40º Convención del IAEF en San Carlos de Bariloche




Bajo la propuesta “Argentina: La necesidad de consensos de largo plazo”, se está realizando la segunda jornada de la 40º Convención del INSTITUTO ARGENTINO DE EJECUTIVOS DE FINANZAS (IAEF), en el Hotel Llao Llao de San Carlos de Bariloche.

Panel: Economía 2020. Los desafíos del próximo gobierno - Daniel Artana, economista jefe de FIEL; Carlos Melconián, director de Macroview.


Para la deuda corta lo que se hizo es prorrogar vencimientos “de prepo”: a eso se lo llamó “reperfilamiento”. La economía va a tener un financiamiento externo escaso. Con esta caída adicional de la actividad estamos caminando hacia un superávit modesto. Las reservas del BCRA van a ser escasas. No hay mucho espacio para el crecimiento del consumo: para expandir la demanda agregada necesitamos que alguien ponga la plata. Necesitamos un tipo de cambio real alto. Si queremos mejorar los salarios en dólares nos pegaríamos un tiro en el pie cuando la economía empiece a recuperarse. Hoy tenemos un gran corralón en el que atrapados pesos. Hemos estado asistiendo a una caída en la demanda real de dinero: no un colapso, como durante la hiperinflación. Hay que ser muy cuidadoso con este tema, con una inflación del 55%: el salto hacia una hiper es muy chico. El riesgo de una aceleración inflacionaria es importante. No podemos equivocarnos en el programa monetario. La situación hoy es más frágil que hace pocas semanas.
Cuando se puso el cepo en 2011 Argentina tenía 35 mil millones de reservas netas. Cuando Cristina terminó su mandato no había más reservas netas en el Banco Central. El gobierno contaba antes de las PASO con 9 mil millones de dólares que hoy no están. Supongamos que el Banco Central baja la tasa de las leliq a la mitad: se genera un mundo de crédito escaso, con tasas de interés más bajas.

¿Vamos a privilegiar que toda la carne sea “asado barato” para los argentinos? Si queremos resolver todo con retenciones sin bajar el gasto entramos en un problema. Si resolvemos la deuda rápidamente podemos conseguir de nuevo financiamiento para los vencimientos que vengan. Ojalá hagamos la reestructuración “a la uruguaya”. Pero no es sencillo. Sin superávit primario no hay chance. Nunca hay sustituto para un programa monetario y fiscal que cierre.

La nuestra es una economía que durante años ha invertido y ahorrado poco.

Hay tres escenarios. Alguna vez nos daremos cuenta de que hacer política económica es muy buena. Un escenario poco probable es que Alberto haga las reformas que Macri no pudo. Otro es que se deje llevar por los cantos de sirena populistas. Es muy importante saber quién va a ocuparse de la política económica. Hay algún espacio para cierto optimismo. Pero necesitamos un diagnostico realista.

Después de la reestructuración de la deuda tenés que terminar con superávit fiscal -dijo Melconián.

Hoy estamos en menos 1. Va a haber quita de la deuda, de otro modo es imposible. La salida argentina exige ver qué se hace con la inflación, la dolarización de portafolios, el Banco Central quebrado. Hubo 57 millones de asistencia sin que hubiera reforma estructural. Si con plata grande no hubo reforma, sin plata grande… ¿cómo es la reforma? Ni irlandesa, ni portuguesa. ¿Cómo arranca el 10 de diciembre de 2019?

Gabinete, vice presidenta, política exterior… los resultados económicos son los determinantes. El acuerdo con el FMI y el programa económico: ¿hay o no nuevo acuerdo, plata fresca? El FMI prestó trece veces la cuota. ¿Qué programa económico compatibiliza con la heterodoxia por venir? Si hay plata te piden reformas laboral y previsional. Se ha complicado arreglar la deuda y arreglar con el Fondo simultáneamente.

Si no hay quita en la deuda no hay ajuste interno posible -enfatizó Melconián. Se trata de encontrar una solución, no hacer algo “para durar”. No hay chance para reencauzar la situación fiscal si no volvemos al promedio histórico que tuvo hasta el 2003. Macri quedó a mitad de camino.

No conozco un solo caso de países que hayan repudiado la deuda y les haya ido bien -advirtió Artana. Necesitamos un programa fiscal con alguna lógica y alguna posibilidad de ser implementado. Aún sin pagar la deuda no pueden cumplirse promesas como “poner plata en los bolsillos de la gente”. No tenemos más una soja a 100 dólares la tonelada. Desde 2011 han caído las exportaciones. Hay un montón de gasto público que está de más. No podemos seguir dando vueltas sobre lo que “políticamente viable”. Esto no se resuelve con planillas de Excel. Queremos aplicar al colectivo lo que nunca haríamos en nuestra casa. El peor ejemplo es Grecia, que intentó patear la pelota afuera. Españoles y portugueses hoy están recuperándose.

Todas las elecciones argentinas se han fundado en falsas promesas. Lo que se dice en la campaña no es lo que se va a hacer. Pero hay que tener un diagnóstico correcto -alertó Melconián. Sin demanda de dinero es inasible un programa económico.