoramiento.
• Contar con un mercado de capitales suficientemente amplio y organizado para albergar las transacciones financieras internacionales en condiciones de accesibilidad y liquidez razonables.

Digamos entonces que, mientras EEUU representa el 25% del PBI del mundo, Suiza alcanza apenas al 5% de la producción americana.
Y que las reservas monetarias globales están conformadas en un 60% por la moneda de EEUU mientras que la participación del franco en las arcas de los bancos centrales del mundo apenas supera el 0,3% del total.

Por lo tanto la economía suiza y su moneda el Chf carecen de envergadura suficiente como para ungirse en líderes monetarios.
Así que, por el momento, convendrá moverse con cautela y considerar entre las alternativas de inversión aquellas monedas de países con buenos fundamentos económicos, reservas de recursos naturales y cuentas fiscales saludables.


por Gabriel HOLAND