Para el niño
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Al amamantar se produce un vínculo afectivo que
influye favorablemente en el desarrollo psicosocial y emocional del niño y de
la madre. Hay estudios que muestran que los bebés prematuros tienen mejor evolución
si son amamantados.
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La leche humana tiene siempre las proporciones
correctas de calorías, grasa, carbohidratos, proteínas y demás nutrientes. Su
composición nutricional va variando de acuerdo a las necesidades del niño.
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Los anticuerpos de la leche materna pasan al bebé
durante la lactancia, lo cual es fundamental para desarrollar su sistema
inmune. Un bebé amamantado está más protegido contra infecciones ambientales.
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Las investigaciones demuestran que la lactancia
materna también ayuda a proteger al bebé frente a las alergias.
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Protege de enfermedades futuras: asma, obesidad,
diabetes, colitis ulcerosa, Crohn, arterioesclerosis e infarto de miocardio.
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La leche materna favorece la eliminación más rápida
del meconio (sustancia pegajosa color verde oscuro) que recubre el intestino
del bebé durante la gestación y debe ser eliminado luego de nacer.
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Los bebés que toman pecho padecen menos
estreñimiento.
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Los bebés alimentados al pecho tienen menos caries
y deformaciones dentales.
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La leche materna es de fácil digestión y se asimila
más rápido.
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La leche materna no produce desechos y es un
recurso renovable.
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Dar de mamar es fácil, la leche está siempre lista,
a la temperatura justa y es segura.
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No existen los errores en la dosificación ni
preparación de las tomas.
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No se contamina porque no hay manipulación de la
misma.
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Dar el pecho ahorra tiempo. La madre no necesita
comprar, medir y preparar la leche artificial, y no hay que calentar biberones
en mitad de la noche.
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La lactancia tiene un efecto tranquilizador natural
para los bebés, especialmente cuando ellos están cansados.
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Cuando el niño toma leche de su madre, produce una
hormona llamada endorfina, la cual es calmante de cualquier dolor. Además el
bebé experimenta una enorme seguridad al ser sostenido y abrazado por su madre.
Para la madre
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Favorece la recuperación de la madre en el
postparto.
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Le ayuda a recuperar su figura más rápidamente. El
proceso de amamantamiento requiere más calorías y le será más fácil perder los
kilos ganados durante el embarazo.
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Le proporciona más tiempo para dormir y descansar
porque no tiene que preparar mamaderas y el bebé que no debe esperar llorando
su mamadera.
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Al succionar, el niño hace que la madre produzca
ciertas hormonas las cuales hacen que el útero se contraiga. Esto controla la
hemorragia después del parto, haciendo que el útero se achique.
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Posteriormente se ha visto que las madres que dan
leche a sus hijos recuperan el tamaño del útero pre- embarazo, más rápidamente.
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Protege a las madres de tener anemia ya que mientras
dure la lactancia exclusiva, generalmente no se produce la menstruación.
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Si la lactancia materna es exclusiva generalmente
ayuda a espaciar los embarazos.
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Para una madre, la lactancia es un factor que aumenta
la autoestima.
(Fuente: La Serenísima - http://www.lecheynutricion.com.ar/)